
La historia reciente nos ha demostrado que cuando una mujer confiesa el abuso sexual, se convierte en la pieza de dominó que empuja a otras a confesar la verdad, produciendo un efecto de liberación en cada una de ellas.
Las recientes acusaciones de abuso sexual al ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias Sánchez, ha desencadenado en menos de 24 horas dos testimonios adicionales de mujeres que afirman haber sido víctimas de agresión sexual por parte del ex mandatario.
Como de costumbre –y penosamente– surge el cuestionamiento del por qué han esperado estas mujeres tantos años en hablar. Si bien es cierto que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario, hay un hecho contundente: tres mujeres que no son familiares, que no han trabajado juntas y que hasta el momento no guardan ningún tipo de vínculo, hablan del mismo hombre y aluden su comportamiento impropio, abusivo, agresivo y temerario.
¿Por qué no lo dijeron antes?
Un estudio realizado en el 2016 por Josep M. Tamarit, catedrático de derecho penal de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), sostiene que menos de un 10% de las víctimas de abusos denuncian los hechos por varias razones, como evitar la estigmatización inherente a la condición de víctimas, la represión del recuerdo y la experiencia negativa en revelaciones anteriores durante la infancia y por no sentirse emocionalmente preparada por el sentimiento de culpa y vergüenza que el abuso acarrea. A esto se añade y destaca la experiencia negativa y traumática que para muchas víctimas representa su contacto con los diversos operadores del Sistema de Judicial Penal.
Sin embargo, y a pesar de los profundos prejuicios que surgen y enfrentan las mujeres que confiesan el abuso sexual, la historia reciente nos ha demostrado que cuando una mujer esconde esta terrible vivencia y posteriormente lo confiesa, se convierte en la pieza de dominó que empuja a las otras a confesar la verdad y produce un efecto de liberación.
Las declaraciones de estas tres mujeres probablemente desaten el “Me Too” (Yo también) en Costa Rica, frase utilizada durante mucho tiempo por la activista social Tarana Burke, que fue popularizada por la actriz Alyssa Milano, cuando animó a las mujeres a tuitear sus experiencias de abuso sexual para rechazar comportamiento discriminatorio y evidenciar lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado, que aproximadamente una de cada tres mujeres en el mundo ha sido víctima de violencia sexual y/o física por parte de su pareja o por algún tercero… y lo calla.