En un proceso de sensibilización no exclusivamente centrado en el aspecto físico, que valora la belleza integral, el concurso Miss Universo es más congruente con la realidad de las mujeres y su empoderamiento

La históricamente superficial competencia de belleza Miss Universo mantiene el curso de cambio que inició hace aproximadamente dos años, cuando la empresaria tailandesa transgénero Jakkapong “Anne” Jakrajutatip -también conocida como Anne JKN-, se convirtió en propietaria de esa altamente comercializada marca.

El concurso viene, desde entonces, transformándose rápidamente, alejándose del enfoque puramente machista, en un proceso de sensibilización que cosifica menos a las mujeres, al tiempo que abre el espacio a un paradigma no exclusivamente centrado en el aspecto físico sino más incluyente, que valora la belleza integral.

Ahora, una profesional refugiada iraní naturalizada alemana, se convirtió en la representante que Alemania tendrá en la competencia 2024, programada para llevarse a cabo en México.

La presente conceptualización de la competencia ha permitido la inclusión de participantes transgénero, casadas, madres, con edades superiores a la media tradicional en el rango promedio de veinte años, activas en diversos campos laborales, así como en el área de la defensa de los derechos humanos.

El liderazgo de Anne JKN está materializando los cambios

La multimillonaria asiática propietaria del empresarial JKN Global Group-, anunció, en 2022, que se había convertido en propietaria del concurso Miss Universo, de acuerdo con versiones periodísticas conocidas el 2 de noviembre de ese año.

El grupo había comprado, en 2015, los derechos del espectáculo, para luego adquirir, en 20 millones de dólares, la empresa organizadora de la anual competencia -Miss Universe Organization, fundada en 1952, y con sede en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York- según las mismas fuentes.

La compra fue descrita, por Jakrajutatip, en una declaración, como “una fuerte y estratégica adición a nuestro portafolio”.

La empresaria hizo, así, referencia al amplio campo de acción del grupo que encabeza, cuyo variado perfil cubre desde la distribución de productos de belleza, suplementos alimentarios, bebidas, hasta la producción de programas en la televisión tailandesa.

Anne JKN -cuya fortuna es calculada, por la revista empresarial y de negocios Forbes, en alrededor de 170 millones de dólares- es, además, una defensora de los derechos de la población sexualmente diversa.

En el marco de su activismo, creó la no gubernamental Life Inspired for Transsexual Foundation (Fundación Vida Inspirada para Transexuales, Lift) -cuya sigla es la palabra inglesa que significa “levantar”, o “elevar”, o “animar”-.

Lift se define, en su sitio en Internet, como una fundación sin fines de lucro que “cree en la igualdad para mujeres y hombres, sin perjuicio de su género al nacer”, de modo que “tengan iguales oportunidades en educación, matrimonio, y empleo, y que se les otorgue todos los derechos civiles en Tailandia”.

También plantea que “estamos dedicados a remover todas las barreras de género, para permitir que los transgéneros en el Reino (de Tailandia) desarrollen su potencial, al máximo, y concreten sus visiones y esperanzas personales”.

Lo que es el nuevo perfil del concurso: el empoderamiento

Respecto a su conceptualización del torneo mundial, Anne JKN reveló, en declaraciones que formuló al inicio de 2023, que “no llamo más, a Miss Universo, un concurso de belleza: lo llamo una competencia de empoderamiento de las mujeres”.

La conducción que la tailandesa está llevando adelante, ha significado varios logros sin precedente, que están ampliando la lista de “primeros”.

La nómina se inició en 2012, cuando la empresa organizadora de Miss Universo -entonces dirigida por el misógino y autocrático ex presidente (2017-2021) estadounidense, el turbio empresario Donald Trump-, se vio obligada a permitir la participación de competidoras transgénero.

La empresa rechazó, en 2012, la participación de Jenna Talackova, una joven transexual de 23 años, en la competencia de Canadá.

Para ese acto machistamente discriminatorio, la excusa esgrimida fue que Talackova no es una mujer “nacida naturalmente” como tal.

Sin embargo, ante la probabilidad de acción legal, por parte de la afectada, el reglamento fue modificado, para aceptar concursantes trans.

La española Ángela Ponce, se convirtió en la segunda competidora trans, cuando resultó vencedora del concurso nacional llevado a cabo el 29 de junio de 2018, entre una veintena de concursantes.

En declaraciones reproducidas el 11 de julio de ese año, por la agencia informativa estadounidense The Associated Press (AP), Ponce aseguró que, “si hacer todo esto contribuye a que el mundo dé un pequeño paso adelante, entonces esa es una corona personal que siempre va a acompañarme”.

“La belleza es usada para vender todo, alrededor nuestro, y la belleza también puede ayudarnos a difundir el mensaje de igualdad”, reflexionó, además.

Para la competencia 2023 -que registró unos cuantos “primeros”-, a nivel de diversidad sexual, la puertorriqueña Daniela Arroyo fue concursante trans en Miss Puerto Rico, aunque no logró el título.

Quien tuvo éxito fue Marina Machete la primera mujer transgénero portuguesa, quien, en su perfil para el concurso, señaló que “estoy muy orgullosa de los desafíos que superé con valor y fortaleza”.

Rikkie Valerie Kollé, la modelo transexual holandesa de ascendencia moluca quien se coronó Miss Países Bajos, fue otra concursante trans.

“Hice que mi comunidad se sintiera orgullosa, y mostré que se puede alcanzar”, aseguró, en un mensaje, en holandés, en la red social Instagram.

“Miss Universo nos pidió que nos describiéramos en una palabra”, escribió, para agregar que “la palabra que elegí es ‘victoria’, porque, cuando era niño, conquisté todas las cosas que se cruzaron en mi camino, y mírenme, ahora, parada aquí como una mujer trans fuerte, empoderada, y segura”.

Igualmente por vez primera, una participante “plus-size” (“talla más”) rompió la barrera en cuanto a la tradicional delgadez de las competidoras.

Por otra parte, dos madres -la segunda, casada- recorrieron la pasarela salvadoreña: la empresaria y modelo guatemalteca Michelle Cohn, y la colombiana Camila Avella.

El concurso 2023 también marcó algunos “primeros” para la región centroamericana, ya que la sede fue uno de los siete países del istmo -El Salvador, y la ganadora fue una competidora del área -la nicaragüense Sheynnis Palacios.

La tendencia a la apertura igualitaria se presenta como consolidada, para la versión 2024 del torneo internacional.

En cuanto a sede, otro país latinoamericano fue seleccionado: México -por tercera vez (1978, 2007, 2024)-.

Diversidad e inclusión

La diversidad en materia de competidoras, presenta, de momento, a otra candidata eliminadora de barreras misóginas y socialmente prejuiciadas.

Se trata de la iraní-alemana Apameh Schönhauer, de 39 años, una arquitecta, madre de dos hijos, casada -con un ciudadano alemán-, y ganadora, el 3 de febrero, del concurso Miss Alemania 2024.

Schönhauer -el apellido de su esposo- consolida la eliminación simultánea de tres barreras machistas -edad, maternidad, estado civil-, a lo que se suma el hecho de que, si estuviese en su país de origen, la misógina dictadura religiosa imperante no permitiría la realización una competencia “Miss Irán”.

En declaraciones reproducidas, respectivamente, ¡el 9 y el 26 de febrero por dos medios de comunicación españoles -la revista Hola! y el diario El Mundo-, la nueva Miss Alemania aseguró que aspira a ser modelo para mujeres jóvenes, con enfoque a la vulnerable población iraní inmigrante.

“Llegué a Alemania, desde Irán, cuando tenía 6 años, y aprendí lo difícil y lo importante que es integrarse, pero al mismo tiempo formular tus sueños y seguir tu propio camino consecuentemente”, planteó, citada por Hola!.

“Hoy, soy arquitecta y ocupo un puesto directivo, he creado una pequeña familia germano-iraní, y vivo mis sueños”, agregó.

Al expresar su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres

-particularmente sus compatriotas iraníes-, aseguró que “quiero ser un modelo a seguir para muchas jóvenes, animarlas y activar su potencial para todos nosotros”.

En cuanto a la fuente de fuerza para esa acción, la profesional oriunda de Teherán -la capital de Irán- planteó que “mi ejemplo a seguir, son las mujeres fuertes y valientes de Irán, que arriesgan sus vidas, todos los días, saliendo a las calles, alzando la voz y manifestándose por su libertad y sus derechos”.

Schönhauer hizo, así, referencia a la teocracia iraní, instalada en 1979, y la política del régimen que es brutalmente violadora de los derechos humanos, en general, y, con particular ensañamiento, los de la población femenina.

Al plantear la necesidad de unidad de género, reflexionó, en modo de exhortación, en el sentido de que, “juntas, derribamos barreras, creamos oportunidades, y damos forma a un mundo donde todas las mujeres puedan alcanzar sus sueños».

Citada por El Mundo, la arquitecta indicó que ejerce su activismo principalmente por la vía de la red social Shirzan Lion Woman (Shirzan Mujer Leona).

La red, cuyo nombre incluye la palabra Shirzan -que, en Farsi, idioma de Irán, combina los términos “shir”, que significa “leona” y “zan”, que significa “mujer”- constituye un espacio de apoyo para las mujeres en situación de vulnerabilidad -en particular, iraníes-.

También señaló que su agenda de actividades como Miss Alemania se centra en “actividades especialmente dirigidas a empoderar a mujeres y niñas de comunidades marginadas”.

En el mensaje que dio durante la ceremonia de coronación, Schönhauer aseguró que “mi misión es animar, especialmente, a las mujeres jóvenes, a convertirse en la mejor versión de sí mismas, a pensar en grande y ser valientes, a cumplir sus sueños, aquí”.

En referencia a los millones de mujeres y niñas en la vulnerable condición de inmigrantes, planteó que “la integración funciona, cuando entendemos dónde estamos, sabemos adónde queremos ir, y no olvidamos de dónde venimos”.

Se trata del contexto “cuando Alemania nos abraza, y nosotros abrazamos a Alemania”, agregó, respecto al momento en el cual la población que llega, asimila la cultura local sin abandonar la de origen.

Respecto a la situación de la población femenina migrante -adultas y menores de edad-, dijo, en calidad de denuncia, que, “desgraciadamente, muchas de ellas siguen sin tener las mismas oportunidades que las mujeres sin origen inmigrante, y mucho menos que los hombres”.