La actividad política implica participación, de modo que las mujeres –con su capacidad de establecer comunicación, escuchar, lograr acuerdos– son actoras imprescindibles en ese campo de la acción pública.

Convencida de ello, la ministra de la Condición de la Mujer, Patricia Mora, plantea que es inconcebible que esa mitad de la población de Costa Rica –y del mundo- sea impedida, por la otra mitad, de participar plenamente en esa actividad.

Esa es, apenas, una entre diversas manifestaciones de violencia de género, y se enmarca, como las demás, en la construcción patriarcal de sociedades desiguales, de acuerdo con lo reflexionado por Mora, en diálogo con Petra.

Un instrumento clave para hacer frente a la inequidad en política –y tratar de erradicarla- es la paridad efectiva, un objetivo por el cual se lucha, en el país centroamericano, aseguró.

“Yo estoy convencida de que no hay –quizás, no podría haber- un proyecto político digno, exitoso, sin la participación activa, y paritaria, de las mujeres”, subrayó Mora, una dirigente política y ex parlamentaria costarricense.

“Creo que el proceso de socialización –en el que nos hacemos, en el que aprendemos a ser mujeres- nos obliga, a través del tiempo, a tener mayores habilidades para conseguir acuerdos, para conseguir lazos de negociación, de comunicación, somos muchísimo más conscientes de que necesitamos consejo, de que necesitamos escuchar a las otras -y a los otros-, para tomar decisiones”, señaló.

“Y, todos esos, son enormes atributos, a la hora de hacer política, y la política es una acción colectiva, o no es”, porque “una acción en solitario, es la de un dictador, o la de un megalómano, ahí, rarísimo”, expresó.

La ministra, una defensora de los derechos de las mujeres, señaló que la lucha por el poder, que es inherente a la actividad política, ha sido, tradicionalmente, un feudo masculino, un territorio en el cual la pelea ha tenido, como únicos contendores, a varones.

Pero, fruto de la tenaz decisión de hacer frente a prejuicios y otros obstáculos –tomada, generaciones atrás, por visionarias vanguardistas-, la presencia femenina se abre espacio en el escenario público.

“Hay una lucha por el poder, y el ingreso de las mujeres, pues les quita espacios de privilegio a los hombres, porque, hasta hace poco, se peleaban el poder sólo entre varones, y hoy, cada día más, las mujeres entramos a disputarles esos lugares, y, entonces, esto hace que los indicadores de violencia sean muy grandes”, señaló Mora, en cuya opinión, tal contexto es el marco para desarrollar la lucha por la paridad.

En ese sentido, el Inamu y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Inamu), han emprendido una campaña que, en el marco de las elecciones municipales a llevarse a cabo en febrero del año próximo en Costa Rica, apunta a visibilizar -y empezar a cerrar- la brecha de género que impide la plena participación, de las mujeres, en política.

Denominada “La igualdad abre caminos”, la iniciativa consiste en una serie de cuatro videos que, respectivamente, dan a conocer los derechos políticos de las mujeres, el significado de la paridad en materia de cargos de elección, los beneficios de la autonomía política de las mujeres, el combate a la violencia política en el proceso hacia esos comicios.

Una de las alarmas que, más notoriamente, está sonando en ese campo, es la generada por el hecho de que, resultado de la más reciente votación municipal –llevada a cabo en 2016-, apenas 12 de las 81 alcaldías en juego entonces están encabezadas por mujeres.

A eso, se suma lo que Mora considera como un motivo de particular preocupación, y que radica en el hecho de que las vicealcaldías –en general, ocupadas por mujeres- no cuentan con funciones específicas asignadas.

De modo que las vicealcaldesas, mayoritariamente, “sirven el café, otras, contestan el teléfono, muchas de ellas, no tienen oficina, no tienen un metro cuadrado, dentro de la municipalidad”, denunció.

Ante esa situación, el Inamu,  trabaja, con varios partidos políticos –específicamente, sus respectivos comités encargados de temas de género-, en la elaboración de un proyecto de ley que modifique al actual Código Municipal, para que se establezca las funciones que deben cumplir quienes estén al frente de las vicealcaldías.

El esfuerzo por lograr la paridad de género en materia de participación en política, “significa tomar medidas para que las mujeres tengamos acceso a los recursos que financian las campañas, que tengamos acceso a la información, que se adecúen, de alguna manera, hasta los horarios”.

La desigualdad se enmarca en la inequidad que caracteriza a la división sexual del trabajo, otra variante de agresión de género, en cuyo combate debe involucrarse, además de las mujeres en particular, la sociedad en general, lo que constituye otro eje de trabajo del Inamu, y que tiene incidencia directa en el tema de la paridad política.

“Mientras nosotras –y nosotros, como sociedad- no aseguremos que todos esos trabajos de cuidados, y de trabajo doméstico no remunerado, sean compartidos no sólo con la figura masculina sino, también, pidiéndole, exigiéndole, al Estado, su colaboración –con redes de cuidado, con licencias de paternidad, etcétera-, mientras eso no se consiga, las mujeres no podemos ingresar, en igualdad de condiciones, al espacio público”, reflexionó Mora.

Ello implica el involucramiento masculino en esas| responsabilidades, aseguró.

“Sabemos que mientras nosotros no consigamos que los varones ingresen al mundo privado, y se hagan cargo de sus responsabilidades –lo mismo el Estado, con sus políticas-, mientras eso no suceda, no podremos ver una migración, de mujeres, hacia los espacios públicos, que son los espacios importantes”, precisó.

“Porque, en una división sexual del trabajo, lo que ha sucedido es que, a las mujeres, se nos han asignado los roles de puertas adentro –es decir, los roles propios de la reproducción de la vida, del cuido de la familia, y del cuido en general (…)- y, los hombres, les han tocado los cuidados, digamos, de la civilización, de lo importante, de lo público”, explicó.

Pero “mientras esto no se revierta, y podamos compartir, en pie de igualdad, la sociedad tendrá una deuda con las mujeres, una deuda histórica que determina, también, las otras manifestaciones de violencia”, advirtió.