Si pensamos que poco a poco las mujeres conquisten el ascenso, según el ritmo de la sociedad, se estima que podrían pasar unos 70 años en el alcance de la paridad vertical y la igualdad en salarios.

Dos tercios de los lectores del periódico La República no están de acuerdo con que las mujeres ocupen la mitad de los puestos del poder Ejecutivo, según un sondeo publicado hace unos días en ese medio.

No entraré a cuestionar la cantidad y perfil de la muestra, porque lo que se desprende de este sondeo es una realidad incuestionable. La sociedad, -entiéndase hombres y mujeres-, siguen racionalizando la igualdad de género como un proceso que debe “ganarse” y cualquier acción que denote un ápice de beneficio o privilegio hacia las féminas, es considerado una competencia socialmente desleal y no una acción afirmativa.

La publicación de este sondeo se da en paralelo a la noticia de que Juno entró en órbita de Júpiter, el planeta más grande de nuestro sistema solar. Reflexiono; y me pregunto, ¿La inteligencia del homo sapiens fue capaz de crear una nave no tripulada, que llegó a 2.575 kilómetros de las nubes superiores de este planeta, para proporcionarle a la comunidad científica imágenes con una resolución jamás vista, pero somos incapaces de comprender que la mujer pueda ocupar la mitad de los puestos del poder ejecutivo en un país llamado Costa Rica?

La respuesta es “el mérito”. Los astronautas, científicos, ingenieros espaciales y técnicos de la NASA con sus méritos han logrado que Juno orbite a unos 5.000 kilómetros de la superficie de Júpiter, alimentado por paneles solares que permitirá estar diez veces más cerca que cualquiera de las nueve sondas que lo visitaron antes. Mientras que las mujeres deben por “mérito” llegar a ocupar cualquier puesto que deseen, indistintamente de que sea en el gobierno o el sector privado. Cierto. Entonces, como lo que es bueno para el ganso, es bueno para la gansa: ¿Acaso los honorables miembros del poder ejecutivo, la mayoría hombres, por mérito propio, son los idóneos para ayudar al Presidente a dirigir los destinos de nuestro país?

Si en Costa Rica las mujeres tienen en promedio más educación que los hombres, dominan más idiomas que los hombres y son el cincuenta por ciento de la población costarricense, ¿no tienen todavía las características para que pensemos que puedan ocupar por sus propios méritos el 50% de los puestos del poder ejecutivo, de las juntas directivas y de la gerencia de las empresas?

Los resultados de este sondeo me decepcionan, porque a diferencia de otros países en el mundo, Costa Rica ha estado en la delantera en temas de derechos humanos y de equidad de género, y esta posición, abrumadoramente en contra de una acción de justicia social, evidencia lo difícil que es modificar el consiente e inconsciente colectivo.  Aun cuando 30, de los 71 puestos (43%) son ocupados por mujeres en el actual Gabinete del Presidente Solís, todavía existe resistencia a pensar que se puede llegar a un 50%.

Si pensamos que poco a poco las mujeres conquisten el ascenso, según el ritmo de la sociedad, se estima que podrían pasar unos 70 años en el alcance de la paridad vertical y la igualdad en salarios. Entonces, ¿por qué ser egoístas y no brindarle mayores oportunidades, para que puedan lograrlo en menos tiempo y beneficiar al gobierno y a la sociedad en general de un liderazgo que se destaca por la intuición asertiva, trabajo en equipo, más incluyente, alta productividad?

Ciertamente los resultados de este sondeo nos demuestran que mientras Juno orbita en Júpiter, la mujer sigue discriminada en la tierra.