Uno de los severos impactos de la pandemia mundial del nuevo coronavirus, en Costa Rica afecta a las mujeres, ya que, entre otras consecuencias socioeconómicas echó treinta años hacia atrás la tasa de empleo femenino, según lo indicado en el más reciente Informe Estado de la Nación.
Ello, debido a que más de la mitad de los puestos de trabajo perdidos eran ocupados por mujeres, según el estudio dado a conocer este mes.
El virus causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), agudizo la brecha de género en materia laboral, ya que la proporción de mujeres con empleo era, antes de la emergencia sanitaria, menor respecto al porcentaje de hombres en el mercado del trabajo, de acuerdo con lo que se desprende de los datos del informe.
“La llegada de la pandemia del covid-19 agravó la vulnerabilidad social de la población en pocos meses, generando una precariedad extrema en una gran cantidad de hogares”, planteó.
Ello, “debido a la pérdida de muchos empleos formales e informales, la suspensión temporal de contratos, la reducción de las jornadas laborales, la paralización de diversos sectores económicos, la alta desigualdad en los ingresos y el riesgo en el financiamiento de la inversión social pública”, puntualizó, a continuación.
Los puntos enumerados en el vigesimosexto informe anual del Programa Estado de la Nación (PEN) -que depende del Consejo Nacional de Rectores (Conare)- son consecuencia de medidas que el gobierno costarricense, al igual que la mayoría a nivel mundial, adoptó en un esfuerzo por controlar la propagación del virus en el país centroamericano.
“Con un evidente contexto social negativo, el país se encontraba mal preparado para recibir la crisis a inicios de marzo del 2020”, planteó, respecto al momento de la irrupción de la pandemia.
“La más reciente edición del Informe Estado de la Nación recopila algunos de los efectos generados por la pandemia y su repercusión en la calidad de vida de la población, particularmente la precariedad experimentada por muchos hogares en los últimos meses”, agregó.
En el tema denominado “Impacto de la pandemia genera vulnerabilidad social en cientos de miles de hogares”, que integra el apartado que se titula “Equidad e integración social”, se señala que, “durante el segundo trimestre del 2020, que comprende los meses de abril, mayo y junio, momento en que empiezan a sentirse los efectos de la pandemia en Costa Rica, el mercado laboral sufrió cambios importantes en relación con los patrones observados en los dos años previos”.
La tasa neta de participación laboral cayó a un 57,6% en este período, lo que se traduce en 235,290 personas.
“Además, la cantidad de ocupados se redujo en 437.938 personas (-20,1%), para situarse en 43,7%, lo que implica un descenso de 11,7 puntos porcentuales”, según el estudio.
Al reflejar la desigualdad de género que la pandemia agudizó, el informe señaló que, en el contexto general, “la afectación más severa tiene un sesgo femenino”.
Esto, porque, “de los puestos perdidos, el 52,5% fueron mujeres (229.728), mientras que hubo 208.210 hombres en esa misma situación”, precisó.
“El problema es que la cantidad de mujeres ocupadas – 846.261 en el 2019– era considerablemente menor respecto a los hombres ocupados –1.336.934–, por lo que el impacto es aún más significativo, lo que significa que perdieron su empleo el 27% de las mujeres versus el 16% de los hombres”, aclaró.
En cuanto a las trabajadoras que han conservado sus respectivos empleos, informó que “la cantidad de ocupadas se sitúa ahora en 616.533 mujeres, cifra similar a la observada en el 2011; es decir, casi una década de retroceso”.
Pero, “en términos de tasa, la ocupación femenina se sitúa en 31%, lo que implica un retroceso de 30 años, pues el país mostraba esa misma cifra a inicios de la década de los noventa”.
Según el documento, “La situación social del país ya era frágil antes de la crisis generada por el covid-19”.
Y ese cuadro estadístico muestra que “la llegada de la pandemia del covid-19 agravó la vulnerabilidad social de la población en pocos meses, generando una precariedad extrema en una gran cantidad de hogares”.
Entre las razones de ese contexto particularmente perjudicial parala población trabajadora femenina figuran “la pérdida de muchos empleos formales e informales, la suspensión temporal de contratos, la reducción de las jornadas laborales, la paralización de diversos sectores económicos, la alta desigualdad en los ingresos y el riesgo en el financiamiento de la inversión social pública”.