Para muchas mujeres la idea de ser madre, tener un esposo y formar una familia les enloquece, pero que pasa cuando por alguna razón esto no sucede.

Carmen es una mujer de 38 años, no se ha casado ni ha tenido hijos, a su edad considera que ya la está “dejando el tren” y empieza a ver sus sueños frustrados de formar una familia.

Como ella existen muchas mujeres que por diferentes razones no han tenido la oportunidad de ser madres o esposas; en el caso de nuestra entrevistada,  ha salido con varios hombres pero ninguno ha sido congruente con ella en su forma de pensar y ver la vida.

“Al principio iba con calma, trataba de conocer a la persona con quien salía antes de aventurarme e ilusionarme, pero ahora sé que ya me queda poco tiempo para eso, si no es que ya lo perdí”, comentó esta mujer con preocupación en su rostro.

Dedicada siempre a sus padres y hermanos menores (que incluso ya se casaron), Carmen ha pasado su vida, sin querer culpar a nadie ella considera que ha sido porque no le ha llegado su príncipe azul y no quiere buscar en cualquiera a alguien solo para tener hijos.

La soledad

La psicóloga Aileen Gutiérrez considera que existe un tiempo perfecto para todo, “muchas veces nos desesperamos y creemos o asumimos que ya deberíamos estar viviendo o teniendo algo que anhelamos, sin tan siquiera preguntarnos si eso sería bueno para nosotros” dijo la profesional, refiriéndose al hecho de estar sin pareja y vivir sola  no siempre es negativo.

“La soledad es la capacidad de estar con uno mismo, eso es maravilloso”, explicó la Licenciada, “lo que pasa es que históricamente a la soledad siempre se le ha dado mala fama”.

En estos casos como los de Carmen, se recomienda integrarse a diferentes grupos sociales que le brinden interacción con otras personas y distracciones para que la persona comprenda que no solamente el estar con una pareja la hará sentirse parte de la sociedad, dijo Aileen.

Muchas mujeres manifiestan temor a la soledad y en ocasiones se relacionan con alguien donde no se sienten plenas solo para no estar sin pareja. Para Gutiérrez  nada justifica entablar una relación con la persona equivocada solo porque la soledad resulta demasiado dolorosa, ya que en muchos casos en este tipo relación surgen numerosas situaciones de violencia doméstica y manipulación.

¿Esposo e hijos para ser felices?

En muchos casos el hecho de que las  mujeres crean que necesitan una familia (matrimonio- hijos) para lograr su felicidad, sucede por los prejuicios sociales, ya que estamos acostumbrados a escuchar y creer que lo natural del curso de la vida es crecer, madurar, tener una pareja, hijos y así formar una familia, por lo que  quedar solo es sinónimo de fracaso.

“Estas mujeres deben volver su mirada hacia ellas mismas y darse cuenta de su superación y crecimiento personal y profesional les brindará opciones satisfactorias que aportarán a su felicidad. Además, deben sentirse capaces de lograr todo lo que se propongan como ser educadas, emprendedoras, independientes, profesionales, fuertes, autosuficientes, con derecho de luchar por sus propios deseos, aspiraciones, sueños y anhelos y sobre todo a sentirse libres y poderosas”, finalizó la Psicóloga.

Mejor sola, que mal acompañada

Un caso contrario al de Carmen, es Lucy de 35 años, quien decidió tener una vida sin pareja. “Soy libre y feliz así, logré sacar dos carreras y vivo nada más que para mí, al principio me quise confundir, cierto, por la sociedad, lo reconozco, pero la verdad es que miré mi interior y hoy  estoy más que clara que no me desvela estar acompañada”.

El refrán de “mejor sola, que mal acompañada”, lo viven muchas mujeres que no encontraron la pareja adecuada y no por ello se sienten solas. “La felicidad va más allá de tener un marido e hijos. Yo no tengo pareja, pero sí tengo familia que es mi mamá, papá, hermanos, cinco hermosos sobrinos y un gato (Mauricio) a quien amo y cuido”, dice Julia, de 39 años,  con una espléndida sonrisa que ilumina su rostro.

Julia comenta que tuvo unos tres novios y varios “amiguillos con derechos”, pero que con ninguno se proyectó como esposa, porque a pesar de enamorarse profundamente de uno de ellos, observó comportamientos inaceptables para ella.

Acercándose a los 40 años de edad Julia afirma “ya ni pienso tener hijos, tampoco descarto encontrar a un buen hombre en mi vida, pero si no aparece, no voy a tirarme por un precipicio o ser una amargada porque no nací pegada a nadie. Nací libre y tengo el poder de elegir. Casarme nunca fue una meta, ser feliz sí lo es. A mí no me dejó el tren, yo decidí no subir.”

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