Transformación y regeneración del cuerpo humano en búsqueda de experiencias espirituales elevadas que nos acerquen a un mundo inmaterial, fantástico, y para algunos, más real que el que habitamos; así es la obra de Remedios Varo.

Me dispongo a concluir esta “sesión” de mujeres pintoras con una artista surrealista española nacionalizada mexicana, Remedios Varo.

Nació en España, en diciembre de 1908. Hubo dos cuestiones que fueron constantes en su vida desde temprana edad, por un lado padecía de problemas cardíacos, por el otro su interés en la pintura, llegando hasta cierto punto en fundir estas dos fuerzas. Como en casos que vimos anteriormente, el padre de Remedios apoyaría la inclinación artística de la joven, la cual con tan solo 15 años ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.

Vivió un tiempo en París y posteriormente en Barcelona, trabajando como dibujante publicitaria. Su acercamiento al surrealismo ocurrió cuando conoció a varios artistas del llamado círculo surrealista fundado por André Breton, el mayor teórico del surrealismo. Luego, después de varias exposiciones y sucesos relacionados a la guerra civil española, regresó a París y residió en la ciudad hasta la ocupación nazi.

En 1941 abandona Francia con ayuda de varios amigos y, gracias a la política de acogida de refugiados que estaba siendo llevada a cabo en México, lograron residir en este país americano y obtener la nacionalidad.

“Papilla Estelar”, 1958

A pesar de haber conocido a diversos personajes que resuenan en la cultura popular contemporánea, como Frida Kahlo, Diego Rivera y Octavio Paz, llegó a tener una más cercana amistad con otros artistas e intelectuales también nacionalizados como Leonora Carrington, pintora surrealista a quien había conocido tiempo atrás en París.

Remedios Varo participó en muchas exposiciones nacionales e internacionales a lo largo de su vida; en 1958 ganó el primer lugar en el Primer Salón de la Plástica Femenina de las Galerías Excélsior. Logró destacar como una respetada artista aun dentro de la escena muralista mexicana, no tanto por el trabajo en murales sino porque varias de sus pinturas se exhibieron (y se exhiben) en distintas instituciones mexicanas.

El tema de sus obras fue influenciado por la ciencia, el psicoanálisis y el misticismo, más que todo la alquimia, representando a las personas llevando a cabo labores de carácter simbólico y espiritual.

“Tránsito en Espiral”, 1962

Remedios falleció en octubre de 1963 en la Ciudad de México, a causa de un infarto. Un árbol de eucalipto se yergue sobre su tumba, petición que dejó escrita. La última obra que pintó se llama “naturaleza muerta resucitando”, la única de sus pinturas donde no hay un ser humano.

“Naturaleza muerta resucitando”, 1963


 

A manera de “bonus” hablaré brevemente de una pintora más, quien mantuvo varias similitudes con la vida de Remedios.

 

Leonora Carrington

La ya mencionada Leonora nació en Inglaterra en 1917. Fue una pintora surrealista y escritora nacionalizada mexicana.

Fue el pintor alemán Max Ernst quien la introdujo en el movimiento surrealista y con quien guardó una relación sentimental. Vivieron un tiempo en París pero la ocupación nazi los separaría; Ernst fue aprisionado y ella comenzó a presentar inestabilidad mental a causa de su depresión. Sin embargo Leonora se vio obligada a huir, primero hacia España en donde estuvo internada en un hospital psiquiátrico. Las obras y su situación mental en esta etapa se volvieron un objeto de interés del ya mencionado André Breton, influenciando sus trabajos literarios y reconociéndola como una especie de figura que camina entre dos mundos.

En 1941 escapó del hospital y huyó hacia Portugal, y un año después encontraría refugio en México, topándose con otros artistas en exilio como su gran amiga Remedios Varo.

Su obra fue influenciada por la alquimia y la fantasía. También fue escultora y escribió varios libros, como “La casa del miedo”, libro de cuentos.

En el año 2005 ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, otorgado por el gobierno de México. Murió en esta ciudad en mayo de 2011.

“El gran adiós”

 

«La locura puede llevarte a la iluminación».

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Leonora Carrington