De los aproximadamente 40 millones de habitantes de Afganistán, entre cinco y ocho millones sufren adicción a las drogas, principalmente al opio, de los cuales un millón son mujeres y niños

Por lo menos la quinta parte de los afganos narcodependientes está constituida por mujeres y niños, de acuerdo con los datos más recientes revelados por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (United Nations Assistance Mission in Afganistán, Unama).

Ello, como resultado del encierro impuesto, a la población femenina, por la dictadura religiosa, sumado a la escasez de medicinas, en el marco de la brutal crisis humanitaria que golpea al país ubicado en el centrosur asiático -sin salida al mar-, desde la instalación, hace algo más de dos años, del régimen dirigido por el terrorista movimiento islámico Talibán, según la misma fuente.

La narcodependencia ocurre, principalmente, respecto al opio, de acuerdo con las estadísticas de la organización internacional.

Citada al respecto, el 7 de octubre, por Noticias ONU -la agencia informativa de Naciones Unidas-, la directora de la Unama, la kirguisa Roza Otunbayeva, señaló que la política implementada por la violenta y misógina teocracia musulmana apunta a lainvisibilización de las mujeres.

Hay una pobreza inextricable, por todas partes, y no hay dinero suficiente para una asistencia (humanitaria) adecuada”, precisó Otunbayeva, una ex presidenta(2010-2011) y ex canciller (febrerooctubre, 1992) deKirguistán, país centroasiático -también, sin salida al mar-.

Ello obedece a sanciones internacionales derivadas de las acciones del gobierno actual, que intenta borrar, por completo, a las mujeres”, explicó, en el marco desu visita de setiembre, a la sede de la organización mundial, en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York, para presentar un informe al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

En ese sentido, la directora de la Unama -quién además es representante, para Afganistán, del secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres-, denunció que la dictadura ha impuesto cincuenta normas y decretos que prohíben, a las niñas, estudiar después del sexto grado, les prohíben estudiar en las universidades”.

A las mujeres no se les permite ir al parque, a los gimnasios, a las casas de baños”, agregó.

Las mujeres que he conocido, me han dicho que, cuando no hay agua caliente en casa, no pueden llevar a sus hijos a la casa de baños”, ya que “esto también está prohibido, ahora”, dijo, a manera de ejemplo.

En recientes declaraciones, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el abogado austríaco Volker Türk, subrayó que dada su naturaleza, resulta imposible dimensionar, plenamente, la crueldad de la represión de género que mantiene el régimen talibán (nombre que, en pashto -idioma del sur y el este afganos, y el limítrofe norte paquistaní-, significa, irónicamente, “estudiantes”).

Situación general de garantías fundamentales

Al presentar, el 12 de setiembre, al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, un informe sobre la situación de las garantías fundamentales en Afganistán, Türk aseguró que la situación general, en esa materia, es de colapso.

Víctimas principales de ese brutal contexto, son las mujeres y las niñas, planteó, al participar en el Diálogo Interactivo sobre Afganistán, llevado a cabo en el marco de la 54 sesión del organismo mundial especializado.

“Los derechos humanos, en Afganistán, se encuentran en una situación de colapso que afecta gravemente a la vida de millones de mujeres, hombres, niñas y niños”, advirtió.

“El país también se ha sumido en una grave crisis humanitaria y económica, en la que dos tercios de la población (nacional, estimada en algo más de 39 millones) necesitan actualmente ayuda”, precisó.

El peor cuadro de situación es el que incluye a la población femenina -lo mismo adulta que menor de edad-, destacó el comisionado.

“La dinámica impuesta por los talibanes, desde que tomaron el poder hace dos años, constituye un asalto sistemático a los derechos y libertades de la población, que se ceba especialmente en las mujeres y las niñas, y que las excluye de la mayoría de los aspectos de la vida pública y cotidiana”, agregó.

El dramático nivel de opresión de las mujeres y niñas afganas, es de una crueldad inconmensurable”, denunció Türk.

Por su parte, en las declaraciones reproducidas por Noticias ONU, Otunbayeva indicó, Respecto al cuadro de situación nacional, que “es por esta actitud hacia las mujeres, que los donantesprincipalmente los países occidentalesse niegan a prestar ayuda”.

No obstante ellos, “los talibanes quieren que la comunidad internacional los reconozca, y (que) levante las sanciones impuestas”, agregó.

Uno de los tantos efectos nocivos de la política misógina que impone la dictadura, una proporción de la población femenina está en situación de narcodependencia.

“De los aproximadamente 40 millones de habitantes de Afganistán, entre cinco y ocho millones sufren adicción a las drogas, de los cuales un millón son mujeres y niños”, reveló.

Muchas mujeres se hacen adictas a las drogas, tejiendo alfombras”, debido a que “es un trabajo muy monótono y tedioso, y, para no dormirse, para seguir trabajando, muchas recurren a las drogas”, denunció, a continuación.

Los hombres también consumen opio, como estimulante, para que el cuerpo aguante una larga jornada laboral, y así es como, poco a poco, se hacen adictos”, precisó.

Otro problema es la falta de medicinas”, siguió explicando, en referencia a una de las consecuencias que la dramática situación humanitaria y política descarga sobre la población en general.

“Por eso, los afganos recurren muy a menudo a remedios populares, que es de nuevo el opio: se usa para el dolor, para cualquier cosa”, puntualizó.

En cuanto al desempeño de su labor en Afganistán, Otunbayeva dijo que, no obstante la misoginiaimperante, mantiene comunicación fluida con los dirigentes del régimen talibán.

“No siento ninguna discriminación, creo que tenemos una relación de trabajo normal”, aseguró.

La funcionaria internacional señaló que, en tal contexto, se esfuerza por convencer, a los tiranos, “de que abandonen su política de transgresión de los derechos de la mujer”.

“Hablo todo el tiempo con los ministros talibanes, y ellos están dialogando entre sí”, relató, para agregar que “todos comprenden el valor de los contactos internacionales”.

Foto: Wasim Mirzaie