La presa política iraní Nargess Mohammadi inició huelga de hambre, en reclusión, un mes después de haber recibido el Premio Nobel de la Paz 2023, informaron familiares de la feminista y activista por los derechos humanos

Mohammadi cumple la acción para protestar contra la ausencia de atención medica, en la cárcel, y contra la obligación impuesta, a las mujeres, de usar hijabvelo religioso que cubre la cabeza, el cuello y los hombros de quienes lo usan-, de acuerdo con lo que informaron mediante un mensaje en la red social Instagram.

La defensora de los derechos humanos se encuentra recluidaen la Prisión Evin -que toma el nombre del barrio en el norte de Teherán, la capital nacional, donde fue construida-.

Ese centro penitenciario es señalado como una instalación donde quienes están allí recluidos son víctimas de particularmente crueles violaciones a los derechos humanos.

Esa prisión es, desde 1972 -bajo el régimen monárquico del último sha (rey) iraní (1941-1979), Mohammed Reza Pahlavi- lugar de encierro para presos políticos, específicamente el sector apodado “Universidad Evin”, debido a la alta proporción de estudiantes e intelectuales quienes, durante décadas, han llegado a cumplir ilegítimas condenas.

Un proceso denominado Revolución Islámica (1978-1979) derrocó al monarca iraní, para instalar en el poder, al fundamentalista ayatola (alto sacerdote) Ruhollah Khomeini -quien estaba exiliado en Francia-.

Se constituyó, así, en 1979, la dictadura fundamentalista islámica que, desde entonces, gobierna al país del oeste asiático, violando las garantías fundamentales, en general, y, con particular brutalidad, los derechos de las mujeres.

“Nargess Mohammadi ha iniciado una huelga de hambre”, indicaron los familiares, en un comunicado de cuatro párrafos difundido, en inglés, mediante el sitio narges_mohamadi_51, en Instagram.

La activista presa, “hoy, noviembre 6, 2023, a través de un mensaje de la Prisión Evin, ha informado a su familia que ha iniciado una huelga de hambre, hace varias horas”, de acuerdo con la misma fuente.

“Estamos preocupados por la condición física y la salud de Nargess Mohammadi”, se indicó, además.

“Después de una semana de actualizaciones de Nargessdesde la prisión, y las solicitudes de su defensa, a las autoridades judiciales, el fiscal se ha opuesto a que se la traslade al hospital, para asistencia médica, y no se le ha otorgado premiso para ser trasladada”, señalaron los familiares, en el texto.

Entretanto, de acuerdo con el diagnóstico y el ecocardiograma por parte de un confiable médico de la Prisión, ella ha estado en necesidad de traslado de emergencia al centro de corazón y pulmones, para urgenteatención médica”, denunciaron.

“Ha pasado una semana, y están negándose a darle la asistencia médica que necesita”, reafirmaron, a continuación.

Nargess empezó hoy la huelga de hambre en protesta contra dos cosas”, comenzaron a explicar.

“La política de la República Islámica (de Irán) de retardar y omitir el cuidado médica de los reclusos enfermos, resultando en la pérdida de salud y vidas de personas, y “la política de ‘muerte’, o ‘hijab obligatorio’ contra las mujeres iraníes”, agregaron.

En el texto, se hizo, así, referencia a la estricta legislación que, sobre vestimenta, rige para las mujeres, en Irán.

El uso correcto del hijab es obligatorio, para las mujeres -y las niñas, a partir de la edad de siete años-, según la respectiva ley impuesta, en 1983, por la teocracia musulmana instalada hace 44 años, y su propósito específico es el de cubrir el cabello -que, según la costumbre musulmana, las mujeres mantienen largo-.

La dictadura determinó que esa prenda debe usarse ajustada a la cabeza, de modo que, no hacerlo, implica brutal sanción –a partir de la detención, por un brutalmente represivo cuerpo de seguridad-.

Tal es el caso de la joven iraní Mahsa Zhina Amini, detenidael 16 de setiembre de 2022, en Teherán, por efectivos de la Gasht-e Ershad (Policía Guía, o Policía Orientadora) -temida fuerza de cumplimiento de la fe, popularmente conocida como “policía de la moral”-.

Amini, quien fue acusada de llevar incorrectamente puesto elvelo religioso, murió a causa del cruel trato que recibiómientras estuvo en custodia policial.

El asesinato de Amini fue inmediatamente respondido por la vía de masivas manifestaciones, en Teherán y otras ciudades a nivel nacional, cuyo propósito inicial fue el repudio a la misógina política del régimen, que es violatoria de los derechos de las mujeres.

En el marco de las protestas, altos números de participantes quemaron hijabs, además de que se cortaron el pelo, además de que convirtieron la consigna “Mujer-Vida-Libertad”, en expresión distintiva de las protestas -y en movimiento de liberación-.

Las marchas pasaron, durante los meses siguientes, a tener apoyo y participación de hombres, y se enfocaron en la condena a las violaciones que el régimen mantiene contra los derechos humanos en general -destacando las garantías de la población femenina-.

No obstante su naturaleza pacífica, las nacionalmente viralizadas manifestaciones fueron brutalmente reprimidas -con saldo de aproximadamente 500 víctimas fatales, alrededor de 20 mil personas detenidas, así como varios hombres enjuiciados y ahorcados por haberlas respaldado-.

al leer, el 6 de octubre, el anuncio sobre el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2023, Berit Reiss-Andersen, presidenta del Comité Nobel Noruego -encargado de seleccionar a los destinatarios del premio-, indicó que la consigna “Mujer-Vida-Libertad” (“Zan-Zendegi-Azadi”, en farsi, o persa, idioma oficial iraní), describe, con precisión, la lucha de Mohammadi.

En el documento, el comité, igualmente, destacó el hecho de que la activista ha sido reiteradamente detenida, recurrentemente condenada a prisión -sentencias que, de momento, acumulan más de 30 años-, y sometida a particularmente cruel tortura -lo que ha incluido más de un centenar de azotes-.

“El Comité Nobel Noruego ha decidido otorgar el Premio Nobel de la Paz para 2023 a Narges Mohammadi, por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán, y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos”, según lo señalado en el texto de 11 párrafos que Reiss-Andersen leyó en la sede de la institución, en Oslo -la capital de Noruega-.

“Su valiente lucha ha implicado tremendos costos personales”, expresó el comité, y agregó, en calidad de denuncia, que, sumadas, el régimen la ha detenido 13 veces, la ha enjuiciado cinco veces, y la ha sentenciado a un total de 31 años de prisión, y 154 azotes”.