Dos agencias internacionales están rastreando las respuestas de los países a la pandemia que golpea al planeta, y los resultados no son del todo alentadores.
La mayoría de los gobiernos no está actuando todo lo eficazmente que debiera para proteger, a las mujeres y a las niñas, de los efectos socioeconómicos del nuevo coronavirus, causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), según los más recientes datos difundidos por la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
Ello, de acuerdo con los datos contenidos en el Rastreador Global de Respuestas de Género a la COVID-19, mecanismo dado a conocer el 28 de este mes en la sede de las naciones Unidas, en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York.
El rastreador, que estudia, de momento, 2,500 medidas adoptadas en 206 países y territorios, analiza, específicamente y desde la óptica del género, las acciones gubernamentales, indicó, al respecto, ONU Mujeres, en una nota informativa sobre el tema.
El análisis cubre tres categorías: combate a la violencia de género, apoyo a las mujeres y a las niñas quienes proveen trabajo de cuidados no remunerado, fortalecimiento de la seguridad económica femenina, de acuerdo con lo indicado en la información titulada: “COVID-19: Nuevos datos revelan que sólo uno de cada ocho países de todo el mundo ha adoptado medidas para proteger a las mujeres contra los impactos sociales y económicos”.
“Los resultados indican que 42 países, es decir, una quinta parte -un 20 por ciento- de los analizados, no han adoptado ninguna medida con perspectiva de género en respuesta al COVID-19”, indicó la agencia internacional.
“Sólo 25 países -el 12 por ciento del total mundial- han introducido medidas que abarcan las tres categorías”, lo que incluye “líneas telefónicas de ayuda, refugios, respuestas judiciales para contrarrestar el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas durante la pandemia, transferencias de dinero específicamente para las mujeres, servicios de atención infantil, o permiso de ausencia por motivos familiares o de enfermedad”, agregó.
Según ONU Mujeres, “los nuevos datos revelan que, en sus esfuerzos por hacer frente a la pandemia de la COVID-19 y en lo relativo al género, los Gobiernos han centrado sus esfuerzos principalmente en evitar o dar respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas”.
“Estas medidas representan el 71 por ciento de todas las acciones identificadas o, en otras palabras, 704 medidas en 135 países”, siguió informando.
“De este total, el 63 por ciento se ha centrado en fortalecer los servicios esenciales, como refugios, líneas telefónicas de ayuda y otros mecanismos de denuncia”, precisó.
“Sin embargo, sólo 48 países, es decir, menos de una cuarta parte de los analizados, consideraron los servicios relacionados con la violencia contra las mujeres y las niñas como parte integral de sus planes de respuesta nacionales y locales frente a la COVID-19, y muy pocos previeron financiación adecuada para tales medidas”, aseguró ONU Mujeres.
Entretanto, “la respuesta en lo referido a la protección social, la crisis de la atención y los puestos de trabajo, en gran medida ha obviado las necesidades de las mujeres: sólo 177 medidas -el 10 por ciento del total- de 85 países apuntan explícitamente a reforzar la seguridad económica de las mujeres”, indicó.
Pero “menos de una tercera parte de los países -60 en total- ha adoptado medidas de apoyo a quienes proveen trabajo de cuidados no remunerado y de refuerzo de los servicios de atención para niñas y niños, personas de edad o personas con discapacidad”, planteó.
La agencia advirtió, además, que las medidas requieren financiamiento, para su sostenibilidad.
“Los datos obtenidos por el rastreador sugieren que, incluso en el caso de países que han adoptado una asombrosa cantidad de medidas con perspectiva de género, estas sólo serán eficaces si cuentan con financiación suficiente y se mantienen en el tiempo”, recomendó.
También sugirió que “los servicios para dar respuesta y evitar la violencia contra las mujeres y las niñas deben ser considerados servicios esenciales, contar con financiación suficiente y formar parte integral de los planes de respuesta nacionales y locales frente a la COVID-19”.
Igualmente, que “es preciso crear paquetes fiscales destinados a asegurar que las mujeres no queden fuera de la respuesta a la pandemia y la correspondiente recuperación”.
Además, que “los Gobiernos deben apoyar la participación activa de las mujeres en el liderazgo y en los procesos de toma de decisiones en el marco de la respuesta a la COVID-19, e invertir en datos desglosados por sexo para garantizar que sea posible reconocer y abordar eficazmente las repercusiones de la pandemia diferenciadas por género”.
Al evaluar, por regiones mundiales, las diferentes gestiones gubernamentales, los países europeos, en su conjunto, obtuvieron alta calificación, de acuerdo con la información oficial.
“Europa se sitúa a la cabeza de la respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas y al trabajo de cuidados no remunerado: a este continente corresponde casi el 60 por ciento de todas las medidas contra la violencia y el 72 por ciento de todas las medidas para abordar el trabajo de cuidados no remunerado”, señaló ONU Mujeres, y agregó que “el continente americano ha adoptado la mayor cantidad de medidas tendientes a reforzar la seguridad económica de las mujeres; le sigue África”.
Respecto a América Latina y El Caribe, la hoja de datos del rastreador, sobre esta región, reveló que “la región tiene uno de los más altos números de medidas con sensibilidad de género -261-, antecedido solamente por Europa, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda”.
Pero, en el área latinoamericana y caribeña, no todo es prometedor, según se desprende de la evaluación incluida en el instrumento analítico.
“La respuesta de género ha sido desigual de un país a otro, e irregular en algunos aspectos, particularmente en cuidados no remunerados”, precisó, aunque aclaró que “innovadoras medidas de respuesta de género siguen implementándose en una gama de contextos”.
Al desglosarlas, el rastreador mostró que 33 países y territorios regionales, de los 43 analizados, han tomado 261 medidas con sensibilidad de género, en respuesta a la pandemia.
“Haciéndose eco de tendencias globales, la mayoría de las medidas tomadas en la región atienden violencia contra las mujeres -177 medidas en 29 países-, seguidas por medidas para atender la seguridad económica de las mujeres -61 medidas en 21 países-, con relativamente menos medidas para atender el trabajo de cuidados no remunerado -23 medidas en 12 países-“, de acuerdo con los datos del rastreador.
Autoridades de ambas agencias, citadas en la nota informativa de ONU Mujeres, coincidieron en señalar, con optimismo, que el nuevo instrumento analítico es una herramienta útil, para los gobiernos a nivel mundial, en cuanto a puesta en marcha de políticas, y su seguimiento.
“Este nuevo rastreador de respuestas de género puede ayudar a acelerar la reforma de las políticas, detectando las carencias en las iniciativas nacionales, y la financiación, y resaltando las mejores prácticas”, dijo el administrador del PNUD, el ambientalista brasileño-alemán Achim Steiner.
El funcionario planteó, asimismo, que, no obstante el brutal impacto socio económico
-además de sanitario- que está teniendo globalmente, la pandemia ofrece un momento clave para lograr un cambio social general, y, en particular, en materia de género.
“La crisis de la COVID-19 ofrece una oportunidad para que los países transformen los modelos económicos existentes, y los orienten a un contrato social renovado que dé prioridad a la justicia social y la igualdad de género”, agregó.
Por su parte, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, expresó que la nueva herramienta estadística puede, entre otros beneficios, aportar a hacer frente al fenómeno machista mundial de la agresión de género.
“El Rastreador Global ayuda, a los Gobiernos, a tomar decisiones acertadas en materia de políticas”, dijo.
Ello, dado que “permite compartir las buenas prácticas, y hacer un seguimiento del progreso en las políticas y medidas de atención que permiten combatir la violencia contra las mujeres”, agregó la funcionaria, una ex vicepresidenta (2005-2008) de Sudáfrica.
La jerarca de ONU Mujeres agregó que “ha quedado claro que la pandemia de la COVID-19 está afectando, con dureza, a las mujeres: como víctimas de violencia en el ámbito privado -confinadas (en cuarentena) con sus agresores-, o cuidadoras no remuneradas de una familia o comunidad, o trabajadoras en puestos sin protección social”.