Melisenda I de Jerusalén, reina de Jerusalén de 1131 a 1153, murió el 11 de septiembre de 1161.

Contó con el apoyo de la Iglesia a lo largo de toda su vida. En 1138 fundó el gran convento de San Lázaro en Betania. También concedió grandes riquezas al Santo Sepulcro, Nuestra Señora de Josafat, el Templum Domini, la orden del Hospital, el hospital de San Lázaro y a los premostratenses de San Samuel. Melisenda reinó en forma victoriosa, concediendo títulos, feudos, cargos, favores y perdones, en una época en donde rara vez una monarca ejercía su poder.