Una mujer de 64 años de nombre Diana Nyad, se convirtió en la primera persona en nadar desde Cuba a Florida, en forma ininterrumpida.

Persiguiendo desde hace 35 años ser la primera persona en atravesar a nado la ruta Habana –Key West, y en su quinto intento realizado en setiembre del 2013, recorrió los 166 kilómetros, sin protección contra tiburones, sin traje de neopreno ni aletas. Antes de dar su primera brazada dijo en forma contundente: “Quiero llegar a la meta”.

Cuando observamos a Diana llegar a la costa, atolondrada del cansancio, con mirada aturdida, pero en pie y erguida como un roble, se nos estremeció el alma, no por la hazaña para batir un récord Guineess, sino por la actitud ejemplar e incuestionable de empeño y tenacidad.

Durante el largo y peligroso recorrido el líder del equipo que la acompañaba informó en varias ocasiones que no conocía la condición física de la nadadora y que parecía tener  problemas en los pulmones, debido a que en las noches utilizó una máscara protectora contra las medusas y esta dificultaba la respiración, que en la natación es clave, en coordinación con los movimientos de los brazos y piernas para asegurar la estabilidad del nado. Además, la administración de la cantidad de oxígeno genera fuerza, algo que perdía cuando se le dificultaba respirar. A pesar de ello, continuó nadando.

A un poco más de 52 horas de estar en el agua, al llegar a la meta, sus primeras palabras fueron: «Me gustaría decir tres cosas. Una es que siempre hay que perseguir los sueños. La segunda es que nunca eres demasiado mayor para alcanzarlos. Y la tercera es que este deporte parece solitario, pero es necesario tener un buen equipo detrás para conseguir lo que hemos conseguido hoy.

Ser única, valerosa, emprendedora y la primera en cruzar ese trayecto en donde muchos perdieron sus fuerzas y su vida, fue el objetivo de esta mujer. ¿Cuánto le costó hacerlo?, ¿qué sacrificó durante 35 años de su vida para poder lograrlo? ¿Qué tipo de remuneración -si existió alguna- recibió? ¿Por qué arriesgar su vida? No sabemos la respuesta. Solo podemos repetir la frase de Albert Einstein: Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.

Es a su vez esta proeza un ejemplo de lo que significa trabajar en equipo, pues Diana públicamente reconoció  que el sueño que persiguió durante más de tres décadas fue alcanzado con el apoyo de su equipo, conformados por 35 amigos, entre ellos médicos, marinero y buzos que se encargaron de  vigilar los tiburones, que la asecharon en muchas ocasiones.

Diana, la mujer, la nadadora, la adulta mayor demostró ser una gladiadora.