El multimillonario déficit anual en materia de financiamiento de acciones mundiales para lograr la igualdad de género, plantea la urgente necesidad de aportar fondo con miras a que ese objetivo sea realidad para 2030

Debido al déficit en el financiamiento de acciones para lograr la igualdad, la conmemoración, el 8 de marzo de 2024, del Día Internacional de la Mujer, se identifica con la consigna “Financiar los derechos de las mujeres: acelerar la igualdad”.

Al informar sobre el tema, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres)señaló que ese objetivo constituye el principal desafíoen materia de promoción y defensa de los derechos humanos.

En ese sentido, la agencia especializada de la organización mundial, identificó cinco áreas temáticasque ameritan acción coordinada internacionalmente.

Se trata, respectivamente, de inversión monetaria, erradicación de la pobreza, erradicación de la pobreza, financiamiento con sensibilidad de género, establecimiento de la sociedad del cuidado, apoyo a las organizaciones feministas, según indicó ONJU Mujeres, en el extenso comunicado que difundió, el 2 de enero, en su sitio en Internet.

En un mundo que enfrenta múltiples crisis que someten a las comunidades a una inmensa presión, lograr la igualdad de género es más vital que nunca”, planteó, en calidad de exhortación.

Garantizar los derechos de las mujeres y las niñas, en todos los ámbitos de la vida, es la única forma de asegurar el desarrollo sostenible”, agregó.

Uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad de género en 2030, es la alarmante falta de financiamiento, con un abrumador déficit anual de 360,000 millones de dólares, en las medidas destinadas a alcanzar la igualdad de género”, receló, a continuación.

Declaración de Beijing

La entidad internacional hizo, así, referencia al proceso que, conducente a la determinación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), inició en la conferencia mundial que tuvo lugar, del 4 al 15 de setiembre de 1995, en la capital de la República Popular China, cuando fueron aprobadas la Plataforma de Acción de Beijing, y la Declaración de Beijing -que tomaron, de esa ciudad, sus respectivos nombres-.

La plataforma, consistente en seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.

También señala que su propósito central radica en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.

Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.

La plataforma es complementada, desde 2015, por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los ODS, que consisten en 17 metas establecidas para cumplirse, a más tardar, para 2030.

El quinto de los ODS -referido, puntualmente, a “Igualdad de Género”-, apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básico,sino que es crucial para el desarrollo sostenible en general.

También establece la necesidad de “eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado, y las mutilaciones genitales femeninas”.

Acción conjunta

En cuanto al 8M de este año, ONU Mujeres detalló lo que definió como “las cinco áreas que requieren una acción conjunta para que no se siga discriminando y dejando atrás a las mujeres”.

Respecto a Financiar los derechos de las mujeres: Una cuestión de derechos humanos”, denunció que “la igualdad de género sigue siendo el mayor reto en materia de derechos humanos”.

Por lo tanto, “invertir en políticas para avanzar la igualdad de género, es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos, y la piedra angular para crear sociedades inclusivas, planteó, en modode recomendación.

La agencia especializada precisó, a continuación que “los avances para las mujeres, benefician a todas las personas, en todo el mundo”.

En lo que tiene que ver con los referido a “Acabar con la pobreza y la desigualdad”, informó que, “desde 2020, la pandemia del COVID-19, conflictos geopolíticos, desastres climáticos y turbulencias económicas han empujado a 75 millones de personas más a la pobreza severa”.

A continuación, pronosticó que “esto podría llevar a más de 342 millones de mujeres y niñas, a vivir por debajo del umbral de pobreza, en 2030”.

En consecuencia, “es crucial actuar de inmediato, para evitarlo”, exhortó.

En el área referida a “poner en marcha un financiamiento transformador para la igualdad de género”, la entidad reveló, a manera de denuncia, que, “según estimaciones recientes, el 75% de los países, mantendrán los recortes en el gasto público (…) debido a los conflictos, y al alza de los precios de los combustibles y los alimentos”.

Precisó, a continuación, que “la austeridad repercute negativamente en las mujeres, ya que reduce el gasto público en servicios públicos esenciales, políticas de cuidados, y protección social”.

Resultado de tal cuadro de situación, “los servicios que el Estado no provee, con la reducción del gasto, se ajustan por la vía del tiempo y el cuerpo de las mujeres”, precisó, de inmediato.

La afectación generada por lo anterior, golpea, con particular fuerza, a los sectores femeninos más vulnerables, agregó.

Los efectos del desempleo y la inflación suelen afectar más a las mujeres y sus estrategias de supervivencia y medios de vida”, puntualizó.

“Más aún a las mujeres de poblaciones indígenas, afrodescendientes, y (de) etnias minoritarias, así como mujeres en situación de movilidad, rurales, o con discapacidad”, detalló.

Frente a ello, “las propuestas de recaudación fiscal y de incentivos con perspectiva de género, pueden ser instrumentos para la reducción de la concentración de la riqueza, (y) la desigualdad, y fomentar la economía real”, sugirió, para agregar que, esto, “permitiría reducir el impacto de esos ajustes, y ampliar el espacio fiscal”.

Para el tema de “pasar a un desarrollo sostenible y una sociedad de los cuidados”, ONU Mujeres subrayóque “el actual sistema económico exacerba la pobreza, la desigualdad, y el deterioro medioambiental, afectando, de manera desproporcionada, a las mujeres, y, más aún, aquellas que enfrentan múltiples discriminaciones”.

Frente a ese contexto, “los movimientos de mujeres que abogan por modelos alternativos, proponen avanzar hacia una sociedad de los cuidados, que preserve el medioambiente y la sostenibilidad de la vida”, informó.

Lo hacen, “reconociendo los conocimientos de las mujeres indígenas que amplifiquen la voz de las mujeres y su rol protagónico en una economía que no acelere más aún el cambio climático, que no sea depredadora de los ecosistemas y permita un desarrollo sostenible”, indicó, además.

De lo que se desprende, que “financiar iniciativas de desarrollo local alternativo, y a las organizaciones que hacen incidencia en torno a la justicia económica y climática, permitirá avanzar en soluciones concretas en el terreno, y cambios de las reglas del juego del sistema a nivel nacional e internacional”.

Las áreas de acción planteada por ONU Mujeres, se complementan con la referida a “Apoyar a los feminismos y movimientos que impulsa el cambio”.

Al respecto, la agencia explicó que “las organizaciones feministas lideran la lucha contra la pobreza y la desigualdad de las mujeres en toda su diversidad”.

Sin embargo, están abogando y trabajando casi sin recursos, ya que reciben un escaso apoyo de la cooperación internacional, los fondos multilaterales, los presupuestos nacionales, o la filantropía, explicó.

Por lo tanto, en la visión del grupo de trabajo internacional, “es urgente financiar a las organizaciones feministas y de mujeres, para impulsarlas, ya que, fortalecer a los movimientos y las organizaciones de la sociedad civil, contribuye a la democracia, la paz, y el desarrollo sostenible”.

Foto: Ipanemah Corella