La periodista filipina María Ressa fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2021, galardón que comparte con su colega ruso Dmitry Muratov, de acuerdo con el anuncio formulado, el 8 de octubre, por el Comité Nobel Noruego, encargado de conferir, anualmente, la distinción.
Ambos se hicieron merecedores de la condecoración, por el trabajo que desempeñan, en sus respectivos países de origen, para defender, con valentía, la libertad de expresión, indicó el comité, al dar a conocer, en un comunicado, la información.
Los dos profesionales representan a todos los periodistas quienes, a nivel mundial, luchan por ese derecho, según lo indicado en el texto de seis extensos párrafos, dado a conocer por la noruega Berit Reiss-Andersen, quien preside el comité de cinco integrantes.
En el caso de Ressa, la distinción premia el trabajo periodístico de denuncia de la violenta política antinarcotráfico implementada, en el insular país ubicado en el sureste asiático, por el autoritario presidente Rodrigo Duterte.
Ambos profesionales fueron seleccionados “por sus esfuerzos por salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para l democracia y la paz duradera”, según el anuncio.
Ressa y Muratov “están recibiendo el premio de paz por su valiente lucha por la libertad de expresión en Filipinas y Rusia”, señaló el comité.
“Al mismo tiempo, son representantes de todos los periodistas quienes defienden este ideal en un mundo en el cual la democracia y la libertad de expresión están enfrentadas a condiciones crecientemente adversas”, expresó.
Al referirse a Ressa, el grupo de trabajo noruego indicó que la periodista “usa la libertad de expresión para exponer el abuso de poder, el uso de la violencia y el creciente autoritarismo en Filipinas, su país de origen”.
“En 2012, ella cofundó Rappler, una compañía periodística digital para el periodismo investigativo, que aún encabeza”, informó.
“Como CEO de Rappler, Ressa ha demostrado ser una valiente defensora de la libertad de expresión”, explicó, para agregar que “Rappler ha enfocado crítica atención en la controversial, asesina campaña antidrogas del régimen de Duterte”.
“El número de muertes es tan alto que la campaña se asemeja a una guerra librada contra la población del país”, destacó, además de indicar que “la señora Ressa y Rappler han también documentado cómo las redes sociales son usadas para esparcir noticias falsas, asediar a los opositores y manipular el discurso público”.
En su calidad de periodista opositora al régimen filipino, Ressa ha sido detenida y acusada, penalmente, de presuntos delitos enmarcados en la Ley de Prevención del Cibercrimen, aprobada en 2012, además de supuesta evasión fiscal.
Analistas filipinos consideran que la legislación anticibercrimen, vigente hace casi una década, sirve a Duterte para perseguir a opositores.
Respecto a Muratov, el comité indicó que, “durante décadas, ha defendido la libertad de expresión en Rusia en condiciones crecientemente difíciles”.
Al informar que el periodista fue, en 1993, uno de los fundadores del diario independiente Novaja Gazeta, informó que, ese medio de comunicación es “el diario más independiente en Rusia, hoy, con una actitud fundamentalmente crítica hacia el poder”.
También planteó que “el periodismo independiente, basado sobre hechos, sirve para proteger contra el abuso del poder, las mentiras, y la propaganda belicista”.
El comité agregó, a continuación, que está “convencido de que la libertad de expresión y la libertad de información ayudan a asegurar un público informado”.

El otorgamiento del premio a Ressa, elevó a 17 el total de mujeres quienes, frente a 90 hombres, han recibido el galardón, desde que fue entregado, inicialmente, en 1901 -hace un siglo y dos décadas-.
La única latinoamericana galardonada con la distinción de paz, hasta ahora, es la dirigente indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, quien recibió, en 1992, el galardón.
El premio le fue otorgado, según explicó, entonces, el comité, “por su lucha por la justicia social y la reconciliación etnocultural basada sobre el respeto a los derechos de los pueblos indígenas”.
En el anuncio sobre la asignación compartida del galardón, a Ressa y a Muratov, el comité expresó que está convencido de que la libertad de expresión y la libertad de información constituyen derechos que “son prerrequisitos cruciales para la democracia y para proteger contra la guerra y el conflicto”.
Por ello, la asignación del premio de este año a los dos periodistas, “tiene la intención de subrayar la importancia de proteger y defender estos derechos fundamentales”.
En la visión del comité Nobel noruego, “sin libertad de expresión y libertad de prensa, será difícil promover la fraternidad entre las naciones, el desarme y que un mejor orden mundial tenga éxito”.