Nuevamente, el derechista y popularmente cuestionado presidente de Chile, Sebastián Piñera, incurrió en irrespeto hacia las mujeres, ante lo cual la docente universitaria Paula Walker, optó por darle una lección y ponerlo en su lugar.
La nueva ofensa machista de Piñera ocurrió al final del mes pasado, durante una actividad oficial, llevada a cabo en el capitalino Palacio de la Moneda -la sede del Poder Ejecutivo, atacada, la mañana del 11 de setiembre de 1973, durante el cruento golpe de Estado militar contra el presidente socialista Salvador Allende, fallecido, en el lugar, resistiendo, armado, a la insurrección-.
Finalizadas las declaraciones que formularon a periodistas, Piñera y otros altos funcionarios -todos hombres- pasaron a saludarse y a dialogar entre sí -el presidente, sin usar mascarilla-, sin poner atención en la participación de la presidenta del Senado, la centroizquierdista Adriana Muñoz, quien, en ese momento, se dirigía a los comunicadores.
“Perplejidad. Asombro. Enojo. Eso nos pasó a muchísimas mujeres -y a muchos hombres- que vimos cómo el Presidente y su gobierno dejaron plantada (ignoraron) a Adriana Muñoz, presidenta del Senado y segunda autoridad del país”, expresó Walker, en el artículo de opinión titulado “Piñera y el desdén hacia las mujeres”, que el diario chileno La Tercera publicó el 3 de marzo.
“Ocurrió el 26 de febrero, en el Palacio de La Moneda, cuando hablaban frente a la prensa un grupo de hombres -Presidente, presidente de la Cámara de Diputados, representante de la Corte Suprema, del Consejo de Defensa del Estado y Contralor de la República- y la presidenta del Senado”, relató.
“Al terminar (de) hablar ellos, le dieron la espalda a la senadora, no la escucharon, conversaban detrás, se felicitaban entre ellos y hasta se cruzaban por las cámaras”, continuó narrando.
“¿Y nuestra heroína?”, preguntó, para responder: “la presidenta del Senado se mantuvo frente a la cámara, hizo sus declaraciones, estaba incómoda pero no dejó de cumplir con su deber”.
“Se veía discreta, afanada, matea (constante), humilde, certera, clara pero no avasalladora. Movía sus ojos para ver quién estaba a su lado, y cuándo se supo sola hizo lo que hacemos muchas mujeres: apechugar (soportar)”, reflexionó.
Walker también analizó, a partir de ese incidente específico, la con la cual, recurrentemente, el mandatario el mandatario contradice sus declaraciones oficiales, comportamiento que describió como natural en el funcionario.
“Con respecto a las mujeres, el Presidente ha mantenido un doble discurso. No lo puede evitar”, señaló.
“Es como si no creyera en lo que él mismo dice: ‘Tolerancia cero contra cualquier abuso, discriminación o maltrato contra las mujeres’ declaró el Mandatario en un acto para promover la igualdad de género”, escribió, a continuación.
La docente universitaria hizo así alusión al extenso discurso con el cual Piñera participó, el 8 de noviembre de 2018, en el lanzamiento de la campaña “Tolerancia cero a la violencia contra la mujer”.
Entre otras cosas, el presidente planteó la necesidad de construir, en el andino país sudamericano, “una sociedad con una cultura de tolerancia cero contra todo tipo de violencia, discriminación o acoso contra nuestras mujeres”.
En alusión al discurso formal de Piñera, respecto a las mujeres, la presidenta del Senado explicó que, “cuando le toca demostrar el respeto que tiene por ellas hace lo contrario: plantar (no poner atención) a la senadora, darle la espalda, ignorarla y disminuirla con su actitud”.
“Seguro que no habría hecho lo mismo si el presidente del Senado hubiera sido un hombre”, precisó.
Walker también hizo alusión a un incidente ocurrido durante la campaña electoral de 2017, la que condujo a Piñera a su actual y segundo mandato presidencial (2010-2014, 2018-2022).
“En otra ocasión, el Presidente se permitió bromear”, señaló la profesora, en referencia a esa específica ofensa de género cometida por Piñera -y que fue registrada por medios de comunicación lo mismo chilenos que internacionales-.
“Bueno muchachos: me acaban de sugerir un juego muy entretenido”, comenzó a decir, entonces, Piñera.
“Es muy sencillo: todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y todos nosotros nos tiramos encima y nos hacemos los vivos”, agregó, para poner rúbrica, preguntando: “Qué les parece muchachos?».
La docente escribió ahora, cuatro años después, en La Tercera, que se trató de “una mala broma que representa la mirada permisiva en torno a las diferentes violencias que sufrimos las mujeres, habitualmente”.
También mencionó el proceso electoral de este año -programado para culminar, el 21 de noviembre, en elecciones generales-, y al trámite de reforma constitucional pendiente
-para modificar el texto que rige desde 1980, aprobado durante la dictadura militar (1973-1990) instalada tras el golpe contra Allende-.
En tal contexto, “es muy mala idea dejar que pasen hechos ‘fortuitos’ como el descrito donde se ningunea a una mujer a vista y paciencia de las principales autoridades del país”, advirtió Walker, en alusión puntual a la ofensa contra la presidenta del Senado.
“Mirar a las mujeres hacia abajo, ejercer actos de dominio, hacerlas callar, erosionar o ridiculizar sus opiniones e ideas, ignorarlas, sexualizarlas, transformarlas en objeto que se desean y se dominan, violentarlas. Todas estas cosas -y miles que no caben en esta columna-, son las que nos hacen desconfiar de declaraciones pomposas pero sin asidero verdadero en los hechos”.
En el marco del inminente trabajo de modificar la Constitución, “es el momento de que cambiemos al Estado machista, miope y sordo que no da las mismas garantías a mujeres y hombres”, planteó.
Respecto a los comicios -que incluyen la elección presidencial-, recomendó que “podemos ir a votar en las elecciones que vienen por personas que tienen entre sus propuestas una mirada sobre la igualdad de género sustantiva y con acciones afirmativas”.