Foto por costarica.unfpa.org

Rescatar la propiedad ancestral sobre el suelo, frente a la acción invasora de extraños, suele traducirse en violencia, además de que es un esfuerzo desgastante, plantearon dos mujeres indígenas recuperadoras de tierras, quienes pertenecen a comunidades en el sur de Costa Rica.

La lucha apunta a rescatar aquello que es de propiedad colectiva, explicaron, al relatar la situación, las dirigentes Doris Ríos y Elides Rivera, en declaraciones reproducidas, el 16 de diciembre, en su sitio en Internet, por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (United Nations Population Fund, Unfpa).

El esfuerzo de las dos líderes se enmarca en la lucha que, hace décadas, comunidades ubicadas en los territorios Maleku, Talamanca Cabécar, y Térraba, entre otros, mantienen contra la recurrente agresión de invasores no indígenas.

De acuerdo con denuncias formuladas por dirigentes del área Térraba, los ocupantes irregulares están en ilegal posesión de un 80 por ciento de las algo más de nueve mil hectáreas que lo constituyen.

Ríos y Rivera participaron en el conversatorio “Mujeres, tierra, identidad y producción” llevado a cabo en noviembre, en una de las comunidades, en el marco de una gira, que comprendió varios territorios indígenas del sur costarricense, llevada a cabo por personal de la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO), y de la representación de Naciones Unidas en el país centroamericano, así como del gobierno nacional.

“Ambas cuentan que su lucha por las tierras ha sido muy desgastante y les ha afectado la salud física y emocional”, de acuerdo con lo señalado en la nota informativa que el Unfpa difundió, con el título “Recuperadoras de tierras y de paz”.

“Son dos mujeres indígenas recuperadoras de territorios en el sur de Costa Rica”, indicó, al describirlas, la agencia especializada de Naciones Unidas.

“Sus historias de vida se han cruzado de muchas maneras con escenarios de violencia e injusticias”, agregó.

En “sus luchas constantes, a ambas las une su fuerza, su empoderamiento, su sabiduría ancestral y el deseo de que las futuras generaciones disfruten de sus territorios en paz y en armonía con la naturaleza”, planteó, en el extenso texto.

Al respecto, Ríos expresó que “cambiamos, totalmente, nuestra vida cotidiana, sacrificamos cosas, nuestra familia nuestro día a día, nuestros proyectos”.

“A sus espaldas, usted lleva a su familia, a sus hijos, a usted misma, su enfermedad, su rabia, hay mucho sentimiento encontrado en ese momento”, reflexionó.

“Todo, por algo que uno se pregunta: por qué?”, preguntó, para responder: “porque es nuestro”.

Por su parte, Rivera, planteó que “no hay nada de romántico en la recuperación de las tierras, cuando lo que aflora es la violencia”.

“Para nosotras, es arriesgar la vida, la seguridad, perder el derecho a vivir tranquilamente, a tener una vida sana”, subrayó.

Las dos dirigentes aludieron, así, al hecho de que, en el contexto de la recuperación y defensa de tierras ancestrales, la tensión entre los invasores y las comunidades ha resultado en enfrentamientos armados, lo mismo que en asesinato de dirigentes.

Tal es el caso del líder indígena bribri Sergio Rojas, fatalmente baleado en marzo de 2019, lo mismo que del dirigente brörán Jhery Rivera, en febrero de 2020.

En lo que tiene que ver con Ríos y Rivera, el Unfpa señaló, en el material informativo, que “ellas luchan por seguridad territorial, donde las mujeres indígenas tengan acceso real a las tierras, donde la parte jurídica no sea un impedimento para asegurar proyectos y acompañamiento a sus emprendimientos”.

“Sin embargo, conscientes de que el camino es largo y difícil, piden al menos acompañamiento de parte de instituciones que les apoyen en la garantía de sus derechos humanos”, agregó.

En ese sentido, Rivera aclaró que “en ningún momento nosotras estamos contraviniendo la ley”.

En realidad, “estamos exigiendo un derecho que nos corresponde, como personas y como mujeres”.

Por su parte, Ríos destacó la necesidad de que la población femenina -lo mismo la adulta que la menor de edad- sea escuchada por parte de las dirigencias comunitarias.

Entre otras razones, debido a que ese sector es naturalmente más sensible en lo que tiene que ver con las realidades individuales de los núcleos familiares, aseguró.

En ese sentido, la dirigente subrayó que “es importante que las mujeres y las niñas tengamos voz en las decisiones de los pueblos”.

Ello, “porque somos pensantes, porque, a veces, las cosas que pensamos o queremos nosotras, las mujeres, no son las mismas que los hombres quieren”, precisó.

Además, un factor fundamental está constituido por el hecho de que “nosotros somos más integrales, pensamos en la familia, en los hijos, en todo”.

Entretanto, Rivera aseguró que “defiendo mi tierra, lucho por mi cultura, porque no quiero ver que nuestro pueblo desaparezca, como han desaparecido miles de pueblos originarios”.