
La construcción del empoderamiento de las mujeres indígenas, en Guatemala, constituye un componente clave para lo que será la reconstrucción socioeconómica del país centroamericano luego de superada la pandemia mundial de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19).
En ese sentido, iniciativas recientemente creadas, tales como la Red Global de Negocios Indígenas y la Coalición Nacional para el Empoderamiento Económico de las Mujeres.
Al desarrollar estos conceptos, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), indicó que, “en Guatemala, invertir en el empoderamiento económico de las mujeres indígenas es clave para ‘reconstruir mejor’ post-Covid”.
“Desde marzo de 2020, Guatemala ha detectado más de 11,000 personas con COVID-19 y más de 600 personas han fallecido”, indicó la agencia especializada, en la extenso texto que difundió el 29 de junio.
“Pero en medio de la crisis, las mujeres indígenas continúan usando sus voces, conocimientos y habilidades para asistir a las comunidades y adaptar sus formas de vida”, agregó.
De modo que, “para que la reconstrucción sea más efectiva, sus necesidades y preocupaciones, pero también sus propuestas y contribuciones deben colocarse al centro de los planes de recuperación”, advirtió.
Al respecto, citó a María Tuyuc, fundadora de la red, que incluye la Escuela Maya de Negocios.
Mediante la red y la escuela, la líder aporta respaldo, a diversas comunidades indígenas -principalmente, a las mujeres locales-, para que sus respectivos emprendimientos se desarrollen, así como para fortalecer sus cadenas de valor, de modo de que sus ingresos aumenten, informó ONU Mujeres.
“El empoderamiento económico es estratégico para transformar la discriminación y carencias que las mujeres indígenas continúan enfrentando en Guatemala”, según Tuyuc, quien reflexionó que “menor acceso a servicios, principalmente educación, limita sus posibilidades de empleo y generación de ingresos”.
La dirigente denunció, asimismo, que la ausencia de autonomía económica impide, a las víctimas de violencia de género, abandonar ese recurrente ciclo de agresión machista.
“La mayoría de mujeres que toleran la violencia, o la violencia en su contra, o que abandonan los casos en los procesos judiciales, lo hacen porque carecen de independencia económica”, señaló.
Pero, el fortalecimiento de sus capacidades empresariales, resulta personalmente beneficioso a las mujeres indígenas, lo mismo que a sus respectivas comunidades, y a Guatemala, en general, aseguró.
“El empoderamiento económico, les permite creer y valorar sus conocimientos y capacidades”, algo que “ha permitido que desarrollen sus modelos de negocios”, contexto en el cual “hemos creado espacios para comercializar y exportar sus productos, y asegurar acceso a los mercados, para vender y exportar sus productos”, expresó.
La irrupción de la pandemia mundial en Guatemala, ha golpeado, con particular intensidad, entre otros sectores de la economía nacional, numerosos emprendimientos de mujeres indígenas, dijo Tuyuc.
“Un alto porcentaje de empresas pequeñas y grandes está desapareciendo, y con ellas ha caído la posibilidad de generar ingresos para muchos y muchas emprendedoras indígenas, afectando las producciones comunitarias de las que dependen centenares de familias”, planteó.
Los sectores más afectados son el agroindustrial, el artesanal, el textil, el turístico, los cuales, en Guatemala, presentan, tradicionalmente, alta participación de la población femenina indígena, dijo, para agregar que, no obstante la severa afectación económica y laboral, las mujeres indígenas están haciendo frente a los retos que la emergencia les presenta.
“Me ha impresionado cómo han logrado, a pesar de la crisis, motivarse para seguir avanzando, transformando o cambiando su modelo de negocios”, dijo.
A manera de ejemplo, mencionó el caso de una mujer de una comunidad en el occidental departamento (provincia) de Totonicapán, quien, a causa de la afectación de su negocio de elaboración de canastos, se dedica, ahora, a vender verduras, a domicilio, en varias comunidades.
Otra iniciativa mencionada en la nota informativa es la multisectorial Coalición Nacional de Guatemala para el Empoderamiento Económico de las Mujeres.
“Anunciada poco antes del primer brote de la pandemia en Guatemala, la Coalición tiene como principal objetivo la generación de mejores oportunidades para las mujeres en el empleo y los negocios”, además de que “busca atender las barreras que impiden su participación plena en la economía”, según la misma fuente.
“Las mujeres indígenas son una prioridad dentro de estos esfuerzos”, ya que “una proporción significativa de ellas, 79%, vive en situación de pobreza”, informó.
Las mujeres continúan responsabilizándose de la mayor parte de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, lo que les impide participar en la economía formal –sólo una de 10 mujeres indígenas lo hace–, y, cuando se encuentran en ocupación, ganan 19 por ciento menos que las mujeres no indígenas, agregó.
“Los grandes desafíos que supone la pandemia y sus efectos socioeconómicos hacen aún más importante enfocarse en las comunidades indígenas para potenciar el desarrollo del país”, agregó.
Por su parte, Adriana Quiñones, representante de ONU Mujeres en Guatemala, planteó que, “con el lanzamiento reciente de la Coalición Nacional para el Empoderamiento Económico de las Mujeres –una alianza multisectorial del Gobierno de Guatemala y ONU Mujeres–, tenemos una oportunidad para crear sinergias entre las acciones de distintos actores y crear impactos transformadores sobre la vida de las mujeres indígenas”.
“Apalancar las experiencias de las lideresas indígenas es esencial para el trabajo de la Coalición Nacional, y esta es una oportunidad inédita para escuchar a las mujeres indígenas, y encontrar formas de llevar, a escala, el trabajo transformador que realizan en sus comunidades”, aseguró.
En cuanto a esta iniciativa, Antonio Malouf, ministro de Economía, y coordinador del trabajo de la coalición, aseguró que “este es el inicio de un esfuerzo, de largo plazo, por atender las brechas más importantes de desarrollo de la población guatemalteca”.
Ello, “comprendiendo que las mujeres pueden no sólo mejorar su nivel de vida sino generar un impacto positivo en sus familias, comunidades, municipios, departamentos, y el país en su conjunto”, precisó.
Al respecto, Rosalina Tuyuc, líder indígena con extensa trayectoria en la defensa de los derechos humanos, expresó confianza en la capacidad de las comunidades indígenas en cuanto a superar retos.
“Las comunidades, siempre saben cómo salir adelante, a pesar de las dificultades”, expresó la activista, máxima dirigente de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (Conavigua) -organización que fundó, en 1988, en el marco de la guerra interna (1960-1996)-.
“El compartir, que haya salido del corazón apoyar, es algo que podemos rescatar de los pueblos indígenas, y las mujeres”, aseguró.