Por las razones que sean, cuando los padres biológicos no están, el amor incondicional de los abuelos se convierte en el rol paterno que rompe con todo modelo tradicional de familia.
“Cuando yo tenía 12 años mi abuelo me estaba enseñando a manejar, en una de esas terminé metido en un cañal, yo juré que se iba a enojar porque él cuidaba el carro más que a nadie, pero al final saco el carro y me lo volvió a dar diciéndome que lo intentara pero con más cuidado”, recordó Jean Carlo Artavia, de 26 años quien fue criado por su abuelo.
Por las razones que sean, cuando los padres biológicos no están, el amor incondicional de los abuelos se convierte en el rol paterno que rompe con todo modelo tradicional de familia.
Se menciona también, que el papel de los abuelos ha cambiado a medida que la esperanza y calidad de vida aumenta, lo que nos hace contar con abuelos más saludables y activos.
Para el año 1985 las familias tradicionales compuestas de mamá, papá e hijos eran mayoría con un 51%, sin embargo, para el CENSO del 2011 este número se redujo a un 41%; en otras palabras 3 de cada 5 familias rompen el molde de lo común. Entre este porcentaje una parte está compuesta por un núcleo de abuelos y nietos.
Cuando es el abuelo el que toma la responsabilidad de criarlos, ya no solo tienen la tarea de transmitir esas historias divertidas del pasado, sino que además debe crear un vínculo de afecto y confianza, que posibilite la trasmisión de enseñanzas y valores, escuchando de la voz de estos, sus sueños, inquietudes y preocupaciones.
Artavia rescata, que a diferencia de sus padres con los que también vivió al principio de su vida, se distinguen por la paciencia aplicada a la hora de la educación “la forma de enseñar es como con «chineos», aunque no por ello dejan de ser estrictos”.
Esta virtud y la sabiduría que caracteriza a estos miembros de la familia, les da la experiencia para ser cómplices en las locuras de los niños, pero a la vez con ejemplo y dedicación; los abuelos tienen la ventaja que también se convierten en amigos y padres, todo al mismo tiempo.
Los abuelitos que crían, tienen una pequeña ventaja sobre los padres, ya tienen la experiencia, la libertad y la tranquilidad de tomar mejorar decisiones sin la presión social y el miedo a equivocarse como padres, según palabras de Andrea Vega, Licenciada en Psicóloga.
Cynthia Rodríguez, hija de una madre soltera siempre quedó bajo al cuido de sus abuelos, pues su mamá tenía que trabajar, ella nos comentó que el abuelito la fue criando a su manera y con otra mentalidad a la de su madre “siempre fui la chineada porque cuando mami me llamaba la atención él intercedía por mí”.
Los nietos resultan ser acompañantes de un valor incalculable que permiten a los abuelos seguir sintiéndose activos y útiles. Para los nietos por su parte, la figura del abuelo representa la unidad familiar y ello les hace sentirse seguros y consecuentemente, estables emocionalmente.
Todo aquel que tuvo abuelos presentes mientras crecían, guarda recuerdos hermosos de ese apoyo incondicional, desde las vacaciones con ellos, sus regalos y el tiempo compartido dejan huellas imborrables en los nietos y por ello es de admirar lo afortunados que son aquellos que tuvieron abuelos involucrados en su crianza, pues contaron con una fuente de amor adicional en sus vidas.
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