La población femenina afrodescendiente embarazada en América, enfrenta severas desventajas antes, durante, y después del embarazo, lo que incluye la mayor incidencia de mortalidad materna

El racismo y el sexismo son factores que influyen en la mortalidad materna, aseguró en su más reciente análisis sobre el tema, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), en el documento que, titulado “Maternal Health of Women and Girls of African Descent in the Americas” (“Salud Materna de Mujeres y Niñas de Ascendencia Africana en las Américas”), dio a conocer el 12 de julio.

Al informar sobre el tema, el Unfpa indicó, en un comunicado que emitió ese día, que el cuadro de situación se agudizó durante la segunda mitad de la década pasada, entre otras causas, por la desigualdad y la exclusión socioeconómicas.

Citada en el largo texto, la directora ejecutiva del fondo, la médica panameña Natalia Kanem, señaló que las afrodescendientes suelen ser víctimas de abuso y maltrato, sumado a lo cual sus necesidades son desestimadas.

El Unfpa señaló, como el primero de tres hallazgos derivados del estudio, que “las mujeres y las niñas afrodescendientes en las Américas están en desventaja antes, durante, y después del embarazo”.

También reveló que “la mortalidad materna afrodescendiente en particular es alarmante lo mismo en términos absolutos que cuando se la compara con la de mujeres no afrodescendientes y de (mujeres) indígenas en la región”.

Por otra parte, “el racismo y el sexismo estructurales son evidentes en las disparidades de salud materna que existen en todos los niveles de ingresos y más allá de las fronteras nacionales y regionales”.

Entre las causas -también tres- reveladas, el fondo denunció la “ausencia de datos de salud de calidad desagregados por raza y género”, resultado de lo cual “las consecuencias, para las mujeres y las niñas de ascendencia africana, de salud materna y sexual y reproductiva deficiente quedan invisibilizados en muchos países de las Américas”.

Además, “las Políticas, los planes, y los programas nacionales y locales, ignoran las particulares vulnerabilidades que, relacionadas con salud, enfrentan las personas de ascendencia africana”, planteó, a continuación.

Sumado a ello, “la intersección de racismo y sexismo estructurales en la prestación de servicios de salud y en la educación médica, obstruye el acceso a y la prestación de atención amplia para las mujeres y las niñas” de ese segmento racial, en el continente.

De acuerdo con lo informado por el Unfpa, en el comunicado, “la crisis de muertes maternas se ha intensificado durante la pasada década: en América Latina y el Caribe, la tasa subió un 15 por ciento entre 2016 y 2020, mientras que en Norteamérica aumentaron en 17 por ciento”.

“Las principales fuerzas causantes son las flagrantes desigualdades y la exclusión social, con las mujeres y las niñas afrodescendientes particularmente afectadas”, precisó.

“El contraste más severo para las mujeres y las niñas está en Estados Unidos, donde tienen tres veces más posibilidad de morir durante o poco después del parto, que las mujeres no afrodescendientes, mientras en Suriname la tasa es 2.5 veces más alta, y 1.6 veces más alta en Brasil y Colombia”, informó, a continuación.

La agencia de Naciones Unidas especializada en salud sexual y reproductiva desconstruyó el mito racista y machista según el cual se responsabiliza, a la población femenina Negra, por esos índices.

“Las más numerosas muertes maternas entre personas de ascendencia africana, frecuentemente, son atribuidas a malas opciones de estilo de vida, predisposiciones hereditarias, u omisión en cuanto a buscar tratamiento a tiempo”, señaló en el comunicado.

“Pero el informe refuta esas creencias equivocadas, señalando, en cambio, patrones de abuso y abandono que empiezan en la educación médica y se extienden a la elaboración de políticas y la oferta de servicios de salud”, puntualizó.

“Fundamentalmente, esas son muertes en gran medida evitables si las mujeres hubiesen recibido el estándar adecuado de atención y tratamiento al que tenían derecho”, denunció, a continuación.

De acuerdo con lo señalado en la recomendación general contenida en el análisis, “los gobiernos, las organizaciones internacionales y los proveedores de atención en salud, en la región, pueden cubrir las necesidades de salud materna y sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas afrodescendientes, atendiendo las causas raíz del racismo, el sexismo, y la discriminación estructural”.

Al abordar la situación, Kanem planteó que “muchas de esas mujeres y niñas son descendientes de víctimas africanas del comercio esclavista transatlántico”, y señaló que “tristemente, el flagelo del racismo persiste al día de hoy”.

“Sin embargo, es un flagelo que, en el sector salud es mayoritariamente invisibilizado a causa de una falta de recolección de datos”, explicó.

“Solamente 11 de 35 países en las Américas reúnen números sobre salud materna, desglosados por raza, y apenas la tercera parte de los 32 planes nacionales de salud identificaron a personas de ascendencia africana como enfrentadas a obstáculos en materia de atención en salud”, agregó.

Kanem denunció, asimismo, que “con demasiada frecuencia, las mujeres y las niñas afrodescendientes son víctimas de abuso y maltrato, sus necesidades no son tomadas seriamente en cuenta, y sus familias son estremecidas por la muerte evitable de un ser querido durante el parto”.

La experta reflexionó, a continuación, a manera de recomendación, en el sentido de que “la justicia y la igualdad sólo serán posibles cuando nuestros sistemas de cuidado en salud vean a estas mujeres, y los ofrezcan con atención respetuosa, compasiva”.

Foto: Cottonbro Studio