En el contexto de la pandemia mundial del coronavirus, solamente un cuarenta y tres por ciento de las trabajadoras tendrá ocupación este año, de acuerdo con la más reciente proyección de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El impacto socioeconómico de la crisis sanitaria causada por la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), está reduciendo esa proporción, advirtió la agencia especializada de Naciones Unidas, en el informe de 10 páginas, fechado este mes.

Al mismo tiempo, casi 70 por ciento de la fuerza laboral masculina tendrá trabajo, informó, además, la OIT, en el documento que tituló “Avanzar en la reconstrucción con más equidad: Los derechos de las mujeres al trabajo y en el trabajo, en el centro de la recuperación de la COVID-19”.

La entidad señaló, asimismo, que el continente americano es la región que, a nivel global, presenta los peores indicadores.

También incluyó una serie de recomendaciones con miras a que la reconstrucción pospandemia se lleve a cabo con enfoque de equidad de género.

En cuanto a la perspectiva inmediata para el sector laboral femenino mundial, la OIT vaticinó que “sólo el 43,2 por ciento de las mujeres que en todo el mundo tienen edad para trabajar estarán empleadas en 2021, frente al 68,6 por ciento de los hombres en la misma situación”.

“En otras palabras, en 2021 las mujeres todavía tendrán 25,4 puntos porcentuales menos de probabilidad de tener un empleo que los hombres”, aseguró.

“Entre 2019 y 2020, en todo el mundo el empleo de las mujeres se redujo un 4,2 por ciento, lo que representa una caída de 54 millones de puestos de trabajo, mientras que el de los hombres se redujo un 3 por ciento, equivalente a 60 millones de puestos de trabajo”, precisó.

Al desglosar las “Tendencias del empleo por regiones”, la agencia especializada informó que, “en las Américas, el empleo de las mujeres descendió un 9,4 por ciento como consecuencia de la pandemia, lo que supuso el mayor descenso de todas las regiones” a nivel mundial.

Esta región “fue la que experimentó la mayor reducción del empleo de las mujeres como resultado de la pandemia”, puntualizó, para agregar que, “entre 2019 y 2020, el empleo de las mujeres disminuyó un 9,4 por ciento, frente al descenso del 7,0 por ciento en el caso de los hombres”.

En ese sentido, la organización internacional advirtió que la tendencia a la baja incidió, perjudicialmente, en los logros registrados, durante más de una década, en materia de igualdad de género.

“La caída del empleo de las mujeres perturbó el progreso observado en los últimos 15 años”, avance que obedeció “a la mejora de las oportunidades educativas para las mujeres, al aumento de disponibilidad de empleos formales en el sector de los servicios, a la migración de zonas rurales a urbanas y al descenso de las tasas de fertilidad”, explicó.

La entidad planteó, asimismo, que las cifras incluidas en el estudio “dibujan unas perspectivas sombrías para las mujeres de la región”.

También revelan el hecho de que “el crecimiento del empleo no es lo bastante intenso para recuperar los niveles previos a la pandemia”.

De modo que, a nivel de recomendaciones, en la tercera de las tres partes en que estructuró el análisis, la OIT hizo énfasis en la necesidad de “avanzar en la reconstrucción con más equidad”.

Al respecto, propuso, entre otras sugerencias, que, “dado que la parte del empleo que se ha perdido debido a la pandemia (…) es mayor en el caso de las mujeres, se necesitan esfuerzos políticos extraordinarios para garantizar que éstas vuelvan al mercado de trabajo con oportunidades de trabajo decente”.

En tal contexto, “si no se da prioridad a este objetivo, se corre el riesgo de que las mujeres se queden atrás en los esfuerzos de recuperación, exacerbando aún más las desigualdades de género existentes en términos de acceso al empleo y calidad del mismo”, expresó la agencia cuyo cometido central consiste en emprender -en coordinación con gobiernos, empleadores, y trabajadores de sus estados miembros- acciones conjuntas destinadas a promover, a nivel mundial, el trabajo decente.

Por lo tanto, “las consideraciones sobre igualdad de género deben ser un componente intrínseco del diseño, la elaboración, la aplicación y los resultados de la totalidad de programas y estrategias, políticas, leyes y reglamentos implementados para responder a la pandemia (…) y recuperarnos de ella”, señaló.

En opinión de la OIT, avanzar en la reconstrucción, con más equidad, significa ubicar el objetivo de igualdad de género, en el centro del esfuerzo de recuperación.

Ello implica que la acción para la recuperación centrada en las personas debe inclusiva, además de sostenible, agregó.

Por lo tanto, “los esfuerzos deberían encaminarse a establecer estrategias con perspectiva de género encaminadas a conseguir un empleo pleno, productivo y libremente elegido y un trabajo decente para todos”.

Lo anterior, “poniendo el foco en las necesidades de los más vulnerables y los más golpeados por la pandemia”, porque “la única vía para crear resiliencia ante crisis como la pandemia (…) consiste en una recuperación que sea equitativa y rica en creación de empleo, unos mercados laborales que no discriminen y unas economías que incluyan los cuidados”.

La OIT incluyó, en el análisis, la propuesta de algunas “Medidas políticas urgentes”.

Entre ellas, señaló la conveniencia de “fomentar políticas de empleo con perspectiva de género para una recuperación inclusiva y rica en creación de empleo”.

Tales acciones deben apuntar a contrarrestar los efectos específicos de género, causados por la crisis sanitaria mundial, además de crear las condiciones que sostengan la creación de empleo decente para las mujeres, puntualizó.

“Las políticas nacionales de empleo con perspectiva de género pueden hacerlo en múltiples frentes (…) de manera que sostengan la conservación y la creación de empleo, con un enfoque particular en el empleo y los ingresos de las mujeres”, aseguró.

Se trata, por ejemplo, de invertir en labores domésticas no remuneradas -y tradicionalmente recargadas a mujeres y niñas- tales como las de cuido, según la OIT.

En esto, “los sectores de la salud, el trabajo social y la enseñanza son importantes generadores de empleo, especialmente para las mujeres, aportan resiliencia a las economías y a las sociedades y permiten a los trabajadores con responsabilidades familiares trabajar fuera de casa -o incluso desde casa-“, agregó.

Igualmente, es necesario trabajar por el acceso universal a una protección social amplia, adecuada y sostenible para todos, de modo de reducir la actual brecha de género en materia de cobertura de las estructuras de seguro social, siguió planteando.

Al respecto, señaló que “lograr el acceso universal supondría combinar prestaciones bien diseñadas, con cargo a los impuestos, y el seguro social con el fin de promover la transición de la economía informal a la formal, asegurando con ello que niñas y niños, mujeres y hombres, disfruten de la debida protección social durante toda su vida”.