Critica a un grupo de mujeres indígenas aymaras, las cuales cargaban -de acuerdo con la costumbre ancestral- a hijos pequeños, sujetos, con mantas, al cuerpo
La misoginia y el racismo, en ofensiva combinación, se han apoderado del Ministerio de Educación de Perú -una de las instituciones clave de cualquier país.
Oscar Becerra, el titular de esa cartera, formuló, el 6 de marzo, declaraciones insultantes contra madres indígenas aymaras participamntes en las manifestaciones opositoras que, hace tres meses, tienen lugar a nivel nacional.
Ignorante de aspectos esenciales de la maternidad en la cultura indígena del andino país sudamericano, Becerra se refirió, en términos irrespetuosos, contra esas mujeres, permitiéndose poner en duda su calidad de madres, además de compararlas con animales.
En inmediata reacción, la defensora del Pueblo, Eliana Revollar, puso, al machista agresor en su lugar, mediante una declaración escrita que expresó, en fuertes términos, demoledoras críticas a las declaraciones de Becerra, un físico experto en Computación y Tecnología Educativa.
En cuanto a sus misóginas y racistas declaraciones de este mes, siguiendo el habitual patrón de los agresores de género -en cualquiera de las variantes de ataque-, Becerra pidió perdón, como parte de su hipócrita alocución del 8 de Marzo -dos días después del nuevo acto de represión antiopositora-.
Entre los participantes en las más recientes protestas -el 6 de marzo-, estuvo un grupo de mujeres indígenas aymaras, varias de las cuales cargaban -de acuerdo con la costumbre ancestral- a hijos pequeños, sujetos, con mantas, al cuerpo. Se trata de un hábito cultural común a mujeres de otros pueblos indígenas latinoamericanos.
En declaraciones que formuló, ese día, a raíz de los incidentes -y que fueron reproducidas por medios de comunicación-, Becerra llegó, además, a acusar a las madres de los menores, de alquilarlos para que otras mujeres participasen en las manifestaciones, haciéndose pasar por madres opositora.
“Ni siquiera los animales exponen a sus hijos, así”, afirmó el Ministro.
“Se les pueden llamar madres, a las que llevan a sus hijos y los exponen a la violencia de la que estamos siendo testigos?”, preguntó, de inmediato -en modo de aseveración-.
“¿A ese extremo de manipulación podemos llegar?”, continuó en su ataque verbal.
Por si lo anterior hubiese sido poco, Becerra cuestionó la maternidad de esas manifestantes. “Dudo que sean las madres (de esos niños)”, aseveró.
“Creo que, tal vez por la extrema necesidad que enfrentan, algunas mujeres hasta podrían alquilar niños para (que otras puedan) llevarlos (a las manifestaciones)”, aseveró, en alusión al sector femenino e indígena que es parte del 32 por ciento de la población peruana en situación de pobreza.
Por su parte, en el OFICIO Nº 0064-2023-DP, que dirigió, el mismo día, a Becerra, la defensora del Pueblo encabezó el extenso texto, indicando que “expresamos nuestro rechazo a declaraciones periodísticas sobre participación de mujeres andinas en las protestas sociales”.
“Remitimos el presente oficio con la finalidad de expresar nuestro enérgico
rechazo a sus declaraciones públicas emitidas el día de hoy en prensa nacional,
las cuales afectan gravemente la dignidad de las mujeres indígenas que vienen
ejerciendo su derecho a la protesta social en el marco de la actual crisis política,
y al mismo tiempo incrementan la confrontación entre peruanos/as”, comenzó aclarando.
“Sobre el particular, nuestra institución lamenta profundamente sus
expresiones comparativas entre las mujeres madres que se encontraban
protestando en la ciudad de Lima (…) y los animales, en clara
alusión a una presunta falta de protección de aquellas con sus hijos”, precisó, a continuación.
“Asimismo, consideramos que es inaceptable que este tipo de manifestaciones verbales se formulen en una situación donde aún se percibe un alto grado de polarización social”, señaló, además, en el texto de 11 párrafos contenidos en tres páginas.
“Parte de la ciudadanía que viene ejerciendo su derecho a la protesta en la ciudad de Lima son representantes, líderes/as y/o integrantes de organizaciones, comunidades campesinas e indígenas y localidades rurales de distintos departamentos del sur del país (…) quienes se han trasladado hasta la capital para hacer escuchar sus pedidos a las autoridades nacionales”, explicó Revollar.
“No cabe duda que las manifestaciones vienen alcanzando altos y lamentables niveles de violencia entre la población y las fuerzas del orden a nivel nacional, dejando como resultado pérdidas humanas y graves afectaciones a los derechos humanos”, planteó.
“Al respecto, la Defensoría del Pueblo ha exhortado reiteradamente a las fuerzas del orden a actuar estrictamente bajo los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y humanidad, y a la población participante a ejercer su derecho a la protesta de forma pacífica”, precisó.
“No obstante ello, la institución ha advertido –también con extrema preocupación– el incremento de expresiones, discursos y acciones racistas,
discriminatorias o de odio por parte de la ciudadanía en general y autoridades
políticas en contra de las personas indígenas y/o campesinas que ejercen su
derecho a la protesta”, denunció, de inmediato.
Al citar una opinión del Ministerio de Cultura peruano -cuya fecha no precisó-, Revollar explicó que “la discriminación y el racismo es un problema que afecta a nuestra sociedad, acentúa la desintegración nacional y materializa la exclusión y vulneración de
derechos”.
También aleccionó, a Becerra, que, “en el ámbito internacional y nacional existen ordenamientos normativos que condenan la discriminación étnica racial y obligan a la ciudadanía, así como a las autoridades, a no incurrir en ningún acto o práctica de discriminación”.
Esos mandatos universales, “por el contrario, exigen garantizar la igualdad en el ejercicio de los derechos”, precisó, para agregar que “a ello se suma que nuestro país reconoce y protege la pluralidad étnica, preserva las manifestaciones culturales y promueve la integración nacional”.
Asimismo, le planteó la necesidad de que “usted proceda con la rectificación de las declaraciones vertidas en prensa nacional, con el fin de garantizar el respeto de la dignidad y los derechos de las mujeres indígenas que viene ejerciendo su derecho a la protesta”.
Cuarenta y ocho horas después, en el marco de la conmemoración gubernamental del Día Internacional de la Mujer, el coyuntural titular del Ministerio de Educación, trató de retractarse de sus afirmaciones, aseverando que no fueron entendidas adecuadamente.
“No quiero terminar, sin ofrecer unas disculpas por unas frases mías, desafortunadas, que han sido malinterpretadas, y han generado críticas”, afirmó.
“Quiero decirles que, si alguna expresión mía ha sido equívoca, les ofrezco mis sinceras disculpas”, expresó, a continuación.
El ofensivo libreto del machista agresor arrepentido, está más que gastado, y no lo cree nadie mínimamente decente.