Dos mujeres son las galardonada, este año, con el Premio Nobel de Química, en un hecho sin precedente en la historia de esta distinción.
Se trata de la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, así reconocidas por su trabajo innovador en el campo de la genética, de acuerdo con el anuncio oficial formulado, el 7 de octubre, por la Real Academia Sueca de Ciencias, encargada de asignar la distinción.
Charpentier y Doudna fueron premiadas “por el desarrollo de un método de edición (modificación) del genoma (material genético)”, indicó la entidad, en un comunicado.
Las científicas se constituyeron, así, en las protagonistas de la primera distinción exclusivamente femenina en este campo.
Desde 1901, cuando fue otorgado inicialmente, la academia ha entregado el premio, hasta este año, a 185 personas, de las cuales apenas siete han sido mujeres.
Del total femenino, tres científicas lo han compartido, pero, en todos los casos -Irène Joliot-Curie (1935), Ada Yonath (2009), y Frances Arnols (2018)-, con hombres, mientras solamente dos lo han recibido en solitario -Marie Curie, la primera galardonada en química, y madre de Irène (1911), Dorothy Crowfoot (1964)-.
En referencia al aporte científico de ambas expertas, Claes Gustafsson, presidente del Comité Nobel para Química -organismo de la academia encargado de proponer candudaturas al galardón-, descruibió el trabajo como revolucionario.
“Hay enorme poder en esta herramienta genétioca, que nos afecta a todos”, planteó Gustafsson, citado en elk comunicado oficial.
“No solamente ha revolucionado la ciencia básica sino que ha resulyado en cosechas innovadoras, y conducirá a nuevos tratamientos médicops pioneros”, reflexionó.
En su trabajo conjynto, desarrollado desde 2011, Charpentier y Doudna desarrollaron lo que se conoce como las “tijeras genéticas”, que permite efectuar modificaciones en materia de Ácido Desoxirribonucléico (ADN) -que contiene el código genético de todo organismo viviente.
Al respecto, la academia señaló que la tijeras permiten “cortar cualquier molécula de DNA”, y agregó que, “donde el DNA es coartado resulta entonces fácil reescribir el código de vida”.
Las dos científicas “han descubierto una de las más precisas herramientas de la tecnología genética: (…) las tijeras genéticas”, agregó la entidad.
“Al usarlas, los investigadores pueden cambiar el DNA de animales, plantas y microorganismos, con extremadamente alta precisión”, explicó, para agregar que “esta tecnología ha tenido un impacto revolucionario en las ciencias de la vida”, aportando a nuevas terapias, contexto en el cual “pueden hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias”.
“Los investigadores necesitan modificar genes en células, ara descubrir sobre los procesos internos de la vida”, precisó, además de señalar que “esto solía ser un trabajo que consumía tiempo, era difícil y algunas veces imposible”.
Al respecto, Gustafsson dijo que numerosos genetistas trabajan, simultáneamente, en esa especialidad.
“Es un campo grande, y hay mucha ciencia buena llevándose a cabo en este campo”, señaló.
“Pero hemos decidido, este año, otorgar el premio a Charpentier y Doudna”, precisó.
Nacida el 11 de diciembre de 1968, en la norteña localidad francesa de Juvisy-sur-Orge, Charpentier es una docente e investigadora en bioquímica, genética, y microbiología, quien, desde 215, dirige el Instituto Max Planck para la Biología de la Infección, en Berlín.
Además, la científica creó, en 2018, la Unidad Max Planck para la Ciencia de los Patógenos.
Por su parte, oriunda de la capital estadounidense -donde nació el 19 de febrero de 1964-, Doudna es una bioquímica conocida por su trabajo vanguardista en el campo de la edición genética.
La científica fue criada en la localidad de Hilo, en Hawaii, la mayor de las islas del estado de igual nombre, en el Océano Pacífico.
Entre otros cargos, se desempeña como profesora en los departamentos de Química y de Bilogía Molecular y Celular en la Universidad de California.