La ley que amplía el concepto de femicidio, refirma que, tras su aprobación parlamentaria, recibió firma presidencial, constituye un avance considerable en la lucha contra ese crimen, en Costa Rica, aunque es necesario lograr la erradicación de la violencia de género.
Al referirse a esta legislación, el 14 de mayo, luego de la ceremonia de firma, las ministras Marcela Guerrero (Condición de la Mujer) y Fiorella Salazar (Justicia) dijeron que se trata, mediante las modificaciones a diferentes artículos de la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, y del Código Procesal Penal, de sancionar, con mayor amplitud, la más brutal expresión de agresión machista.
Guerrero, quien simultáneamente es presidenta ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), informó, asimismo, que promueve refirmas adicionales de extender la tipificación del delito, a escenarios que aún no se toman en cuenta.
Las modificaciones aprobadas el 17 de marzo, por el parlamento unicameral del país centroamericano, constituyen “un gran avance, pero aún falta más”, advirtió.
En tal contexto, “ya estamos impulsando, en la Asamblea Legislativa, una nueva reforma que incluya, dentro de los femicidios, los escenarios que aún se quedan por fuera de la ley y que no están tipificados”, anunció Guerrero, una exlegisladora (2014-2018) por el gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC).
Esos ámbitos incluyen, “por ejemplo, el ataque y el acoso sexual, la trata de personas, la migración, el crimen organizado y redes delictivas nacionales e internacionales”, comenzó a explicar.
“Igualmente, los grupos delincuenciales y las desapariciones de mujeres forman parte de los escenarios de violencia femicida que han sido poco visibilizados, pero que han cobrado y siguen cobrando vidas de mujeres en Costa Rica”, señaló, a continuación.
Al respecto, Salazar reflexionó en el sentido de que “los ajustes jurídicos en favor de penalizar la violencia contra las mujeres solo serán suficientes cuando ya no tengamos que hacerlos, porque ya habremos logrado una sociedad donde las mujeres no sintamos miedo”.
Por su parte, el presidente costarricense, Carlos Alvarado, se declaró confiado en que “la nueva normativa contribuya a fortalecer el acervo legal de protección de toda forma de violencia contra las mujeres”.
“Con estas reformas a la ley, que hoy firmamos, se amplía la cobertura a aquellas mujeres que hayan terminado una relación donde existía violencia y pese a la ruptura, el ciclo de violencia no hubiese cesado”, precisó.
En un comunicado que difundieron la Presidencia de la República y el Inamu, luego de la actividad, se indicó que “el objetivo de las reformas -que incluyen también al Código Procesal Penal- es modificar los artículos de la ley para ampliar la categorización de los vínculos”.
“De esta forma, además de las relaciones de matrimonio, de hecho o convivencia, se incluye a relaciones casuales, análogas o de noviazgo ‘aun cuando medie divorcio, separación o ruptura’”, de acuerdo con la información oficial.
Según datos del Observatorio de la Violencia, del Ministerio de Justicia, Costa Rica registró, el año pasado, 19 femicidios, frente a 16 correspondientes a 2019.
En el marco de la ceremonia llevada a cabo en la Casa Presidencial, fue proyectado el primer episodio de la serie documental televisiva y digital denominada Ser.Nos.Otras, lanzada recientemente.
Se trata de una campaña producida por el Inamu, conjuntamente con la estatal Universidad de Costa Rica (UCR), para divulgar testimonios femeninos de empoderamiento de vida, con el objeto de sensibilizar respecto al trabajo que, en ese sentido, lleva a cabo el instituto.
Se trata de una serie de doce breves capítulos semanales para televisión -dos minutos cada uno- y redes sociales -10 minutos cada segmento-.
La idea central consiste en que las participantes en un programa -cursos de Formación Humana- para mujeres de escasos recursos -ofrecido, a nivel nacional, por el Inamu-, compartan sus respectivas experiencias.
En el testimonio proyectado durante la actividad de firma de las reformas, Rosa María Espinoza, residente en la localidad de La Llanada, en el sector de la norteña ciudad costarricense de San Carlos, quien participó en la capacitación, relata aspectos del cambio que ha registrado su vida.
“Hay mujeres que han caminado a mi lado, y han visto -ellas mismas, me lo dicen- (…) conocieron a otra Rosa, ama de casa, sumisa, inestable, sufriendo violencia doméstica”, comienza a narrar.
“Hacía lo que hacen muchas mujeres: ‘aguanto, por mi familia, aguanto, por mis hijos, aguanto, porque quiero un hogar, soporto, porque quiero llegar, a viejita, con mi esposo’”, agrega.
Al respecto, Espinoza recomienda, a las víctimas de agresión machista, en sus diferentes manifestaciones: “no se queden, si hay algo que ustedes ven -en su casa-, que no calza, que las hace sentirse menos, que las hace sentirse incapaces, dependientes de una persona, codependientes”.
“Ya estamos en otro siglo, o sea, la vida ha cambiado”, reflexiona, a continuación, para agregar que “es curioso cómo (…) indirectamente, hay personas que están viéndonos
-nuestros hijos, nuestros vecinos, otras mujeres, aún, nos están viendo-, qué nosotras hacemos”, además de señalar que, “a veces, impactamos a otras mujeres, para bien”.