La pasión irrestricta de las mujeres por narrar en lírica y plasmar acciones que testimoniaran su tiempo, creencias y emociones, emergieron dentro de la sociedad patriarcal y machista, dejando un legado que hoy disfrutamos.
La mujer fue relegada durante muchos siglos en todas las áreas del conocimiento humano, incluyendo la literatura.
En el siglo XIX, pese a las imposiciones sociales de limitarse al trabajo doméstico, parir y criar a los hijos, algunas mujeres trabajaron a escondidas bajo seudónimos masculinos, como la francesa Georges Sand o las hermanas inglesas Brönte.
En América Latina la mujer tuvo un destino similar, pero al igual que en el mundo, su pasión irrestricta por escribir sonetos, narrar en lírica, crear diálogos y plasmar acciones que testimoniaran su tiempo, creencias y emociones, emergieron dentro de la sociedad patriarcal y machista, dejando un legado que hoy disfrutamos.
Unas de esas brillantes y creativas féminas que transitaron por un estrecho y turbulento camino de la literatura fue la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, en el siglo XVII, considerada una de las primeras escritoras femeninas latinoamericanas que llegó a la fama mundial. Ella le obsequió a la humanidad excelsos poemas como «Redondillas» y la carta «Respuesta a Sor Filotea», que son dos de sus obras más conocidas.
En ese mismo siglo el mundo vio nacer a la chilena Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, conocida con el seudónimo de Gabriela Mistral, primer escritor iberoamericano en recibir un premio Nobel. La también profesora y diplomática, cultivó magistralmente la poesía con obras como Desolación, Ternura, Nubes blancas, Los sonetos de la muerte o Lagar, entre otros.
Gabriela Mistral
A finales del siglo XIX nace en Argentina Alfonsina Storni, cuya prosa feminista, según la crítica, posee una originalidad que cambió el sentido de las letras de Latinoamérica. Su legado magistral de poesías se encuentra dentro de algunas de sus obras como La inquietud del rosal, El dulce daño, Irremediablemente, Languidez Mundos de siete pozos y Poemas de amor.
Otra chilena, María Luisa Bombal, en el siglo XX influye con sus novelas y cuentos vanguardistas. Su estilo narrativo, que oscila entre la realidad y la fantasía, es considerado precursor al realismo mágico con el aporte de las novelas La última niebla y La amortajada y el cuento El árbol.
Concluyo este corto recorrido de pioneras que abrieron puertas literarias con la mexicana Rosario Castellanos, también nacida en el siglo pasado, que cultivó todos los géneros literarios, pero es más conocida por su poesía, la cual hace hincapié en temas culturales y feministas. En la obra de teatro El eterno femenino, el cuento Primera revelación, el poema en prosa Lamentación de Dido y la novela Rito de iniciación, siempre hace un referido –o se enfoca- al tema de la mujer, sus conflictos y discrimen.
Rosario Castellanos
Estas mujeres, Juana Inés, Gabriela, Alfonsina, María Luisa y Rosario, afrontaron en sus respectivos tiempos la enajenación intelectual por grupos de poder, críticas subjetivas y virulentas de sus obras, y el abierto e insidioso discrimen de género.
Su camino abrupto y muchas veces turbulento permitió -en alguna medida- que hoy otras mujeres destacadas en la literatura transiten airosas por senderos, callejones y viaductos menos complejos.
mbatistapetra@gmail.com