Las mujeres, en El Salvador, son víctimas de diferentes formas de violencia de género, las que van desde el femicidio -la más brutal- hasta la agresión en redes sociales -esencialmente, con publicaciones denigrantes-, pasando por agresión sexual y desaparición, de acuerdo con lo informado por expertas locales.

Si bien el número de femicidios está mostrando una tendencia a la baja, ello puede obedecer a que, por la obligada cuarentena nacional, en el marco de la pandemia mundial del nuevo coronavirus -causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19)-, se haya reducido la posibilidad de denunciar todos esos crímenes, plantearon, en declaraciones reproducidas por el diario electrónico local elsalvador.com.

En tal contexto, el aislamiento social ordenado por el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, carece de medidas de protección para las mujeres, lo que ignora el hecho de que las víctimas -o en riesgo de serlo-, se ven obligadas a convivir 24/7 con los agresores, plantearon, además.

Al citar datos de la Policía Nacional Civil, el periódico señaló, en materia de asesinatos de mujeres, en general, que el registro de esos crímenes bajó, de 386 contabilizados en 2018, a 230 correspondientes a 2019 -diferencia de 156-.

En materia específica de femicidios, sin proporcionar cifras comparativas, el diario informó, según cifras de Medicina Legal, que este año, desde el 15 de marzo -cuando entró a regir la cuarentena obligatoria a nivel nacional- hasta el 10 de junio, el registro fue de por los menos 27 casos, y que, en el semestre de enero a junio, el total fue de 52.

“Si bien los casos de violencia sexual contra mujeres son (…) menos, detrás de esa reducción hay factores derivados del largo confinamiento domiciliar que han impedido a muchas mujeres interponer sus denuncias -por ejemplo, restricciones de transporte, de movilidad por número de DUI (Documento Único de Identidad), entre otras”, aclaró la Directora Nacional de la Mujer, Niñez, Adolescencia y Otras Poblaciones en Condición de Vulnerabilidad, de la Fiscalía General de la República (FGR), Marina de Ortega.

Pero, además, “hay aspectos eminentemente culturales, donde, por ejemplo, una niña de 12, de 11 años, conviva con una persona adulta se ve como normal en el campo, entonces muchas veces hay ignorancia o el desconocimiento de que eso es un delito, pero la persona adulta sí sabe. Estos hechos también pueden permitir que haya un subregistro de denuncias de casos”, dice De Ortega.

Por su parte, la líder feminista Imma Guirola planteó que, “aparentemente, los números nos dicen que hay menos (…) feminicidios pero no podemos quedarnos en ello”.

“La violencia contra las mujeres es mucho más que el feminicidio, Y, si una se queda aplaudiendo porque hemos reducido el conteo de cadáveres, nos vamos a perder”, agregó, además de reflexionar que “es importante reconocerlo, sí, pero más allá de eso, la vida de las personas no es un número”.

En cuanto al probable subregistro de casos de violencia de género, la directora de la dependencia de la FGR, precisó que en ello inciden “aspectos eminentemente culturales, donde, por ejemplo, una niña de 12, de 11 años, conviva con una persona adulta, se ve como normal, en el campo”.

“Entonces, muchas veces, hay ignorancia o el desconocimiento de que eso es un delito, pero la persona adulta, sí, sabe”, de modo que “estos hechos, también, pueden permitir que haya un subregistro de casos”, puntualizó.

Otra forma de agresión de género en el país centroamericano consiste en la desaparición de mujeres, delito que pasó, de 560 registrados en 2018, a 676 en 2019, de acuerdo con datos policiales.

Al respecto, la coordinadora del programa Por una Vida Libre de Violencias, de la no gubernamental Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa), Silvia Juárez, expresó que, “en tiempos de paz, las desapariciones no deberían existir”, en alusión a la guerra interna que, desde 1980 hasta 1992, convulsionó a El Salvador.

Sin embargo, “en el caso de las mujeres, no hay paz”, contexto en el cual “las condiciones de sometimiento, de tortura, de desaparición siguen estando presentes”, denunció, para agregar que, “desaparecer personas y que aparezcan muertas, era una realidad que se vivía durante el conflicto, y es una realidad que se sigue viviendo ahora”.

En opinión de Juárez, en términos generales, “la cuarentena ordenada por el presidente Bukele, carece de medidas que beneficien a las mujeres y de enfoques integrales, dejándolas vulnerables a las agresiones de sus parejas”.

En ese cuadro de situación, “las víctimas aprovechan a denunciar a sus agresores cuando ellos no están en casa”, precisó.

De Ortega explicó el marco general de la agresión de género en el país, al señalar que el machismo constituye un componente histórico en la sociedad nacional, a la que daña.

“Es un hecho que persiste”, planteó la experta.

“No es el hecho de que a mí me absolvieron o a mí me condenaron sino que es el hecho de que, prácticamente, es una conducta ya cultural, que históricamente el tema del machismo está presente”, reflexionó.

“Ante un patrón como el machismo, no existe un raciocinio de la persona, donde inspire el respeto al cuerpo de la mujer, al cuerpo del niño, de la niña, sino que yo lo agarro porque, bueno, yo soy el hombre, y yo mando, agregó.

En ese sentido, señaló que se trata de un “problema cultural, y es en el cual se debe de trabajar”.