Del verde, morado y blanco al color morado, como símbolo de la búsqueda de la justicia social y la igualdad para las mujeres en el mundo.

A principio del siglo XIX las sufragistas adoptaron, como colores simbólicos de su lucha, el morado, blanco y verde.

Emmeline Pethick-Lawrence, activista británica por los derechos de las mujeres, explicaba que  “el violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo”.

Unido a lo anterior, el color morado o violeta proviene de la unión del azul y magenta (rosa), los colores que tradicionalmente le asignan a los niños y niñas, respectivamente.

Sin embargo, fue un trágico accidente el que estableció el morado como el color oficial de la lucha por los derechos de las mujeres, cuando un 25 de marzo del 1911, se detectó un incendio en la fábrica textil Triangle Waist Co., de Nueva York, una fábrica de camisas, en donde trabajaban en forma precaria más de dos centenas de mujeres, la mayoría inmigrantes.

Los supervisores de la fábrica mantenían como medida de seguridad para la prevención de robos, el cierre de los accesos al edificio, lo cual causó que la mayoría de las trabajadoras, 146, murieran al quedar atrapadas en el edificio y 70 quedaran gravemente heridas, no solo por asfixie y quemaduras, sino también al optar saltar por las ventanas.

El humo que expedía el edificio era morado, quizás por el color de las telas que se utilizaban, o por el efecto de la fusión de algunos minerales como el zinc, yodo y nitrato de amonio.

Como lo señala la Organización Internacional del Trabajo, OIT, “En la actualidad, el impacto del incendio en la fábrica Triangle aún se siente en todo el mundo. El mismo dotó de importancia a la celebración del primer Día Internacional de la Mujer y ejerció una marcada influencia sobre los ideales fundadores de la OIT. Hoy en día sigue inspirando a la Organización en la búsqueda de la justicia social y de mejores condiciones de trabajo, en todo lugar y momento donde esto sea posible”.