El estereotipo de mujeres rubias bonitas, es igual a tontas y de mujeres atractivas, es igual a zorras, se mantienen en el inconsciente de algunos empleadores, que consideran que este tipo de atributo “distrae”, y por eso las prefieren “feas”.
Aunque parezca absurdo en pleno Siglo XXI, cumplir con estándares de belleza al parecer implica más éxito en el trabajo a los hombres que a mujeres, quienes resultan ser las más perjudicadas porque deben cambiar su apariencia para encajar en el mundo laboral.
Esto lo determinó un estudio realizado por dos sociólogas estadounidenses, Leah Sheppard y Stefanie Johnson, en el que se reveló que tanto hombres como mujeres, confiaban más en las mujeres que se veían menos atractivas, en comparación a las tenían mostraban una belleza particular.
Algo similar sucedió con una mujer de 30 años de edad, quien tuvo que cambiar de cabello rubio, a castaño, utilizar anteojos y en lugar de tacones, zapatos bajos para obtener mejor reconocimiento en el lugar de trabajo.
“Quiero que me vean como una líder en el mundo de los negocios, no como un objeto sexual, pero para tener éxito en ciertas industrias, es mejor evitar llamar la atención”, comentó Hellen Carey, directora ejecutiva de Silicon Valley, para una entrevista a BBC Mundo.
En el 2010, una ejecutiva fue despedida de un importante banco internacional, porque según la empresa, su vestimenta y tacones altos, ocasionaba distracción en sus compañeros, pese a que en ningún momento se presentó queja por los clientes de dicha empresa.
Para la psicóloga industrial, Esther Casademont, es complicado que se asocie el ser atractiva con puestos técnicos, de ingeniería, plataformas de desarrollo industrial o investigación.
“Hay reclutadores que desestiman propuestas por el hecho de que las solicitantes son preciosas, a pesar de que cumplen con todos los requisitos para desempeñar su labor técnica”, comentó Casadenmont, para el medio La Vanguardia.
Como estos casos, hay muchos, en los que la preparación por más buena que sea, predomina el físico de las mujeres y no la capacidad que tienen para ejercer en lo que han invertido su tiempo y dinero.