La Asociación de Periodistas de El Salvador denunció que ante todos los ataques que viven los periodistas, muchos tienen temor de expresar un mensaje en redes sociales por temor a que le caiga la avalancha de trolles, difamando o maldiciendo

El régimen del autoritario presidente de El Salvador, Nayib Bukele, persigue a los periodistas a quienes considera peligrosos, en particular a mujeres integrantes del gremio.

Al formular la denuncia, Kenia Gómez, de Radio YSUCA, denunció que son varios los funcionarios de la administración bukelista quienes la han atacado, mediante difamación y amenazas.

Radio YSUCA es la emisora de la jesuita Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), medio de comunicación fundado el 11 de noviembre de 1991, cuyos objetivos son los de “ser un espacio que promueva y fomente la expresión y participación ciudadana”, además de “ser un referente para que la población conozca el pensamiento crítico de la UCA, sobre los principales problemas del país y sus soluciones”.

En su sitio en Internet, la emisora reproduce una declaración de uno de sus docentes, el sacerdote jesuita español-salvadoreño Ignacio Ellacuría, asesinado el 16 de noviembre de 1989, por efectivos del sanguinario Batallón Atlacatl, de la Fuerza Armada de El Salvador (Faes), en el marco de la guerra que durante doce años -de 1980-a 1982- convulsionó a ese país centroamericano: “Que el pueblo haga oír su voz”.

Citada en la nota que, sobre el tema de persecución gubernamental a periodistas, el periódico El Salvador difundió el 31 de julio, Gómez relató que “yo, personalmente, he sido objeto de ataques de funcionarios que difaman, de una manera increíble, a los periodistas mujeres”.

“Si bien hay agresiones a hombres, parece que tienen como un interés mayor en atacar, específicamente, a mujeres periodistas”, agregó, a continuación.

Al respecto, el medio de comunicación informó, además, que, sobre lo señalado por Gómez, la Asociación de Periodistas de El Salvador (Apes) denunció, el 5 de julio, que “el presidente de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA), Federico Anliker, difamó a la periodista al señalar ‘cómo es (que) su patrón y capataz no dice nada’”.

El periódico indicó, asimismo, que “la gremial explicó que funcionarios públicos, sitios de internet y usuarios de redes sociales ‘acusaron falsamente’ a la comunicadora luego de que publicara un tuit en relación a la contaminación de la quebrada El Piro”.

Según informó, el 22 de marzo de 2017, el diario salvadoreño La Prensa Gráfica,  ese cuerpo de agua -parte de cuyo curso atraviesa San Salvador, la capital nacional-, es considerado uno de los más contaminados afluentes del Río Acelhuate -que, a su vez, cruza 18 municipios-.

En su declaración citada por El Salvador, la Apes planteó que, “ante todos estos ataques que vivimos los periodistas, muchos se están autocensurando, tienen temor hasta de expresar un mensaje en redes sociales por temor a que le caiga la avalancha de trolles, difamando o maldiciendo”.

“Esto es preocupante”, advirtió, además, la organización gremial.

El periódico hizo, así, alusión a los troles -usuarios, de identidad en general desconocida, de redes sociales-, en este caso, operando a favor del régimen.

La conducta represiva del autoritario gobierno de Bukele también fue denunciada por el medio de comunicación electrónico salvadoreño El Faro.

En una extensa nota informativa que, respecto a la situación, difundió el 27 de julio, titulada “El bukelismo se ensaña con las mujeres periodistas”, el periódico on line señaló que, además de la agresión ejercida personalmente por algunos funcionarios, los ataques -principalmente calumnias y amenazas que suelen involucrar a familiares de las víctimas- también son lanzados por troles insertados en medios sociales en Internet.

“El presidente, sus funcionarios y voceros son a diario incitadores de acoso y mensajes estigmatizantes contra los periodistas, pero los dirigidos hacia mujeres han sido los de tono más agresivo”, destacó El Faro, cuyo extenso artículo apuntó a poner de manifiesto -mediante la inclusión de testimonios- “los efectos que el ensañamiento gubernamental contra ellas ha tenido en sus vidas personales y profesionales”.

“Desde que Bukele asumió como presidente (1 de junio de 2019, para el quinquenio que finaliza en 2024), Twitter ha sido la plataforma oficial tanto para comunicar sus decisiones como para lanzar críticas a sus detractores y opositores”, reveló el medio.

“A veces (…) ni siquiera ha tenido que hacer un comentario directo sobre lo que publica para que la multitud de seguidores, que a día de hoy suma 4.1 millones, responda con insultos o bullying a quien él elija como objetivo”, agregó.

De acuerdo con datos oficiales, la población salvadoreña se ubica en algo más de 6.5 millones de habitantes -un 20 por ciento de los cuales reside en el exterior, principalmente exiliado a causa de la crítica situación socioeconómica nacional-.

El Faro precisó que “no hay registro conocido que desde su cuenta ni de la de ninguno de sus funcionarios y aliados haya existido un llamado a que cese el acoso digital contra quienes él considera sus adversarios”.

“Las denuncias de ataques, acoso y bloqueo dirigido a periodistas se han multiplicado desde que inició la presidencia de Bukele en junio de 2019”, agregó.

“En el primer año, por ejemplo, la Asociación de Periodistas de El Salvador reportó que las denuncias aumentaron en 381.25 % -61 casos respecto a los 16 reportados en el último año de Sánchez Cerén-”.

El periódico digital hizo así referencia al ex presidente salvadoreño (2014-2019) -y ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén, actualmente refugiado en Nicaragua -país donde se naturalizó-, para eludir a la justicia de su país de origen, que lo requiere bajo cargos de corrupción.

“Si bien los mensajes estigmatizantes van dirigidos hacia hombres y mujeres, hacer la separación por género es importante, porque las características de los mensajes denigrantes e insultos dirigidos hacia mujeres son distintas en tono y agresividad”, aclaró El Faro, en la nota informativa.

En ese sentido, señaló que “un estudio publicado en marzo por la Fundación para el Debido Proceso recoge las experiencias de 17 periodistas mujeres que han sido agredidas por su condición de género, tanto por funcionarios públicos de la administración actual como las pasadas”.

Se trata de la representación salvadoreña de la Due Process of Law Foundation (Fundación para el Debido Proceso, Dplf), establecida en 1996, por ex integrantes de la Comisión de la Verdad para El Salvador (Truth Commission for El Salvador), de Naciones Unidas, que trabajo en 1992-1993, investigando las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la guerra (1980-1992).

El Faro planteó que, “a los hombres se les cuestiona su ética, su forma de hablar o su manera de vestir, se les califica de pandilleros, violadores y reciben mensajes homofóbicos”.

Pero “cuando se refieren a las mujeres, además de estos calificativos, las atacan también por su apariencia física, cuestionan sus habilidades para haber llegado a la posición que ocupan en sus lugares de trabajo y se les intenta aleccionar con amenazas de violación y muerte, para ellas y sus familiares mujeres”.

De acuerdo con lo determinado por la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), “esto tiene que ver con que las amenazas que enfrentan las mujeres periodistas, a diferencia de sus colegas hombres, son altamente sexualizadas, centradas en sus características físicas, su origen étnico o cultural, más que en el contenido de su trabajo”, agregó.

“Si la cárcel o el exilio son el destino final (para los periodistas varones), las mujeres experimentan distintos tipos de violencia antes de llegar hasta esa última consecuencia”, reveló, a continuación.

“Sólo en 2021, la Asociación de Periodistas de El Salvador reportó 209 denuncias acumuladas, de las cuales, una tercera parte fueron realizadas por mujeres”, precisó.

En uno de los testimonios citados por El Faro, Karen Fernández, conductora de un programa de entrevistas difundido por un canal de la televisión salvadoreña, puntualizó: “la gente tiene derecho a opinar sobre nuestro trabajo, pero es muy distinto a que te digan ‘ojalá aparezcan violadas vos y tu mamá’”.