El mantenimiento de medidas de emergencia relacionadas con la pandemia mundial de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), así como la inversión en la construcción de sociedades resilientes sondeos de las cinco acciones sugeridas, por una experta de Naciones Unidas, a los gobiernos a nivel global.
Se trata de las lecciones extraídas del Rastreador Global de Respuestas de Género a la COVID-19 (COVID-19 Global Gender Response Tracker), indicó la argentina Constanza Tabbush, especialista investigadora de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).
El mecanismo -que fue dado a conocer, el 28 de setiembre, por ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Undp)-, estudia, de momento, 2,500 medidas adoptadas en 206 países y territorios, analiza, específicamente y desde la óptica del género, las acciones gubernamentales para hacer frente a la pandemia, de acuerdo con la información oficial difundida entonces.
En ese sentido, cubre tres categorías: combate a la violencia de género, apoyo a las mujeres y a las niñas quienes proveen trabajo de cuidados no remunerado, fortalecimiento de la seguridad económica femenina,
El rastreador constituye “una base de datos en tiempo real” que está “proporcionando orientación, basada sobre datos, para responsables de políticas, sobre medidas de respuesta sensibles a género que protegen vidas, empleos y bienestar lo mismo a mujeres que a hombres”, explicó Tabbush, en un artículo de opinión difundido por ONU Mujeres.
“Las cinco lecciones clave que surgen del Rastreador de Género, con enfoque en políticas de protección social y de mercado laboral”, se refieren a “Poner las necesidades de las mujeres en el centro de la respuesta socioeconómica”, “Prolongar las medidas de emergencia relacionadas con la COVID que benefician a las mujeres”, “Extender la asistencia a las trabajadoras informales, para evitar que más mujeres caigan en pobreza”, señaló.
Además, “Mejorar el acceso a licencia pagada y servicios de atención infantil para que las mujeres puedan conservar sus empleos y regresar a trabajar”, “Invertir ahora en sistemas de protección social para construir sociedades resilientes”, indicó Tabbush, en el artículo titulado “Enfoque de una experta: Cinco pasos para hacer que las respuestas de protección social y laborales funcionen mejor para las mujeres” (“Expert’s take: Five steps to make the COVID-19 social protection and jobs responses work better for women”).
En cuanto al primer tema, la autora señaló que el rastreador muestra que los países, a nivel mundial, “han montado respuestas de protección social y laborales extraordinarias, a la pandemia, en 2020”.
“No obstante, y a pesar de que las mujeres enfrentan mayores pérdidas laborales y de ingresos que los hombres, solamente 10 por ciento de las (…) medidas” adoptadas, hasta ahora, al respecto “explícitamente apuntan a fortalecer la seguridad económica de las mujeres”, denunció.
“Para frenar el aumento de la pobreza entre las mujeres, se necesita robustas e interconectadas medidas de protección social, por parte del gobierno, que las salvaguarden de los riesgos y las vulnerabilidades, desde la infancia hasta la ancianidad”, recomendó.
Respecto al Segundo punto, sugirió que “los responsables de políticas tendrán que mantener, incrementar, y replicar, en 2021, las medidas existentes que apoyan la seguridad económica de las mujeres”.
“Hasta ahora, la mayoría de los programas (…) han abandonado a las beneficiarias, después de unos pocos meses”, señaló.
Sobre la necesidad de asistir a las trabajadoras informales, explicó que, en numerosos países en desarrollo, las mujeres realizan labores principalmente en la economía no regulada -lo que incluye, en la mayoría de los casos, áreas tales como la agricultura, el comercio, y el trabajo doméstico-.
En ese cuadro de situación, son vulnerables a la pobreza, y a la resultante exclusión de los sistemas de bienestar social, reflexionó.
Por ello, “mantener y mejorar la cobertura de la protección social a las trabajadoras informales, en 2021, es vital para apoyar económicamente a las mujeres y a sus familias”, planteó.
Entretanto, lo referido a licencia pagada y servicios de atención a niños, para que las integrantes del sector femenino de trabajo puedan conservar sus respectivos empleos, implica que “los responsables de políticas promuevan prontas acciones para contrarrestar el alto precio que la pandemia hace pagar a las mujeres en su participación en la fuerza laboral”, aseguró.
“No hacerlo, dejaría a las mujeres con cicatrices permanentes a causa de la crisis económica que la pandemia ha catalizado”, advirtió.
Tabbush explicó que, desde el estallido de la emergencia, se ha incrementado el trabajo no remunerado que el componente femenino de la población, tradicionalmente, lleva a cabo según las reglas sociales impuestas por el patriarcado.
Esas labores son esencialmente domésticas, e incluyen cuidado de niños y otros familiares, elaboración de alimentos, limpieza, puntualizó.
“Alarmantemente, sólo 60 de 206 países han tomado medidas para hacer frente a las demandas de cuidado no remunerado, mediante la extensión de licencias familiares o acuerdos laborales flexibles”, denunció, además, la experta.
A ello, se suma el hecho de que “el apoyo a los servicios públicos de cuidado infantil -que son clave para que las mujeres conserven sus empleos- ha sido mínimo”, indicó, a continuación.
Como excepción, “un puñado países inspiradores, incluidos Costa Rica, Australia y Canadá, declaró esenciales los servicios de cuidado de niños”, precisó.
En materia de inversión social presente, con proyección a la construcción de sociedades resilientes, Tabbush sugirió que “el tiempo para invertir en los sistemas nacionales de protección social, es ahora”.
“Los países que invirtieron en sus sistemas de protección social, antes de la pandemia, estuvieron mejor preparados para, rápidamente, aumentar o adaptar las transferencias de dinero, en respuesta a la crisis, con positivos efectos multiplicadores para las mujeres”, señaló, a manera de ejemplo.
En cambio, en ausencia de sistemas de amplia cobertura, otros países han enfrentado dificultad para estructurar una respuesta adecuada, escribió.
Junto con las recomendaciones, la experta pronosticó que los efectos negativos de la crisis sanitaria llevarán, este año, a nivel mundial, a 47 millones de mujeres y niñas adicionales a la pobreza extrema, elevando el total global a 435 millones.
Las crisis económicas golpean, principalmente, a los actores poblacionales más vulnerables, lo que amplía la brecha de género, expresó.
En tal sentido, reafirmó que “sólo invirtiendo ahora en sistemas universales de protección social, podemos asegurar que ni esta ni futuras crisis agudicen la desventaja de las mujeres, y que esa desventaja no pase de una generación a la siguiente”.