La entrega del premio Nobel de la Paz a NargesMohammadi, constituye un poderoso mensaje a los teócratas iraníes: la prisión no doblega, sino que fortalece la lucha de las mujeres
Narges Mohammadi –una presa política de la dictadurareligiosa que oprime a Irán, cuyo tenaz combate por los derechos de las mujeres, en particular, y los derechos humanos, en general–, es conocida y valorada fuera de su país de origen, el 6 de octubre se convirtió en la más reciente receptora del Premio Nobel de la Paz.
Al leer el anuncio referido al otorgamiento del galardón, Berit Reiss-Andersen, presidenta del Comité Nobel Noruego -encargado de seleccionar a los destinatarios del premio-, indicó que la consigna de las más recientes protestas en el país asiático –“Mujer-Vida-Libertad” (“Zan-Zendegi-Azadi”, en farsi, o persa, idioma oficial iraní)- describe, con precisión, la lucha de Mohammadi.
En el documento, el comité, igualmente, destacó el hecho de que la activista ha sido reiteradamente detenida, recurrentemente condenada a prisión -sentencias que, de momento, acumulan más de 30 años-, y sometida a particularmente cruel tortura -lo que ha incluido más de un centenar de azotes-.
“El Comité Nobel Noruego ha decidido otorgar el Premio Nobel de la Paz para 2023 a Narges Mohammadi, por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán, y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos”, según lo señalado en el texto de 11 párrafos que Reiss-Andersen leyó en la sede de la institución, en Oslo -la capital de Noruega-.
“Su valiente lucha ha implicado tremendos costos personales”, expresó el comité.
“Sumadas, el régimen la ha detenido 13 veces, la ha enjuiciado cinco veces, y la ha sentenciado a un total de 31 años de prisión, y 154 azotes”, denunció.
Durante la lectura del comunicado, Reiss-Andersen puntualizó que “la señora Mohammadi, sigue en prisión, mientras estoy hablando”.
En el texto, el comité describió, a la activista, como “una mujer, una defensora de los derechos humanos, y una luchadora por la libertad”.
“Al otorgarle el Premio Nobel de la Paz de este año, el comité Nobel Noruego desea honrar su valiente pelea por los derechos humanos, la libertad, y la democracia en Irán”, de acuerdo con lo expresado en la nota de prensa.
“El Premio de Paz de este año, también reconoce a los cientos de miles de personas quienes, en el año precedente, se han manifestado contra las políticas, del régimen teocrático, de discriminación y opresión centradas en las mujeres”, indicó el organismo.
Mujer-Vida-Libertad
El comité hizo, así, referencia a las masivas protestas desencadenadas por el asesinato policial, el año pasado, de la joven iraní Mahsa (Zhina) Amini, de 23 años.
Amini fue detenida, el 16 de setiembre de 2022, en Teherán -la capital nacional-, por efectivos de la Gasht-e Ershad (Policía Guía, o Policía Orientadora) -temida fuerza de seguridad de cumplimiento de la fe, popularmente conocida como “policía de la moral”-.
El asesinato de Amini fue inmediatamente respondido por la vía de masivas manifestaciones, en Teherán y otras ciudades a nivel nacional, cuyo propósito inicial fue el repudio a la misógina política del régimen, que es violatoria de los derechos de las mujeres.
En el marco de las protestas, altos números de participantes quemaron hijabs, además de que se cortaron el pelo, además de que convirtieron la consigna “Mujer-Vida-Libertad”, en expresión distintiva de las protestas -y en movimiento de liberación-.
Las marchas pasaron, durante los meses siguientes, a tener apoyo y participación de hombres, y se enfocaron en la condena a las violaciones que el régimen mantiene contra los derechos humanos en general -destacando las garantías de la población femenina-.
No obstante su naturaleza pacífica, las nacionalmente viralizadas manifestaciones fueron brutalmente reprimidas -con saldo de aproximadamente 500 víctimas fatales, alrededor de 20 mil personas detenidas, así como varios hombres enjuiciados y ahorcados por haberlas respaldado-.
El, comité hizo detallada mención de la consigna, y de cómo las tres palabras constituyen conceptos rectores de la lucha que Mohammadi mantiene vigente sin perjuicio de estar en prisión.
“El lema adoptado por los manifestantes –“Mujer-Vida-Libertad”-, adecuadamente expresa la dedicación y el trabajo de Narges Mohammadi”, señaló.
“Mujer: ella lucha por las mujeres, contra la discriminación y la opresión sistemáticas”, comenzó a describir.
“Vida: ella apoya el esfuerzo de las mujeres por el derecho a vivir vidas plenas y dignas. Este esfuerzo, en todo Irán, ha recibido persecución, cárcel, tortura, e inclusive muerte”, expresó, a continuación.
“Libertad: ella pelea por la libertad de expresión y el derecho a la independencia, y contra reglas que requieren que las mujeres sean vistas y que cubran sus cuerpos. Las exigencias de libertad, expresadas por los manifestantes, aplican no solamente para las mujeres sino para toda la población”, agregó.
El comité destacó el hecho de que, el activismo de Mohammadi, de 51 años, data de la década de 1990, tiempo en el cual, como estudiante universitaria de física, participaba, destacadamente, en la promoción y la defensa de la igualdad de género y los derechos de las mujeres.
La entidad señaló, asimismo, que, cumplidos sus estudios universitarios, ingresó, en 2003, en Teherán, al Centro de Defensores de los Derechos Humanos (Defenders of Human Rights Center, Dhrc).
Fundado en 2001, el centro enfoca su accionar en cinco actividades centrales, entre las que se destacan las de “proveer defensa gratuita a los acusados de delitos políticos o a los prisioneros de conciencia”, y “proveer apoyo a las familias de presos políticos o prisioneros de conciencia».
Entre los cinco fundadores del Dhrc, figura una sola mujer: Shirin Ebadi, galardonada, en 2003, con el Premio Nobel de la Paz, “por sus esfuerzos por la democracia y los derechos humanos”, y porque “se ha enfocado, especialmente, em la lucha por los derechos de las mujeres y los niños”.
En el marco del anuncio respecto al premio de este año, Reiss-Andersen dijo que, “si las autoridades iraníes toman la decisión correcta, la liberarán, para que pueda estar presente y recibir este honor, que es lo que, principalmente, esperamos”.
Las constantemente demostradas misoginia y brutalidad de los dictadores iraníes, hacen sentir lo expresado por Reiss–Andersen, como una extremadamente bienintencionada manifestación de un deseo.
Los dictadores incurren, invariablemente, en el arrogante error de considerar que llegaron, ilegítimamente, al poder, para quedarse.
La entrega de este premio, a Mohammadi, constituye un poderoso mensaje a los criminales teócratasiraníes: la prisión no doblega, sino que fortalece lalucha de las mujeres.