A nivel mundial, el 33% de las personas que participan en el campo de la investigación científica está constituido por mujeres, aunque representan del 44% al 55 % de los grados universitario
La perseverancia para vencer estereotipos y otros prejuicios patriarcales en el campo de la ciencia es fundamental para que las mujeres rompan las barreras de desigualdad de género imperantes en ese campo de actividad profesional de persistente predominio masculino.
La maternidad constituye uno de los principales puntos de inequidad, en esa como en otras áreas de actividad, lo que incide en la baja proporción de científicas, a nivel mundial.
La investigadora universitaria mexicana María Esperanza Martínez considera, al abordar la situación, que la armonización de ambos componentes -el materno y el profesional- se constituye en una dificultad que dificulta -o impide- mayor presencia femenina en ese campo.
De acuerdo con algunos de los datos más recientes de las Organización de las naciones Unidas para la educación, la Ciencia y la cultura (Unesco), a nivel mundial, apenas 33 por ciento de las personas quienes participan en el campo de la investigación científica está constituido por mujeres, no obstante el hecho de que representan de 44 a 55 por ciento de quienes poseen algún nivel de grado universitario, según la misma fuente.
Citada recientemente por Noticias ONU -la agencia informativa de Naciones Unidas, al analizar ese cuadro de situación, la profesional aseguró que tal desproporción “no se debe a capacidades sino al género, ya que una mujer, además de darlo todo, para lograr un crecimiento profesional, al mismo tiempo, llega a ser mamá”.
Por lo tanto, “debemos ser tercas”, agregó, para expresar, a manera de exhortación, que, “si esto me gusta, hay que buscar por dónde más puedo lograrlo, siempre”.
Al respecto, relató lo ocurrido en el marco de un debate, en el cual participó, sobre el tema “La mujer en la ciencia”, diálogo del cual no proporcionó otros detalles.
Cuando “le preguntaron, a una compañera brasileña, qué es lo más difícil de ser científica, ella respondió: ‘no se me ha hecho difícil ser científica, se me ha hecho difícil ser mamá’” dijo Martínez, quien es investigadora y jefa del Programa de Ecología Genómica del Centro de ciencias Genómicas, de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
La genómica es un área de estudio científico especializado en la función, la estructura, la evolución de un genoma, que, a su vez, constituye el conjunto de los componentes del ácido desoxirribonucleico (Adn) -que determina la constitución genética de los organismos vivos, y la transmisión hereditaria de rasgos-.
“Entonces, es evidente que la carga biológica que tenemos, como mujeres, es una carga que no tienen los hombres”, reflexionó, para agregar que, “sí, he visto a mis alumnas, que empiezan a tener hijos, que dejan el doctorado, o lo retrasan”.
“Y es que, cuando contratan, en los laboratorios, pues se dan cuenta que ellas tienen menos actividades o menos artículos publicados, y no las contratan”, precisó.
Como ilustración de su planteamiento, Martínez mencionó el caso del centro científico de la Unam en el cual se desempeña profesionalmente.
“Yo estaba reflexionando sobre lo que nos pasó en nuestro Centro de Investigación, porque somos seis mujeres -de 27 investigadores-, no somos ni la tercera parte”, dijo.
“Y en la Unam (en términos institucionales generales) (…) se ve lo mismo: la Unam tiene muchos más hombres, en puestos directivos”, señaló, a manera de denuncia.
Además de preguntarse “en dónde perdemos la carrera”, Martínez aseguró que “no encuentro la explicación de cómo llegamos a ese desequilibrio”.
Al respecto, en el mensaje conjunto que emitieron, en 2021, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, dos altas funcionarias de Naciones Unidas bordaron el tema específico de la desigualdad de género en la ciencia.
Es necesario, por la vía de la educación, eliminar los estereotipos de género, para lograr mayor participación femenina en este campo, aseguraron, en el texto de ocho párrafos, la francesa Audrey Azoulay, y la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Azoulay -ex ministra de Cultura (2016-2017) de Francia-, es la directora general de la Unesco, mientras que Mlambo Ngcuka -ex vicepresidenta (2005-2008) de Sudáfrica-, era entonces (2013-2021) subsecretaria general de las Naciones Unidas, y directora ejecutiva de la Entidad de las naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).
“Con demasiada frecuencia, las mujeres se encargan de la educación en el hogar, del cuidado de los ancianos y de otras tareas derivadas de la obligación de permanecer en el hogar, a expensas de su propio empleo”, escribieron.
“Necesitamos la ciencia, y la ciencia necesita a las mujeres”, reflexionaron, para puntualizar que “no se trata solo de asumir un compromiso con la igualdad de derechos, sino también de hacer que la ciencia sea más abierta, diversa y eficiente”.
Foto: Mikhail Nilov