Mientras existan inequidades entre los géneros, seguiremos conmemorando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Pie de foto: Las mujeres tienen mayores dificultades para acceder al trabajo remunerado, por las barreras que le imponen sus tareas domésticas, las imágenes estereotipadas y las conductas discriminatorias que limitan sus opciones.

Las conmemoraciones de determinados día, la mayoría de ellos avalados por la ONU, es una forma de visibilizar aspectos importantes de la vida humana, especialmente aquellos que todavía son considerados en la actualidad problemas o situaciones de alta magnitud, con impacto negativo que trasciende fronteras. Es una invitación a la reflexión para aportar a la resolución del problema o por lo menos a concientizar sobre el mismo.

Mientras que el Día Internacional de la Radio, Día Internacional de la Lengua Materna y el Día Mundial de la Poesía –entre otros- se celebra con algarabía y júbilo, pues es una forma de rendirle un merecido homenaje y recordar los aportes sociales y económicos de personas, sectores y grupos en determinada área de acción, algunos días, como el Internacional de la Mujer, conmemora la lucha femenina por sus derechos, clama por la igualdad entre mujeres y el hombres en todos los aspectos de la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.

No lo celebramos, con regalos, fiestas y alcohol, como el Día Internacional del Jazz, y por el contrario lo conmemoramos con la reflexión y seriedad que corresponde, porque las mujeres en el mundo, independientemente de las  diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, nos encontramos todavía en una situación de desventaja en todas y cada una de las áreas sociales del planeta.

Somos el 50% de la población mundial y el 33% de su fuerza trabajadora, pero todavía recibimos un pago de hasta un 36% inferior al del hombre en puestos similares, aún superándolos en niveles de educación. Las mujeres tienen mayores dificultades para acceder al trabajo remunerado, por las barreras que le imponen sus tareas domésticas, las imágenes estereotipadas y las conductas discriminatorias que limitan sus opciones.

Cerca de un tercio de todos los adultos que viven con el VIH/SIDA tienen menos de 25 años y dos terceras partes son mujeres.

Más de 110 millones de niños en el mundo, dos terceras partes de los cuales son niñas, no van a la escuela.

De los 875 millones de analfabetos que hay en el mundo, dos terceras partes son mujeres.

Al menos una de cada tres mujeres ha sobrevivido a alguna forma de violencia basada en el género, muy frecuentemente por parte de alguien de su propia familia.

Las niñas de entre 13 y 18 años de edad constituyen el grupo más numeroso en la industria del sexo. Se calcula que cerca de 500.000 niñas de menos de 18 años son víctimas de tráfico sexual cada año.

La mutilación genital femenina afecta a 130 millones de niñas y mujeres en todo el mundo y pone en riesgo a 2 millones cada año.

En algunas culturas, la preferencia por los niños tiene como consecuencia la selección prenatal del sexo y el infanticidio de niñas. En la India, por ejemplo, hay 933 mujeres por cada 1000 hombres, lo que implica 40 millones de mujeres “desaparecidas”.

Más del 80% de los 35 millones de refugiados y desplazados en el mundo son mujeres, niños y niñas.

En el Día Internacional de la Mujer hay poco que celebrar y mucho que concientizar, enfocando nuestras reuniones y actividades a la discusión de los patrones de conducta humana que han cambiado moderadamente (muy poco en algunos países y áreas de acción), que van de una cultura a otra, de generación en generación  asignando y reforzando  roles en función del género, lo cual produce y sostiene las desigualdades y los desequilibrios en los que vivimos.

Definitivamente mientras existan inequidades entre los géneros, seguiremos conmemorando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

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mbatistapetra@gmail.com