A nivel mundial, las mujeres representan, en promedio, casi la mitad del personal de las administraciones públicas nacionales, pero constituyen apenas un tercio de quienes desempeñan cargos a nivel directivo superior, de acuerdo con los datos contenidos en un informe elaborado por Naciones Unidas y la estadounidense Universidad de Pittsburgh.
Por otra parte, a causa de los devastadores efectos socioeconómicas de la pandemia mundial del nuevo coronavirus particularmente en la población femenina, algo más de cien millones de sus integrantes -adultas y menores, por igual- pasarían, el próximo decenio, a situación de pobreza, indicaron el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD) y el universitario Gender Inequality Research Lab (Laboratorio de Investigación sobre Desigualdad de Género, GIRL), entidades autoras del documento.
La inequidad se refleja, particularmente, en áreas gubernamentales entre las que figuran la sanitaria, la socioeconómica, y la climática, entre otras, indicaron el PNUD y el GIRL -sigla que constituye la palabra inglesa que significa “niña” o “mujer joven”-.
Ello implica la imposibilidad de reconstruir mejor, luego de la pandemia, advirtieron, en el texto de cobertura mundial, correspondiente a 2021, que se titula Gender Equality in Public Administration (Igualdad de Género en la Administración Pública, GEPA), sobre cuya presentación la agencia especializada de Naciones Unidas informó, el 8 de julio, en su sitio en Internet.
“En promedio, las mujeres representan el 46% de las personas que se desempeñan en la administración pública, pero solo el 31% ocupa los cargos más altos de liderazgo y conforman únicamente el 30% del personal directivo superior”, denunciaron.
En lo que tiene que ver con las áreas de primera respuesta a la pandemia, señalaron que “si bien el 58% de quienes se desempeñan en los ministerios de salud son mujeres, éstas ocupan en promedio solo el 34% de los cargos de decisión”.
Asimismo, “la representación de las mujeres también es escasa en los equipos de tareas de los Gobiernos para combatir”, aunque estos grupos de trabajo “son los que encabezan la respuesta a la pandemia”, señalaron, de acuerdo con la información oficial.
“De los 300 equipos de tareas nacionales (…) examinados en 163 países y territorios, las mujeres ocupan en promedio el 27% de los puestos y están al frente del 18% de dichos equipos”, precisaron.
Además, “apenas el 6% de los equipos de tareas (…) presentan paridad de género, mientras que increíblemente casi en el doble de ese porcentaje, el 11%, no hay ninguna mujer”, revelaron, en el estudio que cubrió 170 países, de los cuales 126 aportaron datos referidos a toma de decisiones.
También precisaron que la disparidad de género impacta otras áreas de las administraciones públicas nacionales.
En este sentido, aseguraron que “pese a que la crisis climática afecta en desproporción a las mujeres, su participación en los ministerios para la protección del medio ambiente es una de las más bajas de las 20 áreas políticas examinadas”.
“Ésta, promedia el 33% a nivel global, y la paridad en la toma decisiones relativas a la protección ambiental es escasa, lo que potencialmente dificulta una acción por el clima y una recuperación verde más efectivas”, agregaron.
“De forma similar, en el área de la política socioeconómica, los datos revelan que las mujeres ocupan en promedio solo el 36% de los puestos de decisión en los ministerios de economía”, continuaron puntualizando.
En cuanto al impacto de la emergencia sanitaria, en la población femenina, pronosticaron, a manera de ejemplo, que “hasta 105 millones más de mujeres y niñas —que ya de por sí son la mayoría de quienes viven en la pobreza extrema en el mundo— podrían verse empujadas a la pobreza de aquí a 2030 a causa de la pandemia”.
El PNUD y el GIRL advirtieron, en términos generales sobre lo que el escaso o nulo involucramiento femenino significa, en materia de recuperación pospandemia.
“Sin la participación de las mujeres y con una subrepresentación de estas en los cargos de liderazgo en las tres áreas críticas de acción —la crisis sanitaria, la recuperación socioeconómica y el clima— es prácticamente imposible reconstruir mejor”, señalaron.
“Conforme los Gobiernos diseñan y perfeccionan las políticas para adaptarlas a la pandemia, el PNUD y la Universidad de Pittsburgh los instan a considerar los efectos de género de la crisis y a garantizar la participación plena e inclusiva de las mujeres en la administración pública, entre otros puestos, en los cargos de liderazgo y adopción de decisiones”, recomendaron.
Las entidades autoras del GEPA, incluyeron sugerencias, en cinco áreas de acción, para corregir la desigualdad de género y erradicar las barreras que impiden, u obstaculizan parcialmente, esa presencia.
Por una parte, se trata de “fortalecer las leyes, los marcos y las políticas vigentes y presionar para la sanción de estos instrumentos cuando no los hubiera, como por ejemplo, las cuotas y medidas especiales de carácter temporal y la creación de un presupuesto nacional de género”.
También, es necesario “generar un cambio institucional, entre otras cosas, a través de la reforma del lugar de trabajo, políticas de recursos humanos inclusivas y la sanción del sexismo y el acoso laboral”.
Igualmente, “mejorar la disponibilidad de datos de calidad sobre igualdad de género y mujeres en la administración pública”, lo mismo que “aprovechar las alianzas en curso y forjar otras nuevas, como por ejemplo, con organizaciones no gubernamentales y movimientos de mujeres y alianzas empresariales”.
A los puntos anteriores, se suma el referido a “promover sinergias entre la agenda para la igualdad de género, entre otras cosas, a través de la concienciación y el apoyo a la educación y preparación de las mujeres para una carrera en la función pública”.
Citada en la nota informativa del PNUD, la Rectora de la Universidad de Pittsburgh, Ann Cudd, hizo mención, en alusión al informe, de la utilidad clave de cifras para la gestión de los gobiernos, en términos generales.
“La igualdad de género y la diversidad son clave para mejorar la función gubernamental y la calidad de vida de todas las personas”, señaló.
“Para lograrlo necesitamos más y mejores datos, y colaboraciones como estas -entre la Universidad de Pittsburgh y las Naciones Unidas- pueden ayudarnos a alcanzar esa meta”, reflexionó.
“Esta alianza de investigación ha generado información nueva e importante que no sólo pone de manifiesto el problema sino que, además, brinda la evidencia necesaria para solucionar estas disparidades”, indicó.
Por su parte, el administrador del PNUD, Achim Steiner, se refirió impacto que la emergencia sanitaria mundial tiene, en particular, en ese sector poblacional, y abordó, además, la necesidad de incidencia femenina en materia de toma de decisiones en materia de reconstrucción para mejor.
En ese sentido, advirtió que los efectos de la pandemia “no son neutros en materia de género”.
“Por lo tanto, resulta fundamental que los Gobiernos respondan a las necesidades, los derechos, y las expectativas de las mujeres y las niñas”, sugirió.
“Las mujeres deben también tener plena participación en las instituciones públicas, y sentarse a la mesa cuando los Gobiernos formulan las respuestas políticas y determinan el mejor camino para salir de la crisis”, agregó, a continuación.
“Las decisiones fundamentales que se tomen hoy afectarán el bienestar de las personas y el planeta de las generaciones venideras”, aseguró.
Al respecto, advirtió que “la recuperación sostenible solo es posible cuando las mujeres desempeñan plenamente su papel” en la construcción del mundo pospandemia, de modo que sea “propicio para todas las personas”.