El esquema patriarcal que impera en el campo de la ciencia perpetúa, en el siglo 21, los obstáculos que impiden la plena participación de mujeres y niñas en esa área, según la advertencia formulada por Naciones Unidas.

En un extenso comunicado que emitió el 11 de febrero -para marcar el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia-, la organización mundial planteó que el talento de ese sector de la población mundial es necesario para hacer frente a los desafíos que la humanidad tiene ante sí.

“Los prejuicios y los estereotipos de género que se arrastran desde hace mucho tiempo continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los sectores relacionados con la ciencia”, razón por la cual “las niñas y las mujeres tienen hoy cuatro veces menos de probabilidades que los hombres de adquirir las competencias digitales básicas, que serán esenciales en el futuro”, denunció.

“Aunque cada vez hay más niñas y adolescentes en la escuela, los prejuicios y las normas sociales inciden en la calidad de la educación que reciben, especialmente en ciencia y tecnología”, señaló.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco), las mujeres constituyen menos de 30 por ciento de los investigadores científicos a nivel mundial, y son el sector “que, además, está peor pagado por sus investigaciones y que no avanza tanto en sus carreras en comparación con los hombres”.

En el caso de América Latina, el porcentaje es considerablemente superior –se trata de 45 por ciento-, aunque los obstáculos persisten, de acuerdo con lo indicado por la agencia especializada de Naciones Unidas.

Al referirse a esta región, y citada en el comunicado, la coordinadora de la Cátedra Regional de la Unesco sobre la Mujer, la Ciencia y la Tecnología en América Latina, la argentina Gloria Bonder, dijo que la investigación en el ámbito de la ciencia y la tecnología se ha incrementado, y que se ha puesto en marcha la elaboración y la implementación de políticas y reglamentaciones, en universidades y en centros de investigación, con el objetivo de prevenir la discriminación y la violencia de género.

“Numerosas ONG (organizaciones no gubernamentales) y redes de mujeres científicas y técnicas de la región llevan a cabo actividades con miras a sensibilizar a las personas acerca de las desigualdades de género recordando las contribuciones de mujeres científicas que han sido olvidadas”, señaló Bonder, una psicóloga, investigadora y activista por los derechos de las mujeres.

“Iniciativas como esta han incitado a las instituciones a recopilar datos desglosados por sexo, una información clave para definir y promover los cambios necesarios en las políticas institucionales”, puntualizó.

Lan expresa destacó, además, el papel de la educación en esta materia, y planteó la necesidad de que se examine los planes de estudio, para poder cuestionar los prejuicios sexistas.

En ese sentido, “la colaboración con los docentes es esencial”, expresó.

Se debe integrar los programas de formación inicial y continua de los docentes, a todos los niveles, una enseñanza que respete la igualdad de género”, además de que “los docentes deben recibir apoyo mediante orientaciones o tutorías con miras a guiarlos en la revisión de sus conocimientos, prejuicios, actitudes y competencias relativas a la educación”, recomendó.

En cuanto al panorama global, la directora de la Unesco, la francesa Audrey Azoulay, en su mensaje del 11 de febrero, citó, textualmente, al escritor realista francés Henri Beyle –más conocido como Stendhal- (1783-1842), para plantear que “la plena igualdad de las mujeres sería la señal más segura de la civilización y duplicaría las fuerzas intelectuales del género humano”.

También expreso que “hay que admitir que desde el siglo 19 se han logrado muchos progresos, pero las desigualdades de género siguen estando muy presentes, en el mundo en general y en la vida científica en particular”.

“Las niñas y las mujeres tienen hoy cuatro veces menos de probabilidades que los hombres de adquirir las competencias digitales básicas, que serán esenciales en el futuro”, denunció Azoulay, y planteó que “estas desigualdades persistentes deben ser motivo de gran preocupación”.

“Para hacer frente a los inmensos desafíos del siglo 21 -entre los que se encuentra el cambio climático-, hace falta toda la ciencia y energía necesaria, por lo que el mundo no puede privarse del potencial, la inteligencia y la creatividad de miles de mujeres”, advirtió.

Por su parte, la directora de ONU Mujeres, la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, formuló un llamado a derribar los estereotipos de género que vinculan la ciencia con la masculinidad.

Para ello, planteó que se proporciones, principalmente a los jóvenes, ejemplos exitosos de mujeres astronautas, investigadoras, ingenieras, entre otros.

“Necesitamos una estrategia dedicada no sólo a aumentar la representación de las mujeres en la cartera de talentos para trabajos en ciencia y tecnología sino también a asegurarnos de que ellas prosperen, incentivándolas a permanecer en estos trabajos bien remunerados y diseñando culturas organizativas en las instituciones que permitan a las mujeres avanzar en estos campos”, dijo, en un mensaje por separado, la jerarca de la organización de Naciones Unidas encargada de promover la igualdad de género y el empoderamiento femenino.

Entretanto, el secretario general delas Naciones Unidas, del portugués António Guterres, señaló que “el hecho de que las profesiones tecnológicas continúen siendo parte de una cultura dominada por hombres es una tendencia preocupante”.

“Si no revertimos esta tendencia, y si no tenemos una paridad real en mujeres y hombres, definiendo y diseñando las tecnologías del futuro, corremos el riesgo de que las relaciones de poder entre hombres y las mujeres se inviertan nuevamente”, advirtió, para agregar que “la educación de las niñas, en las áreas de ciencia y tecnología, es absolutamente esencial desde el punto de vista de la igualdad de género en el futuro”.