Kamala Harris: “ningún país cuyo gobierno irrespete los derechos de la población femenina debe formar parte de ningún organismo internacional defensor de las libertades básicas”
La dictadura de Irán es violadora de los derechos de las mujeres, por lo que no puede mantenerse como integrante de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (Commission on the Status of Women, CSW) -organismo internacional encargado de proteger esas garantías fundamentales-.
Por ello, Estados Unidos se apresta a iniciar un esfuerzo para que esa tiranía teocrática sea expulsada de la CSW.
Al formular el anuncio, en una declaración que la Casa Blanca difundió el 2 de noviembre en su sitio en Internet, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, aclaró que ningún país cuyo gobierno irrespete los derechos de la población femenina debe formar parte de ningún organismo internacional defensor de las libertades básicas.
Harris se manifestó así, ante la dramática situación de brutal represión que el régimen iraní mantiene contra las perseverantes manifestaciones -estalladas hace más de dos meses-, a nivel nacional, contra la política misógina, en particular, y represiva, en general que golpea a esa nación del oeste asiático gobernado por una fundamentalista teocracia musulmana.
“Estados Unidos sigue junto a las valientes mujeres de Irán, quienes protestan pacíficamente por sus derechos fundamentales y por básica dignidad humana”, precisó Harris -la primera mujer, y la primera mestiza, quien desempeña la vicepresidencia del país norteamericano-.
“Todo el pueblo de Irán debe tener el derecho a la libertad de expresión y reunión”, agregó, en el texto que la Casa Blanca tituló: “Declaración de la Vicepresidenta Kamala Harris sobre la protestas en Irán y la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, de las Naciones Unidas (Statement by Vice President Kamala Harris on Iran Protests and the UN Commission on the Status of Women).
“E Irán debe terminar su uso de violencia contra su propia ciudadanía, simplemente por ejercer sus libertades fundamentales”, precisó, a continuación.
Específicamente sobre el cometido de la CSW, Harris aclaró que el cometido de la comisión “y sus miembros es el de ‘promover los derechos de las mujeres’, y atender ‘los urgentes problemas que requieren atención en el cambo de los derechos de las mujeres’”.
“Es por esto, que Estados Unidos está anunciando, hoy, nuestra intención de trabajar, con nuestros socios, para remover, a Irán, de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer”, informó.
“A quienes están protestando, les digo, nuevamente, (que) las vemos y las escuchamos”, aseguró, para expresar, a continuación, que “me inspira su valentía, al igual que a la gente alrededor del mundo”.
“Seguiremos responsabilizando, a las autoridades y entidades iraníes, por la violencia contra manifestantes”, advirtió, asimismo.
La insurrección, inicialmente de género, comenzó como inmediata reacción al asesinato, el 16 de setiembre, de Mahsa Amini, de 23 años, luego de su detención, en Teherán -la capital nacional-, por efectivos de la Gasht-e Ershad (Policía Guía, o Policía Orientadora) -fuerza de seguridad de control de la fe, popularmente conocida como “policía de la moral” -.
Según los agentes involucrados en el arresto, Amini violó la estricta Ley sobre Hijab y Castidad, al llevar inadecuadamente puesto el así denominado velo religioso que cubre la cabeza, hasta los hombros, de quienes lo usan, ya que no le ocultaba, completamente, el cabello.
La aplicación de esa legislación es responsabilidad de la Sede para el Ordenamiento del Bien y la Prohibición del Mal -algo así como un ministerio de la moralidad-, y la severidad en la aplicación de esa ley fue fortalecida, en agosto, mediante decreto del severamente cuestionado presidente Iraní, Ebrahim Raisi.
El asesinato de Amini -mientras estaba en custodia policial- viralizó las marchas por parte de mujeres -principalmente jóvenes, incluidas adolescentes-, y con participación de hombres, a nivel nacional.
Las protestas -que se mantienen en decenas de ciudades incluida Teherán- han incluido, como signos más visibles de insurrección de género, la reiterada remoción y quema de hijabs, lo mismo que el corte de pelo, por parte de numerosas participantes.
La dictadura religiosa impone, mediante represión, su arbitraria interpretación de la legislación y las costumbres islámicas, violando las garantías fundamentales, en general, y con particular ensañamiento, los derechos de la población femenina.
De acuerdo con datos de la organización local no gubernamental Iran Human Rights, difundidos, el 19 de noviembre, por el diario saudita Arab News, desde el estallido de la desobediencia popular, las fuerzas de represión de la dictadura han asesinado, en los ataques contra las manifestaciones, a por lo menos 378 personas -incluidos 47 niños-.
Las intensas manifestaciones, a nivel nacional, contra la política misógina de la dictadura teocrática musulmana de Irán, se han constituido en un movimiento que -inicialmente, con participación casi exclusivamente femenina, y ahora, con apoyo de la población masculina-, además de ser una acción de obvia desobediencia social, está perfilándose como una revolución no armada.
Por encima de la represión, las detenciones, y los procesos judiciales contra quienes son víctimas de arresto, las marchas están respaldando exigencias que van más allá de la eliminación de las leyes tradicionalmente machistas, ahora reclamando mayor libertad en términos generales.
Según versiones periodísticas internacionales, la consigna inicial de la masiva protesta -“mujer, vida, libertad!”- se ha convertido, gradualmente, en una más general expresión condenatoria del régimen: “muerte a la República Islámica!”.
Foto: Sima Ghaffarzadeh