Según informa Noticias ONU, en el 2019 las mujeres continúan lejos de la igualdad en la arena laboral de América Latina y el Caribe, ganando un 17% menos que los hombres por hora trabajada.

El informe “Mujeres en el mundo del trabajo. Retos pendientes hacia una efectiva equidad en América Latina y el Caribe” realizado por la Organización Internacional del Trabajo, OIT, reconoce los progresos en la incorporación de las mujeres al trabajo, pero advierte que el camino hacia la igualdad todavía es “largo y empinado”.

Entre otros hallazgos, reporta que las mujeres ganan en promedio un 17% menos que los hombres de la misma edad y con la misma educación, presencia de niños en sus hogares, condición de ruralidad y tipo de trabajo.

Agrega que las brechas salariales se mantienen pese a los avances en la preparación de las mujeres, por ejemplo en el caso de la educación, donde el número de mujeres con estudios terciarios supera al de hombres. Entre los nacidos en 1990, el 40% de las mujeres que trabajan tienen educación terciaria, frente a 25% de los hombres.

El informe sostiene que la presencia femenina el área laboral creció significativamente hasta el 2000 para luego desacelerarse y crecer muy lentamente en la actualidad, cuando el 50,3% de las mujeres trabaja, mientras que en el caso de los hombres la cifra llega a 75%. Además, subraya que existe una “segregación ocupacional” y destaca una mayor desigualdad en el caso de las trabajadoras más pobres.

La brecha de género persiste en los mercados de trabajo de América Latina y el Caribe y no hay señales de que se pueda conseguir la igualdad entre hombres y mujeres en un futuro cercano, por eso hace falta que los países de la región adopten medidas que aborden tanto los desafíos de políticas de empleo como los factores “no observables”.

La OIT afirma que hace falta renovar las políticas y reconocer que “una parte importante de las limitaciones del progreso de las mujeres reside en los hogares”, en particular porque el reparto por género de las tareas domésticas aún es abrumadoramente desigual. Las mujeres se encargan de 80 % de las tareas del hogar, lo cual restringe su participación efectiva en el mundo del trabajo.