La Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) está impulsando, a nivel mundial, la sensibilización de fuerzas policiales en materia de violencia machista.
En tal sentido, se capacita a personal -incluidas agentes femeninas- para atender, en un contexto de empatía, a las agredidas, quienes, por lo general, son revictimizadas, cuando procuran protección, en instalaciones de policía, señaló la agencia especializada, en la nota informativa que tituló “Supported by UN Women, police forces are becoming more responsive to survivors of violence” (“Apoyadas por ONU Mujeres, fuerzas policiales se tornan más receptivas a sobrevivientes de violencia”).
La pandemia del nuevo coronavirus, estallada en 2020, ha agudizado, a nivel global, la violencia machista, contexto en el cual apenas una de cada 10 sobrevivientes acude a la instancia policial, indicó, en el artículo que difundió, el 15 de julio, en su sitio en Internet.
“Los pasados 18 meses, al atrapar a las mujeres, con sus abusadores, los encierros por la pandemia (…) han empeorado la ya generalizada violencia contra las mujeres, impidiendo que muchas de ellas obtengan ayuda”, señaló la entidad.
“Pero aun aquellas quienes logran contactar a la policía, se enfrentan a otro desafío de larga data: una cultura y sistema que trata, a la sobreviviente, como si fuese gran parte del problema”, puntualizó, a continuación.
Ante tal cuadro de situación, “ONU Mujeres ha tratado de promover refirmas policiales”, y, “en su trabajo sobre policía y respuestas a la violencia de género contra mujeres”, se ha aliado con Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), de acuerdo con lo indicado en el artículo.
“Usando sus propios manuales sobre vigilancia policial sensible al género, ONU Mujeres ha organizado capacitación policial en lugares a nivel mundial, incluidos Pakistán, Kosovo, Marruecos, y el mayor campo de refugiados en el mundo: Cox’s Bazar, en Bangladesh”, preciso.
Al respecto, hizo referencia al “Manual sobre Servicios Policiales con Enfoque de Género para Mujeres y Niñas Sometidas a Violencia” (“Handbook on Gender-Responsive Police Services for Women and Girls Subject to Violence”), lanzado, el 28 de enero, por ONU Mujeres, conjuntamente con Unodc y la International Association of Women Police (Asociación Internacional de Policías Femeninas, Iawp).
El instrumento, que “será usado en 22 países”, proporciona “orientación práctica, a profundidad, sobre cómo responder durante crisis como la pandemia (…) prevenir la violencia contra mujeres y niñas, y realizar investigaciones (sobre agresión de género) que cubran las necesidades y las preocupación de las sobrevivientes, y se enfoquen más en lo que hicieron los perpetradores”, señaló.
La costera ciudad Cox’s Bazar (Bazar de Cox), ubicada en el sureste de Bangladesh, es también conocida como Panowa, su nombre original, el que, durante el dominio colonial británico en la zona, fue cambiado por el apellido del capitán Hiram Cox.
El campo de refugiados ubicado en ese sector, aloja a aproximadamente 740 integrantes de la perseguida comunidad rohingya, quienes han llegado, a Bangladesh, huyendo, desde la limítrofe Myanmar.
Citado en la nota informativa, el comandante Atiqur Rahman, oficial encargado del campo, explicó que “agentes policiales femeninas fueron movilizadas al lugar, a causa de que las refugiadas, quienes son musulmanas, no querían comunicarse con agentes varones”.
“Las agentes también fueron capacitadas para superar la barrera del idioma, y para empatizar con personas en tales condiciones de vulnerabilidad”, según Rahman.
En cuanto a Pakistán, ONU Mujeres informó que, durante el periodo 2019-2020, entrenó a la policía del país ubicado en el sur asiático, y que, “este año, escribió un manual de capacitación policial específico para Pakistán, sobre cómo tratar a sobrevivientes femeninas”.
También citada en el artículo, la superintendente policial Maria Mahmood, directora de la Academia Nacional de Policía pakistaní, expresó que “el mayor reto que enfrentamos es que las mujeres no denuncian casos de violencia, a causa de las actitudes acusadoras por parte de los agentes”.
“Cuando empecé a trabajar como agente policial, me sentí impactada al ver el prejuicio, profundamente enraizado, de la patriarcal fuerza de policía”, narró.
“El sistema de justicia criminal es discriminatorio, y también estigmatiza a las víctimas de violencia, y no ofrece apoyo suficiente para ellas”, denunció.
En ese contexto, “vemos a ONU Mujeres como un socio clave en ayudarnos a construirá la capacidad (de sensibilidad) de los agentes policiales pakistaníes”, aseguró.
En lo que tiene que ver con Marruecos, costero país árabe en el noreste africano, la agencia especializada de Naciones Unidas informó que “ha apoyado la restructuración de la fuerza policial nacional, particularmente asegurándose de que cada estación policial provincial cuente con una unidad individual, capacitada para atender a las sobrevivientes femeninas de violencia”.
Al respecto, citó el caso de una mujer quien, en 2019, en la norteña ciudad de Meknes, quien fue abusada sexualmente por su superior jerárquico laboral.
Alguien de su amistad, “llevó, a la mujer embarazada, a una estación de policía”, de acuerdo con lo indicado por ONU Mujeres.
La víctima “estaba en una posición difícil”, ya que “el sexo fuera del matrimonio, es un delito, en Marruecos, y ella cargaba ‘evidencia’”, según la información, que incluyó parte de la declaración que la afectada formuló a la entidad de Naciones Unidas.
“Camino a la estación de policía, tenía miedo de que (los agentes) me ignorasen, y no creyeran lo que yo iba a decirles”, dijo la mujer, al inicio de su narración.
“Pero, cuando llegué, fue amablemente recibida por una agente femenina quien se presentó como la Jefa de la Unidad Policial para Mujeres Víctimas de Violencia”, agregó.
De modo que “me dije, a mí misma, que, si el jefe es una mujer, quizá ella me entendería”, continuó relatando.
“Lo primero que me dijo, fue: ‘Hay una solución, para todo’. Nunca olvidaré eso”, expresó, asimismo, la víctima, cuya identidad no fue revelada en el artículo.
“Eso se ha convertido en mi lema en la vida”, reveló, para subrayar que “sus palabras me alentaron, y ella me escuchó con gran cuidado y atención, mostrando interés”.
“En ese momento, yo me sentía insegura, en riesgo, indigna”, precisó, a continuación.
Pero, “reunirme con ella, me hizo darme cuenta de que tengo la oportunidad de recuperar mi vida”, aseguró.
En opinión de la experta británica Jane Townsley -coautora del manual lanzado en enero-, la incorporación de agentes femeninas “aumentará la confianza de la gente, en la policía”.
“El cambio duradero requiere transformar las culturas policiales, a través de mejores políticas, estructuras, y prácticas”, agregó Townsley, una ex inspectora jefa en el Reino Unido, quien se desempeña como directora ejecutiva de Iawp, en declaraciones a ONU Mujeres, y capacitadora de la fuerza de policía de Cox’s Bazar.
Respecto al instructivo, puntualizó que “fue escrito por policías, para policías”.
En opinión de Townsley, “para que el manual tenga éxito, resulta crucial asegurar que la policía, a nivel institucional, acepte la responsabilidad de implementarlo, y reconozca los beneficios que puede traer, no solamente a las víctimas y sobrevivientes de violencia contra mujeres y niñas sino a la eficacia de la organización policial en su conjunto”.