Las mujeres latinoamericanas y caribeñas dedican más del tripe de tiempo, que los hombres, al trabajo de cuidados no remunerado, de acuerdo con un estudio regional elaborado por dos organizaciones internacionales.

La situación obedece a la crisis sanitaria causada por la pandemia mundial del nuevo coronavirus, causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), indicaron, en el documento, dado a conocer el 19 de agosto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).

En tal contexto, la emergencia sanitaria genera retos en cuanto a la transformación de esta actividad, de modo que su desempeño sea equitativamente distribuida entre mujeres y hombres, de acuerdo con lo señalado en el estudio titulado “Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de COVID-19. Hacia sistemas integrales para fortalecer la respuesta a la recuperación”.

Antes del estallido, este año, de la pandemia, las mujeres, en América Latina y el Caribe, dedicaban el triple de tiempo, que los hombres, al trabajo de cuidados no remunerado, indicaron Cepal y ONU Mujeres, en el texto de 23 páginas.

La situación empeoró a causa de la creciente demanda de cuidados, complementada por la reducción de la oferta de esos servicios, a su vez, causada por las medidas de confinamiento y distanciamiento social -cuarentena- implementadas por la mayoría de los gobiernos, como esfuerzo por controlar la propagación del virus, explicaron.

En ese cuadro de situación, los impactos de la emergencia sanitaria, en la vida de las personas, generan nuevos desafíos de reorganización del trabajo productivo y reproductivo en el corto, mediano y largo plazo, plantearon.

“La crisis provocada por la pandemia de COVID-19 ha incrementado la necesidad de trabajos de cuidado no remunerado en las familias”, preciaron, para agregar que, “en América Latina y el Caribe, son las mujeres quienes llevan sobre los hombros esa carga de forma desproporcionada”.

Por ello, es necesario transformar ese rubro de trabajo, por una parte, reconociéndolo, y, por otra, fortaleciendo, con perspectiva de género, políticas y servicios sociales, indicaron, además de señalar que la economía del cuidado es clave para la recuperación económica sostenible pospandemia.

De acuerdo con proyecciones de Cepal, a nivel regional, la tasa de pobreza, entre las mujeres, aumentará, este año, 37.4 por ciento, lo que significa que 118 millones de mujeres en situación de pobreza.

Las organizaciones incluyeron, en el estudio, lo que definieron como “Recomendaciones para la implementación de políticas de cuidado durante la emergencia sanitaria y la crisis del COVID-19”.

En ese sentido, sugirieron “Asegurar que los servicios de cuidados sean considerados prioritarios, garantizando a quienes se emplean en los mismos que puedan hacer su trabajo de manera segura durante el periodo de confinamiento”.

Además, “Expandir la protección de las personas que desempeñan tareas de cuidado tanto de forma remunerada como no remunerada”, y “Promover medidas para facilitar que los trabajadores y trabajadoras con responsabilidades de cuidado, puedan compatibilizarlas con el trabajo remunerado”.

Asimismo, “Fomentar una mejor distribución de las responsabilidades de cuidado entre hombres y mujeres”, y “Priorizar el acceso a los alimentos y servicios básicos para aliviar el trabajo doméstico y la carga de cuidados no remunerados”.

También formularon una serie de “Recomendaciones hacia la implementación de políticas de cuidado en el mediano y largo plazo”.

Se trata de “Crear sistemas de cuidado robustos, resilientes diseñados e implementados
desde un enfoque de género”, así como “Invertir en infraestructura de cuidados, en tecnología y sistemas de transporte que ahorren tiempo”.

También se debe “Transformar mercados laborales para permitir la reconciliación de trabajo remunerado y cuidados no remunerados, fomentando la corresponsabilidad social entre familias, Estado, mercado y comunidad”, lo mismo que “Integrar la economía del cuidado en la planificación, diseño e implementación de las políticas macroeconómicas”.

Citada por Noticias ONU, la agencia informativa de Naciones Unidas, la secretaria ejecutiva de CEPAL, Alicia Bárcena -la primera mujer quien ejerce el cargo-, destacó cuatro puntos de desigualdad de género que limitan la autonomía de las mujeres: “la división sexual del trabajo, los patrones culturales patriarcales, la concentración de poder y la inequidad económica”.

“Estos puntos se reflejan y explican claramente en la sobrecarga que padecen, las mujeres, de los trabajos de cuidados”, lo que implica la necesidad de “transformar el modelo económico que permite esa desigualdad”, señaló.

“Los sistemas integrales de cuidados pueden convertirse en un verdadero motor de la recuperación socioeconómica de la región, que no deje a nadie atrás”, reflexionó, además de exhortar a “convertir la crisis del COVID-19 en una oportunidad para fortalecer las políticas de cuidados de la región con un enfoque sistémico e integral”.

Según Bárcena, “esto significa incorporar a todas las poblaciones que requieren cuidados, y generar sinergias con las políticas económicas, de empleo, salud, educación y protección social, sobre la base de la promoción de la corresponsabilidad social y de género”.

También citada en la nota de Noticias ONU, la directora regional de ONU Mujeres, la uruguaya María Noel Vaeza, planteó la urgencia de romper lo que describió como “el círculo vicioso que existe entre cuidados, pobreza, desigualdad, precariedad y exclusión”.

“Esta crisis es excepcional, y requiere de cambios profundos y la ampliación de la protección social, lo que implica nuevos contratos sociales”, reflexionó.

“Es hora de tomar en serio la inversión pública en salud y creación de empleo con un enfoque de género y derechos”, sugirió.

Vaeza advirtió, además, que, “si los gobiernos no se toman en serio la necesidad de fortalecer sistemas de cuidados con corresponsabilidad, esta crisis puede dejar a muchas mujeres fuera de la economía, y sin poder ejercer sus derechos económicos y sociales”.