La historias y leyendas de antiguas mujeres guerreras no son exclusivas de Occidente. En Japón varias mujeres fueron entrenadas en distintas artes de combate para garantizar la seguridad de su tierra y de su gente.

Hemos escuchado a lo largo de la historia las épicas narrativas de mujeres guerreras, desde las mitológicas amazonas hasta las aguerridas mujeres celtas como la grandiosa líder Boudica que hizo temblar a Roma. Pero en esta ocasión volcaremos la mirada a aquellas mujeres del lejano Japón que con valor defendieron a sus familias, tierras y honor, demostrando que la lucha en el campo de batalla no era un asunto exclusivo de hombres y que también, así como los grandes héroes masculinos, marcaron un precedente en la historia y la cultura, perpetuando un legado de liderazgo y coraje.

Onna-bugeisha (女武芸者), literalmente quiere decir “maestra de las artes marciales”. Estas mujeres eran el equivalente más cercano de los samurái en el periodo del Japón feudal, y pertenecían a una clase superior de guerreros conocidos como bushi. El papel que desempeñaron fue importante para la historia a pesar de que en el periodo moderno no tengan tanto reconocimiento o no sean tan presentes en los libros de texto.

“Las maestras” era un grupo de esposas, hijas y hermanas de samuráis que se entrenaron en las artes del camino del guerrero. Miembros de la clase bushi (samurái), fueron formadas en el uso de armas tales como la lanza y el arco para proteger su casa y familia en tiempos de guerra. A pesar de su escaso número representaban una importante e icónica pieza en las sociedades del antiguo Japón. Significativos nombres resuenan en la historia, tales como Tomoe Gozen, Nakano Takeko, y Hojo Masako, famosos ejemplos de Onna bugeisha, guerreras que marcaron un precedente en el campo de batalla e inclusive tomando partida en decisiones estratégicas.

Nakano Takeko

Mucho antes de que la famosa clase samurái masculina se estableciera como los clanes dominantes, las luchadoras japonesas eran intensamente entrenadas para manejar distintos tipos de armas. Las mujeres aprendieron a utilizar la naginata (lanza japonesa), y dominaron el arte de Tanto Jutsu (combate con cuchillo corto). Dicha formación aseguró la protección de las comunidades que carecían de combatientes masculinos.

Una de estas mujeres, que nos ha llegado como la emperatriz Jingu (169-269), usó sus habilidades para provocar cambios económicos y sociales de importancia. Ella fue legendariamente reconocida como la Onna bugeisha que dirigió una invasión a Corea en el año 200, después de que su marido Chuai, el decimocuarto emperador de Japón, muriera en batalla.

De acuerdo con la leyenda, ella condujo la milagrosa conquista japonesa de Corea sin derramar una gota de sangre. A pesar de las controversias que rodean su vida y sus logros, fue un ejemplo para todas las Onna bugeisha.

Es importante conocer las increíbles historias de estas guerreras que a veces han llegado a ser olvidadas pues nos hacen recordar la importancia de legar su ejemplo a las nuevas generaciones, exaltando las virtudes de la iniciativa, la fuerza y el coraje para tomar decisiones importantes en tiempos difíciles. Es necesario traer ese modelo de guerrera de vuelta dentro de la sociedad; que las mujeres sean líderes de los cambios que todos necesitamos, así como alguna vez la emperatriz Jingu fue promotora de cambios que marcaron un nuevo camino.