La más reciente promesa de campaña proselitista lanzada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien procura la reelección, lo presenta como misógino y sexista, cuyo pensamiento es retrógrado y ofensivo para las mujeres, de acuerdo con lo planteado por la docente universitaria estadounidense Kara Alaimo.
En un acto político llevado a cabo esta semana -seis días antes de la votación presidencial del 3 de noviembre- en el norteño estado de Michigan, el mandatario aseguró, a las estadounidenses, que, en el marco de la recesión laboral causada por la pandemia mundial del nuevo coronavirus -que golpea, con la mayor fuerza, a Estados Unidos-, logrará que sus maridos desocupados vuelvan a trabajar.
“Cuando el presidente Donald Trump pidió el apoyo de las mujeres de los suburbios en un mitin de Michigan el martes (27 de octubre) por la noche -en medio de una pandemia y una crisis económica que ha provocado un éxodo masivo de las mujeres de la fuerza laboral-, argumentó que merecía sus votos porque ‘vamos a hacer que sus maridos vuelvan a trabajar’”, escribió Alaimo, en un artículo de opinión difundido, tres días después, por la cadena estadounidense de televisión informativa Cable News Network (CNN).
La autora aludió a la afirmación de Trump en el sentido de que “voy ha hacer que sus esposos…ellos quiere volver a trabar, correcto? Ellos quieren volver a trabajar”.
“Vamos hacer que sus esposos vuelvan a trabajar, y todo el mundo quiere eso”, dijo, a continuación, la docente, quien se desempeñó como portavoz de asuntos internacionales en el Departamento del Tesoro durante el gobierno del ex presidente (2009-2013, 2013-2019) Barack Obama, el inmediato antecesor de Trump.
“Las implicaciones aquí –que él cree que todas las mujeres tienen o deberían tener maridos y que los lugares de trabajo son competencia de los hombres– son tan sexistas y anticuadas que probablemente alarmarán a las mujeres estadounidenses que se han acostumbrado durante mucho tiempo al trato inadecuado de su comandante en jefe”, agregó, en referencia a que el cargo de presidente implica ser la máxima autoridad de las fuerzas armadas, título con el que suele mencionarse, en términos generales, a quien sea el mandatario.
“Antes de este mitin, las mujeres ya estaban huyendo de Trump: en las encuestas preelectorales de CNN, el apoyo de Biden entre las mujeres blancas -las que Trump claramente busca cuando dice ‘suburbanas’- es 18 puntos más alto que el de Hillary Clinton cuando se postuló contra Trump hace cuatro años”, precisó.
Alaimo aludió así a la-ex primera dama (1993-1997, 1997-2001), ex senadora (2001-2005, 2005-2009), ex secretaria de Estado (2009-2013, 2013-2017) quien, en 2016, postulada por el Partido Demócrata, enfrentó a Trump -promovido por el Partido Republicano- en la más reciente contienda por la presidencia estadounidense.
Debido al peculiar sistema electoral de Estados Unidos, Trump perdió la elección popular por casi tres millones de votos, pero ganó, por 77 sufragios, la elección en el colegio electoral.
Respecto a la reciente promesa de Trump a las estadounidenses, la profesora vaticinó que, “antes del martes, habría sido difícil imaginar cómo Trump podría haber ofendido a las mujeres más de lo que ya lo ha hecho”.
“El presidente, por supuesto, ha sido acusado de conducta sexual inapropiada por más de dos docenas de mujeres -acusaciones que él niega- y ha sido capturado en una cinta presumiendo que puede salirse con la suya en el asalto sexual”, agregó.
“Con frecuencia ha despreciado y degradado a las mujeres, incluida su propia hija, al hablar de sus apariencias en lugar de sus logros y de llamarlas con nombres ofensivos”, señaló, a continuación.
Alaimo hizo, así, mención al hecho de que Trump crea apodos para referirse, principalmente, a mujeres en posiciones de poder quienes lo cuestionan.
Así, por ejemplo, durante la campaña proselitista y los debates electorales frente a Clinton, el entonces candidato, frecuentemente, la llamó “Crooked Hillary” (“la corrupta Hillary), además de que suele referirse a la presidenta de la Cámara de Representantes, la también demócrata Nancy Pelosi -una declarada y tenaz crítica-, como “crazy Nancy” (“la loca Nancy”).
En ese sentido, la profesora escribió que, “anteriormente, cuando llamó ‘desagradables’ a las mujeres prominentes, por ejemplo, yo argumenté que era un misógino pero no necesariamente un sexista”.
Sin embargo, “el martes por la noche, Trump dejó en claro que es ambos”, puntualizó.
Al citar, a continuación a la filósofa australiana Kate Manne, quien se desempeña en la estadounidense Universidad Cornell, la docente escribió que “un hombre que es un misógino (…) castiga a las mujeres que no hacen lo que él quiere”, agregó que “el comportamiento de Trump ha hecho evidente durante mucho tiempo que encaja en esta cuenta”.
“Mientras tanto, un sexista, dice Manne, cree que los hombres son mejores que las mujeres en cosas como negocios o deportes”, y, “antes de los comentarios del martes, no estaba del todo claro que Trump fuera sexista; puso a algunas mujeres en posiciones poderosas en su administración y en la Organización Trump”, siguió planteando.
“Pero al apelar a las mujeres de los suburbios para que lo apoyen porque está ayudando a sus maridos, Trump sugirió que cree que el lugar de trabajo es el dominio propio de los hombres”, indicó Alaimo, y precisó: “este es el sexismo de los libros de texto”.
“Por supuesto, la suposición de Trump de que todas las mujeres tienen, o deberían tener, esposos también es terriblemente retrógrada y ofensiva y es casi seguro que resultará desagradable para las mujeres solteras -entre otras-“, agregó respecto al sector poblacional que constituye la cuarta parte de los estadounidenses.
“Su sexismo no es ni siquiera la más asombrosa de las implicaciones de estos comentarios ofensivos”, ya que esas afirmaciones están “divorciadas (…) de la realidad por la que realmente están pasando las mujeres estadounidenses”, escribió.
“Trump dice que está cuidando a los maridos, pero son las mujeres las que necesitan ayuda para volver al trabajo: más de 800,000 de los 1.1 millones de personas que dejaron la fuerza laboral entre agosto y septiembre eran mujeres, según el Centro Nacional de Leyes de la Mujer”, informó, siempre refutando al mandatario.
“Esto no es sorprendente, ya que la pérdida de puestos de trabajo se ha concentrado especialmente en sectores donde hay más mujeres, según el Fondo Monetario Internacional, mientras que las madres también han estado asumiendo de manera desproporcionada la carga imposible de tratar de hacer malabarismos con el trabajo, el cuidado de los niños y la educación en el hogar mientras sus hijos han estado en casa durante la pandemia”, agregó.
No obstante lo que el presidente piense en cuanto al efecto que sus afirmaciones tienen en la población femenina, al escucharlo, las mujeres perciben con mayor precisión la clase de persona que es, aseguró Alaimo, profesora asistente de Relaciones Públicas en la Universidad de Hofstra, centro de estudios privado en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York.
“Aunque es posible que Trump no comprenda que la forma de ayudar a las mujeres que luchan, y su campaña fracasada, no se centra en los hombres, sus comentarios sí ayudan a las mujeres a entender al presidente aún mejor”, indicó.
“Sugieren que él piensa que son los hombres los que pertenecen al lugar de trabajo y que todas las mujeres están o deberían estar casadas”, expresó, para reflexionar, a continuación, que “sospecho que las mujeres responderán el martes (3 de noviembre) poniendo a Trump en el lugar que le corresponde y votándolo fuera de su cargo”.