La crisis del clima, a nivel mundial, golpea, con mayor fuerza, a la población femenina, lo que resulta en el ensanchamiento y la profundización de la brecha de género, de acuerdo con lo denunciado por mujeres participantes en la reciente 26 Conferencia de las Partes (26 Conference of the Parties, COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
La marginación de mujeres y niñas, principalmente en las comunidades más vulnerables a la crisis ambiental, se ha agudizado, a causa de la emergencia planetaria, señalaron, durante el encuentro internacional llevado a cabo, del 31 de octubre al 13 de noviembre, en la sureña ciudad escocesa de Glasgow.
La abrumadora mayoría de las personas desplazadas por fenómenos naturales destructivos causados por el calentamiento global pertenecen a ese sector poblacional, indicó, por su parte, Noticias ONU, la agencia informativa de Naciones Unidas.
Ello, principalmente en países en desarrollo, precisó.
“El 80% de las personas desplazadas por desastres y cambios relacionados con el clima en todo el mundo son mujeres y niñas”, señaló, para agregar que, “desde tiempos ancestrales, las mujeres han tenido una relación especial con la naturaleza”.
“Su contribución al bienestar y al desarrollo sostenible de sus comunidades es enorme, así como al mantenimiento de los ecosistemas, la diversidad biológica y los recursos naturales del planeta”, agregó, en la nota informativa que, titulada “COP26: Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático”, difundió el 9 de noviembre.
En esa fecha, se observó el Día de la Mujer en la Conferencia sobre el Cambio Climático, COP26.
En el marco de la crisis ambiental, “las mujeres de los países en desarrollo suelen ser las primeras en responder a la gestión del capital medioambiental que las rodea”, indicó, además, el medio de comunicación.
Esto cubre, “desde la recogida de agua para cocinar y limpiar, el uso de la tierra para pasto del ganado, a la búsqueda de alimentos en ríos y arrecifes, y la recogida de leña”, por lo cual, “las mujeres de todo el planeta utilizan e interactúan a diario con los recursos naturales y los ecosistemas”, planteó.
Al citar a agencias especializadas de las organización mundial, incluido el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), señaló que “también son las primeras en sentir los efectos del cambio climático cuando tienen que recorrer distancias cada vez más largas para encontrar lo que necesitan para alimentar a sus familias”.
“Asimismo, aunque la degradación del medio ambiente tiene graves consecuencias para todos los seres humanos, afecta especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad, principalmente a las mujeres, cuya salud es más frágil durante el embarazo y la maternidad”, precisó.
“Y a pesar de todo ello, el reconocimiento de lo que las mujeres aportan o pueden aportar a la supervivencia del planeta y al desarrollo sigue siendo limitado”, denunció.
“La desigualdad de género y la exclusión social no hacen más que aumentar los efectos negativos de una gestión medioambiental insostenible y destructiva para las mujeres y las niñas”, agregó.
Noticias ONU explicó, al respecto, que “la persistencia de normas sociales y culturales discriminatorias, como el acceso desigual a la tierra, al agua y otros recursos, así como la falta de participación de las mujeres en las decisiones relativas a la planificación y la gestión de la naturaleza, hacen que a menudo se ignoren las enormes contribuciones que estas pueden hacer”.
Al participar en el debate general de la COP26, Brianna Fruean, activista climática oriunda de la polinesia nación isleña de Samoa, en el Océano Pacífico, señaló que “vivimos en un mundo roto, que ha marginado, sistemáticamente, a las mujeres y las niñas, especialmente mujeres y niñas de comunidades vulnerables”.
“El peso de la emergencia climática, amplifica las desigualdades existentes, suele afectar más a las mujeres”, puntualizó.
Por su parte, Maja Kristine Jama, activista de la comunidad sami -un pueblo indígena ugrofinés que habita en sectores de Finlandia, Noruega, y Suecia-, señaló que esa población también sufre los efectos de la crisis ambiental.
“El cambio climático, en el Ártico, está ocurriendo muy rápido”, debido a que “el clima está cambiando, y es muy inestable”, lo que se traduce en que “nuestros inviernos son inestables, el hielo no se congela cuando debe hacerlo”, explicó.
En ese cuadro de situación, “todo nuestro conocimiento tradicional, sobre cómo gestionar el paisaje, también está cambiando”, precisó.
Respecto a la crisis ambiental, en términos generales, su compatriota Elle Ravdna Nakkakajarvi, dirigió un mensaje a los líderes mundiales asistentes a la conferencia.
“Escúchennos de verdad, no (solamente) digan que nos van a escuchar, no hagan promesas vacías, porque somos nosotras las que sufrimos el cambio climático en nuestros cuerpos, y tenemos el conocimiento sobre las tierras y las aguas de nuestras zonas, y podemos aportar soluciones”, expresó.
De modo que las mujeres “nos merecemos que nos escuchen”, les advirtió, a continuación.
Por su parte, en declaraciones a Noticias ONU, Immaculata Casimero, activista indígena de la nación Wapichan, en Guyana, informó que, en el contexto de la afectación de género que tiene el cambio climático, impulsa el empoderamiento de la población femenina en su comunidad.
“Realizamos cursos de formación, porque nos gustaría ver a más mujeres líderes”, indicó la dirigente de la caribeña nación sudamericana, además de denunciar que, “en las comunidades locales, la mayoría de las veces, sólo hay hombres (en los procesos de toma de decisión)”.
“Es el patriarcado, y eso es algo que hay que derribar”, reflexionó.
“Podemos liderar mejor que los hombres: lideramos en nuestros hogares, criamos a los niños, toda la humanidad existe gracias a nosotras”, expresó.
Asimismo, “las mujeres indígenas, como transmisoras de los conocimientos tradicionales a las nuevas generaciones, tienen un papel extremadamente importante en la lucha contra el cambio climático”.
En ese sentido, relató que la crisis está golpeando a su comunidad, ya que, consecuencia de intensas lluvias, “se cobró, este año, varias hectáreas de cultivos de yuca”, la principal fuente de ingresos, lo que resulta, además, en inseguridad alimentaria.
“El sol calienta mucho más que antes, se puede sentir, y nuestra gente no sabe cómo adaptarse, realmente, al clima, porque, cuando se supone que hay lluvia, hay sol, y, cuando se supone que hay sol, hay lluvia”, explicó.
Por ello, “todo el sistema de cultivo y agricultura, se ve alterado por el cambio climático, y no tenemos otros recursos de los que depender”, planteó.
Respecto a la defensa ambiental y de los derechos de la población femenina, en declaraciones reproducidas el 10 de agosto, por la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), la ambientalista árabe Kehkashan Basu puntualizó que, más que una alternativa, esa lucha es un compromiso que a asumir en unidad.
Para ello, cada persona debe tener consciencia de los problemas que, en ambos campos, golpean a la humanidad, de modo de estar en condiciones de construir, en conjunto, un entorno sostenible, aseguró.
Se trata de lograr una sociedad justa, lo mismo en materia ambiental que en cuanto a equidad para el sector femenino de la población mundial, planteó Basu, oriunda de Emiratos Árabes Unidos (EAU).
El cambio climático es un factor que incide negativamente en el esfuerzo por lograr equilibrio en cuanto a oportunidades para mujeres y para hombres, advirtió, asimismo.
En opinión de la activista emiratí, “ser parte del activismo climático y de género, ya no es una opción: es una responsabilidad, especialmente en estos tiempos en los que nuestro mundo está plagado de problemas que generan desequilibrios en las sociedades y el planeta”.