Históricamente se han cometido errores en la concepción de roles, en que el hombre es fuerte, proveedor de dinero y la mujer es servicial, obediente y dedicada al hogar.
Nuestra sociedad tiene tintes machistas, le ha dicho al hombre que la mujer está para servirle. En algunos hogares se enseña que todos somos iguales, hay familias que han inculcado el apoyo y la colaboración entre sus miembros.
Estamos viviendo nuevos aires, las mujeres pedimos más espacios, los caballeros se involucran en la crianza de los hijos y labores domésticas, sin embargo, aún hay trabajo por hacer.
No vamos a detenernos en explicar el machismo, señales y consecuencias, esa información es de dominio público, sino que hablaremos cómo re educar la masculinidad.
Definir el concepto es un poco complicado, la Real Academia Española dice que es todo lo relacionado a lo masculino, es decir, al hombre, pero como lo indica el sitio web Centrándonos, ésta se plantea como lo “no femenino”, punto.
De acuerdo con Ruthman Moreira del Instituto de Masculinidad Wen, históricamente se han cometido errores en la concepción de roles, en que el hombre es fuerte, proveedor de dinero y la mujer es servicial, obediente y dedicada al hogar, algo que más bien le ha dado pie a los anti valores.
“En un momento la sociedad era matriarcal, pero al momento de las guerras los hombres fueron a combatir y ahí empezó a generarse esa imagen de fortaleza, la historia dio vuelta y ahora estaba la figura del patriarcado, donde él era el dueño de la propiedad, el cabeza de familia, de ahí surgen las historias que conocemos hasta ahora con la figura de los magos, caballeros valientes, príncipe azul”, manifestó.
Educación
Dicen que de pequeños van para grandes, por eso empecemos por los niños, Moreira hizo énfasis en que es necesario que los adultos revisen sus conductas, su vocabulario, ya que no pueden pretender que ellos actúen de una forma, si los grandes de la casa dan otro ejemplo.
“Los adultos debemos tener claro cuál es nuestra concepción de género, no limitar las emociones, evitar frases como machistas, dejar de lado las ideas preconcebidas como que un hijo tiene más licencias con los permisos que una mujer, todo esto hay que erradicarlo para no caer en la desigualdad”, explicó Moreira.
La doctora Marcela Arce, de la Fundación para el desarrollo humano integral, manifestó que es necesario aceptar que existe esa falsa superioridad del género masculino que la sociedad impuso y que fue reforzada en la familia, para enseñar a los niños que tanto un hombre como una mujer pueden realizar labores de hogar sin mayor asombro, que un varón puede llorar sin temor a ser señalado o incluso una mujer puede manejar maquinaria pesada sin ser etiquetada.
Ahora vamos con los adultos, porque también es posible ese cambio, para Rafael Ramos, psicólogo, primero que todo es necesario aceptar que el problema de machismo ha imperado en la conducta hacia el género femenino, en segundo admitir que tanto el hombre como la mujer tienen mucho que aportar a la sociedad, por lo que discriminar no lleva a nada positivo sino más bien a una paralización que atenta contra la dignidad femenina.
“El hombre que está dispuesto al cambio de mentalidad acepta con mayor facilidad que él es uno más y que el sexo no condiciona la capacidad de desarrollarse en la sociedad. La educación no sexista nos hace comprender que los derechos de oportunidades deben ser justos y equivalentes”, señaló Arce.
Los especialistas coinciden en que es necesario romper con los esquemas, mostrarle al hombre que tener sentimientos lo hace humano, colaborar con algunas tareas no lo desmerita, que una mujer también puede opinar y decidir, eliminar del discurso algunas frases como “llorar es de mujeres”, “no llore porque los hombre son valientes” y que ser iguales no nos hace enemigos.
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