A ello se suma la igualmente errada visión de que la conducta femenina afecta el honor masculino, lo que conduce, entre otras variantes de maltrato, a la más brutal expresión patriarcal: el femicidio
Al avanzar en esta línea de análisis de la situación, la representante de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) en Bolivia, Nidya Pesántez, dijo que, en la conceptualización machista de la relación de pareja, la agresión de género es justificada como medida supuestamente disciplinaria.
En el caso del mediterráneo país sudamericano, los más recientes datos analizados por el Observatorio de Género de la no gubernamental Coordinadora de la Mujer, a partir de cifras de la Fiscalía General del Estado (FGE) y de la Policía Boliviana, solamente en el período del 1 de enero al 27 de mayo de este año, 40 mujeres fueron víctimas de femicidio.
En declaraciones reproducidas el 31 de mayo, por la jesuita Agencia de Noticias Fides (ANF), la funcionaria de ONU Mujeres planteó que “la raíz de la violencia, está en la falsa creencia de que los hombres son dueños de las mujeres”.
Esa distorsionada visión social es lo que, precisamente, “se utiliza como justificación en casos de violencia, cuando se trata de defender el honor de varón”, expresó Pesántez, una defensora de los derechos humanos, en general, y de los derechos de las mujeres, en particular, además de promotora de acciones a favor del desarrollo de los pueblos.
“Los hombres piensan que las mujeres son de su propiedad”, reafirmó, para agregar que, “por eso, por ejemplo, cuando ha habido adulterio, la sociedad justifica, con más razón, entre comillas, el feminicidio”.
En ese sentido, subrayó que “es injustificable la violencia de feminicidio por adulterio”.
Ello, porque, “si es que hubo adulterio, el hombre tiene la posibilidad de divorciarse, de separarse, porque no le gusta esa conducta -no matarla-, pero le mata”, explicó, al medio de comunicación boliviano.
Pero ese comportamiento masculino persiste, “porque (el varón) cree que (la mujer) es su propiedad, y (que, por lo tanto) tiene el derecho de hacerlo”, aclaró, de inmediato.
Al respecto, la funcionaria internacional, quien es experta -entre otras especialidades- en temas de igualdad de género en América Latina, precisó que, en esta región, hasta la década de 1970, “existían legislaciones (nacionales) que exoneraban a los hombres, en casos de violencia, si es que encontraba a su pareja en delito flagrante de adulterio”.
“Es decir, hay una visión equivocada”, reflexionó, durante el diálogo con ANF.
La activista planteó, además, que, en ese contexto de autoritarismo, se fortalece la conducta machista que apunta a la dominación de las mujeres por parte de los varones.
“El honor de los hombres está basado en la conducta de las mujeres”, precisó.
“Por eso, los hombres se sienten dueños de las mujeres, y creen que tienen que gobernarles para garantizar que su proceder esté acorde a su honra”, puntualizó a continuación.
“Esto es terrible, porque ahí se justifica cualquier tipo de violencia, y se acepta que los hombres -entre comillas- disciplinen a las mujeres”, continuó explicando.
Tal situación resulta, incuestionablemente, “inaceptable, porque una relación de pareja no debería estar mediada por este tipo de creencia o de comportamiento, de actitud o de conducta”, resaltó.
En materia de agresión de género, de acuerdo con datos de la representación de ONU Mujeres en Bolivia, actualizados a 2021, esta nación latinoamericana “es uno de los países que presenta los índices más altos de violencia contra las mujeres”.
“Al menos 7.5 de cada 10 mujeres sufren algún hecho de violencia a lo largo de su vida, mientras que más de 100 mujeres en promedio son asesinadas cada año por su condición de mujer”, según la misma fuente.
Foto: Polina Tankilevitch