Estudios indican que las mujeres son el 50% de la fuerza laboral mundial, sin embargo solo tres de cada diez llegan a puestos de decisión.
No hay duda que a las mujeres les cuesta más salir adelante que a los hombres por razón de tiempo ya que son responsables del hogar, cuido de los hijos, adultos mayores y familiares con capacidades disminuidas. Otras de las razones es porque algunos consideran que su género es una limitante física y desventaja intelectual.
Pero todo esto es un mito, así lo dejaron claro Ana Gabriela Chaverri Oreamuno y Adriana Durán Rodríguez, quienes estuvieron presentes en el VIII Congreso Mujer y Negocios 2017 organizado por la Cámara de Comercio de Costa Rica y compartieron con los asistentes sus experiencias.
Objetivos claros
Chaverri es Gerente País de Manpower Group, empresa dedicada al reclutamiento y selección de personal, ella laboraba en una compañía que tuvo que despedirla porque entró en crisis después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, entró a trabajar a este lugar como asistente y se propuso ser Gerente País.
Su oportunidad se presentó cuando su jefe se fue seis meses a México y ella quedó en la oficina tomando decisiones, aunque le reportaba a él pero gozaba de cierta autonomía: “un día me dijo que iba a poner la renuncia y que corriera a presentar mi currículum para el puesto y así lo hice”, expresó.
Considera que las mujeres tenemos un estilo propio de liderazgo, somos más persuasivas, más sociables, hacemos redes de contacto, reconocemos el trabajo de los demás, no ve con malos ojos las iniciativas para promover equidad de género, pero es necesario que las empresas se cuestionen y se pregunten cómo hacer las cosas diferentes, ver que la mujer tiene la misma formación y experiencia y darle la oportunidad, pero nosotras también debemos colaborar.
“Es necesario tener objetivos claros, qué quiero hacer, a dónde quiero llegar, el apoyo de la familia es fundamental, formar redes de contacto, tener mentores y padrinos, manejar un segundo idioma y los líderes tienen que creer en el cambio, hacerse cargo de su responsabilidad, asumir compromiso y no delegarlo”, añadió.
Siempre en las canchas
Adriana Durán es una de las periodistas más respetadas de nuestro país y pionera en el campo deportivo, de pequeña se divertía con el fútbol y las canicas pero la etiquetaban de “marimacha”, jugó baloncesto en Primera División, ingresó a la Universidad de Costa Rica a la carrera de Periodismo con la meta de especializarse en deportes.
“La gente me decía que cómo en deportes si eso no es para mujeres, que nosotras no estudiábamos periodismo deportivo, por eso nunca hay que hacer caso a esas voces”, declaró.
La oportunidad que tanto esperaba llegó en 1992 cuando el ya desaparecido Canal 2 buscaba una presentadora para Deportes, quedaron ella y una mujer alta, rubia y muy guapa, quien no sabía nada del tema, las contrataron a las dos pero a los tres meses ella renunció, quedando Durán con el puesto.
Ya para ese momento tenía a su primer hijo, en los estadios las mismas aficionadas cuestionaban su género y le gritaban que era una mala madre por trabajar, cuando esperaba a su segundo hijo le decían que iba a nacer con problemas por andar en los estadios: “y mide 2 metros y es muy guapo”, contó orgullosa.
Durán no oculta que ser madre trabajadora es complicado, más como periodista deportiva, recordó que en una ocasión cuando Edgar Silva ya no estaba en el programa le tocó presentar y justo ese día tenía una actividad de uno de sus hijos, él le dijo que no se preocupara, le mandó un mensaje con la foto de una rosa que se le entregó a las mamás y se metió en el baño a llorar, se secó las lágrimas y siguió trabajando, “cuando mis hijos me dicen lo orgullosos que están una se da cuenta que valió la pena el sacrificio”, manifestó.
“Las experiencias duras te ayudan a crecer, a veces comentarios hirientes pueden venir de los más cercanos, pero yo soy producto de mi autoestima y autoconfianza, hay que convertir lo negativo en positivo, tener confianza en una misma, nada de comparaciones ni límites, no soy un adorno, la gente ve a una mujer luchadora, he estudiado, me he preparado y no me siento culpable de ser una mujer trabajadora”, explicó.
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