El grupo fundamentalista islámico Talibán, dio un nuevo paso en su totalitario irrespeto por los derechos de la población femenina: prohibió el acceso de mujeres a la educación universitaria

La dictadura teocrática ensayalada el año pasado en Afganistán, por el violento y misógino grupo fundamentalista islámico Talibán, dio un nuevo paso en su totalitario irrespeto por los derechos de la población femenina: prohibió el acceso de mujeres a la educación universitaria.

La represiva medida fue dada a conocer mediante una carta que el vocero del Ministerio de Educación Superior, Ziaullah Hashmi, difundió, el 20 de diciembre, en la red social Twitter.

En el texto, la dependencia de la dictadura incluyó la orden, a las autoridades universitarias, de que “apliquen la prohibición, lo más rápidamente posible”, además de que “informen, al ministerio, cuando lo hayan hecho”, de acuerdo con versiones periodísticasinternacionales.

La orden se sumó a la prohibición impuesta en marzo, por el régimen, a las alumnas de enseñanza secundaria, en cuanto a asistir a clases.

Además, se enmarca en la represiva política patriarcal que el régimen talibán implementa, con altos niveles de violencia, para imponer la sistemática -y creciente- violación de los derechos de la población femenina afgana -lo mismo adultas que menores de edad-.

La comunidad internacional -gobiernos y organizaciones defensoras de los derechos humanos-, reaccionó, de inmediato, al nuevo atropello fundamentalista.

En tal contexto, el gobierno de Estados Unidos, porintermedio del portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, expresó fuerte rechazo a “la decisión indefendible, de los talibanes, de prohibir el ingreso de mujeres a las universidades”.

“Con la implementación de este decreto, la mitad de la población afgana, pronto, no podrá acceder a la educación más allá de la escuela primaria”, advirtió.

La decisión “tendrá consecuencias significativas, para los talibanes, y los alejará, aún más, de la comunidad internacional, y les negará la legitimidad que desean”, vaticinó Price, durante una sesión informativa con medios de comunicación.

Al respecto, el representante alterno de Estados Unidos para Asuntos Políticos Especiales en Naciones Unidas, Robert Wood, dijo, al participar en una sesión del Consejo de Seguridad de la organización mundial, que “los talibanes no pueden esperar ser un miembro legítimo de la comunidad internacional, hasta que respeten los derechos de todos los afganos, especialmente los derechos humanos y las libertades fundamentales de las mujeres y las niñas”.

Igualmente en instantánea reacción a la nueva masiva agresión de género perpetrada por la dictadura fundamentalista que, desde el 15 de agosto de 2021, sojuzga al país asiático, la organización internacional no gubernamental Human Rights Watch (HRW) describió la medida como una “decisión vergonzosa, que viola el derecho a la educación, de mujeres y niñas, en Afganistán”.

“Los talibanes dejan claro, todos los días, que no respetan los derechos fundamentales de los afganos, especialmente de las mujeres”, reafirmó HRW, en una declaración.

Por su parte, citada en una nota informativa, por la British Broadcasting Corporation (BBC), una estudiante afgana expresó el devastador impacto de la medida.

“Cómo puedo reaccionar?”, preguntó, para reflexionarque “creía que podría estudiar y cambiar mi futuro, o traer la luz a mi vida, pero la destruyeron”.

En la profundamente desesperanzada visión de la universitaria, los talibanes “destruyeron el único puente que podía conectarme con mi futuro”.

 

Foto: Ali Azad