A pesar de los avances en la seguridad social y en el acceso a servicio médicos, estos no llegan a la mayoría de las poblaciones en los países sub desarrollados, lo que impulsa a incentivar la inversión en la formación de parteras

Imagen: eltiempo.com

El acceso a la atención de salud de buena calidad es un derecho humano básico. A pesar de ello, casi 40 millones de mujeres dan a luz sin atención calificada, aumentando el riesgo de muerte e incapacidad de la madre y del recién nacido.

En el año 2014 fue presentado en Praga, durante el 30 Congreso Trienal de la Confederación Internacional de Matronas (ICM), un informe que analiza 73 países de desarrollo escaso o medio, que sólo cuentan con el 42 % de enfermeras, doctores y comadronas o parteras del mundo.
En esos países se concentran el 96 % de las muertes de madres durante el parto, el 91 % de bebés que nacen muertos y el 93 % de muertes de recién nacidos.  Entre esos países figuran cinco de América Latina: Brasil, México, Bolivia, Guatemala y Haití.

Costa Rica figura entre los países con baja mortalidad infantil en América Latina; solo el 3% de los nacimientos son fuera de un hospital (unos 2 mil alumbramientos al año) y aunque oficialmente la mayoría de estos casos son atribuidos a emergencias, debido que a los partos se dan  camino al hospital, algunos fueron de madres que optaron por dar a luz con ayuda de comadronas.

Aunque en lugares lejanos en nuestro país todavía existen las parteras, la realidad es que   son las profesionales en Enfermería Obstétrica, una especialidad que brinda  conocimientos de especialización a nivel de maestría, las que en ausencia del doctor en medicina, están capacitadas para atender un parto.

Sin embargo la realidad latinoamericana es muy diferente a la nuestra. A pesar de los avances en la seguridad social y en el acceso a servicio médicos, estos no llegan a la mayoría de las poblaciones en los países sub desarrollados, lo que impulsa a incentivar la inversión en la formación de parteras, porque  pueden ayudar a evitar un número significativo de las miles de muertes maternas y de recién nacidos que se registran todos los años por falta de trabajadores de la salud calificados y reglamentados, y de instalaciones adecuadas.

Las parteras hacen más que traer bebés al mundo: prestan asimismo otros servicios de salud reproductiva y de información, incluidas la atención antenatal y postnatal y la planificación de la familia, por ello, si mejoraran los servicios de las parteras sería posible reducir en dos tercios la mortandad de madres y bebés.

Lo que pretende la UNFPA con las parteras es, que aunque sean personas que hayan adquirido de sus antepasados femeninos los conocimientos para atender un parto, reciban capacitación para que su función se mejore y amplíe, de manera que puedan controlar todo el proceso de gestación y también instruir acerca del control de natalidad.

Esperemos que las parteras, heroínas no reconocidas de la salud maternal y neonatal, que actualmente previenen en cerca de dos tercios las muertes de madres e hijos en el mundo, sean receptoras de esfuerzos concertados que le ayude a prepararlas mejor.