El aumento de la participación de la mujer en la sociedad económicamente activa en las últimas décadas, así como su ascenso en posiciones de liderazgo, tanto en el sector público como el privado, ha evidenciado que este grupo es buena para ahorrar, pagar y administrar.

Esta aseveración lo confirman numerosos estudios realizados por autoridades financieras como el Women’s World Banking, la red de microinstituciones financieras más importante del mundo.

Según la Presidenta Ejecutiva de esta institución, Mary Ellen Iskenderian, “las mujeres ahorran más y mejor que los hombres”, y son las mejores pagadoras a la hora de devolver los créditos, ya que tienden a vincular su necesidad de ahorro a eventos vitales para la familia como pagar el colegio,  la universidad, la boda de la hija y los gastos médicos, entre otros objetivos concretos que las estimulan a ahorrar.

Congruente con esta afirmación, en Chile, un estudio realizado en el 2005 por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras indicó que las mujeres ahorran más y se endeudan menos que los hombres.

Revela el estudio que las mujeres destacan por su capacidad de ahorro. Ellas lideran el número de cuentas de ahorro a plazo para fines generales y el número de depósitos a plazo.

El mismo estudio chileno evidencia que las mujeres muestran un mayor nivel de cumplimiento con los compromisos que han pactado con las instituciones financieras, en lo referido a la Cartera vencida (créditos no pagados a su vencimiento); y en el índice de créditos no recuperables, las mujeres las que obtienen la puntuación más baja en comparación a sus pares.

En un estudio de Seguros Monterrey New York Life en México,  las mujeres alcanzaron puntuaciones más altas que los hombres en los temas de administración del dinero. El estudio reveló que cuidan mejor su dinero, tienen el conocimiento para saber cómo y en qué invertir o ahorrar el dinero, son más ahorrativas y previsoras que los hombres.

En Perú “las mujeres emprendedoras se caracterizan por su responsabilidad en el pago de sus créditos productivos y son mejores pagadoras, pues priorizan la estabilidad y el futuro de sus familias”, según lo afirmó Martín Naranjo, gerente general de Financiera Confianza, luego de una evaluación de la cartera de préstamos de la institución que dirige.

Según el líder financiero, las mujeres priorizan la inversión para el bien de sus familias, con lo cual tienen claridad respecto de sus prioridades de cumplimiento. “Aquí y en otros países, las mujeres pagan mejor. No tiene que ver solo con nuestra cultura, es en todo el mundo, una cuestión de género, porque una de las características más importantes es que ellas ven los créditos productivos como una inversión de largo plazo que beneficiará a sus familias”, afirmó el empresario.

Este comportamiento de las féminas es similar en diversas partes del mundo. Por ejemplo, en España, el 52% consideran que las mujeres son quienes mejor gestionan el dinero, según una encuesta internacional de hábitos de consumo realizada por TNS (empresa asesora en inversión de mercados) para el grupo ING, una institución financiera con servicios en banca, seguros e inversiones.

En Costa Rica, de un  estudio de Unimer “El acceso de las micro, pequeñas y Medianas empresas a los servicios financieros según género” de agosto de 2013 realizado por la ABC, unido a estudios realizados por el departamento de Inteligencia en Mercadeo del Banco de Costa Rica, se desprende que las mujeres como clientas bancarias no son complicadas, sino diferentes.

Estas construyen emocionalmente sus relaciones con el sector financiero bajo siete pilares: Bienestar, Conocimiento, Control, Seguridad, Amor, Pertenencia y Libertad.

Un claro ejemplo de esta aseveración es que mientras el hombre busca un incremento (mayor rentabilidad) del dinero en las cuentas de ahorro, la mujer requiere ciertos beneficios diferenciadores como la posibilidad de destinar una parte de la cuota a hacer frente a las deuda, para que los hijos terminen de pagar los créditos y tengan algún tipo de subvención en caso de ellas faltar. También piensan que el ahorro les permitirá el equipamiento o las reparaciones de la casa como  materiales de construcción, pintura y compra de electrodomésticos.

Este tipo de “comportamiento económico femenino”  que es similar  en muchos otros países  del mundo, es avalado por estudios, como el realizado por el Women’s World Banking, que sostiene que  “las mujeres ahorran más y mejor que los hombres”, y son las mejores pagadoras a la hora de devolver los créditos, ya que tienden a vincular su necesidad de ahorro a eventos vitales para la familia.

Con esta simple radiografía nacional e internacional es claro inferir que el sector bancario debe dirigir mejores esfuerzos  en llegar  adecuadamente a la mujer e ir más allá del grupo de féminas de un nivel medio y alto económico y educacional, que conforma la mayoría de las que actualmente son  parte de nuestro sistema.

Lo anterior significa –y digámoslo con la mayor sencillez y transparencia posible- que a la banca nacional, pública y privada, le falta camino por recorrer para que las mujeres de Costa Rica superen las limitaciones que impiden ahorrar formalmente y ser sujetos de crédito.

El enfoque integral basado en acceso, uso, calidad y bienestar, todavía no se ha cumplido en este segmento que representa en Costa Rica el 50.49% de población general y el 39.4% % de la población económicamente activa del país y que es considerada la economía emergente más grande del mundo.

En conclusión, estamos en deuda con la mujer y aceptarlo es un buen inicio para trabajar en el cambio.

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Por Paola Mora Tuminnelli

Presidenta de Junta del BCR