
El Estado panameño debe cumplir los compromisos establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de modo que, en el campo laboral, se logre equidad de género, según un informe oficial.
El Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) de Panamá planteó la necesidad de que el Estado implemente, en el campo laboral, los compromisos asumidos, en los Objetivo de Desarrollo Sostenible (DOS), respecto a igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.
En ese sentido, es necesario que se implemente políticas que promuevan el verdadero empoderamiento económico de las mujeres, en su más reciente informe.
“Es necesario que el Estado ejecute los compromisos contenidos en la normativa nacional como internacional, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), en cuanto a fomentar políticas públicas que permitan un real y efectivo empoderamiento económico de las mujeres, a través de una equidad en materia laboral, en las oportunidades de acceso a créditos y en el impulso de las mujeres emprendedoras”, señaló en el documento denominado “VII Informe Nacional Clara González ‘Situación de la Mujer en Panamá’”, dado a conocer este mes.
El quinto de los 17 ODS –establecidos en 2015, con el objetivo de ser logrados para 2030- se refiere, precisamente a “Igualdad de Género”.
En este punto, se trata de poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas, lo que no solamente constituye un derecho humano básico sino que es crucial para el desarrollo sostenible, señala, entre otros planteamientos, este objetivo, según el cual “se ha demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial”.
El informe del Inamu –que lleva el nombre de la dirigente feminista panameña quien fue, al inicio del siglo pasado, la primera licenciada en derecho, y, en 1952, la primera jueza del Tribunal Tutelar de Menores-, cubre –desde su primera versión, en 1996- períodos bianuales, aunque el sétimo –el más reciente- se refiere al período trianual de 2014 a 2016.
De acuerdo con estimaciones de diversas fuentes, la mujeres constituyen casi la mitad de los poco más de 4.1 millones de habitantes del país ubicado en el istmo centroamericano, pero son un 40 por ciento de la fuerza laboral.
“Panamá presenta un índice de desigualdad de género elevado, lo que refleja menores oportunidades para las mujeres, en materia económica y laboral”, indicó el Inamu, en el texto de 18 capítulos contenidos en 432 páginas.
Al referirse al período cubierto por el documento, el instituto precisó, además, que, “entre los años 2014-2016 el promedio de participación en actividades económicas de las mujeres representaba el 41%, versus el 59% de ocupación de los hombres, con la división sexual de trabajo y con los roles de género asignados históricamente”, con “actividades vinculadas al cuidado como lo son la enseñanza, la salud humana y labores remuneradas del hogar (…) desempeñadas mayoritariamente por las mujeres”.
A manera de ejemplo, señaló que “la tasa de personas emprendedoras establecidas para el 2016 fue de 5.7 para los hombres versus un 3.2 para las mujeres”, mientras que, en el período trienal estudiado, “las mujeres cuentan con una mediana salarial inferior que los varones, teniendo diferencias que oscilaron entre los 7 y 15 dólares mensuales por el mismo trabajo”.
El Inamu ilustró este punto mediante una tabla comparativa, por sexo y año, del salario promedio de los panameños y las panameñas.
Para 2014, la cifra para los hombres fue de 577.80 dólares, mientras que, para las mujeres, se ubicó en 570.30 –una diferencia de 7.50 dólares-.
En el caso de 2015, el promedio masculino fue de 600 dólares, y el de las mujeres que de 585 –menos 1.02 dólares-.
En 2016, la brecha se amplió, entre los 661.20 dólares de los hombres y los 647.00 de las mujeres –cuando se disparó a 14.2 dólares-.
La entidad planteó, asimismo, que se debe contar con programas de emprendimientos, cuya población meta sea la femenina, y que impliquen medidas afirmativas que permitan una inserción efectiva y real en la actividad económica.
Y advirtió que “una de las razones de la tolerancia de las mujeres al fenómeno de la violencia, lo constituye la dependencia económica de estas frente a sus parejas”, contexto en el cual, “adicionalmente, se sugiere el desarrollo de programas específicos de fortalecimiento económico a las mujeres emprendedoras”.
El informe del Inamu también hizo referencia al Índice de Desigualdad de Género (IDG), implementado, desde 2010, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El IDG, que mide las desventajas que pueden experimentar las mujeres, con respecto a los hombres, en tres áreas: salud reproductiva, empoderamiento y mercado laboral, dimensiona la pérdida en desarrollo humano potencial, a causa de la desigualdad.
Para ello, establece valores de 0 a 1, con cero como medida de igualdad de género, y uno como indicador de malas condiciones para las mujeres, en las tres dimensiones.
El rango señalado en el Informe del Inamu, en el caso panameño, es de 0.58.
Esa calificación define, “a Panamá como una país de alta desigualdad de género, donde las pérdidas de logros por desigualdad son significativas y en el que aún hay retos importantes para cerrar las brechas entre hombres y mujeres”, planteó.
También denunció que, en el contexto evidenciado por esos datos, “las mujeres en Panamá poseen desventajas significativas respecto de los hombres”, lo que muestra la necesidad de “un accionar serio, real y determinante por parte del Estado, para el diseño de políticas públicas que faciliten un efectivo desarrollo humano por parte de las mujeres, de manera que el país no siga perdiendo un potencial humano que permitiría mejores condiciones de vida de toda la sociedad”.