En opinión de Indira Kempis, defensora de los derechos humanos y senadora mexicana, sumado a ello, es necesario que el liderazgo femenino sea inclusivo, como medio para modificar la participación en política
El logro de la igualdad de género, a nivel mundial, pasa por la unidad de las mujeres, y por que los hombres entiendan que ellas no son sus enemigas.
En opinión de Indira Kempis, defensora de los derechos humanos y senadora mexicana, sumado a ello, es necesario que el liderazgo femenino sea inclusivo, como medio para modificar la participación en política, de modo de derribar, con visión de género, las barreras de inequidad existentes también en ese campo.
El protagonismo femenino, en América Latina, es ascendente, frente a lo cual, las limitaciones de género son más numerosas -lo mismo en esta región que a nivel mundial-, señaló la parlamentaria por el centroizquierdista Movimiento Ciudadano, en representación del nororiental estado de Nuevo león -limítrofe con México-.
El objetivo de la igualdad de género se presenta como una meta alcanzable, en tanto existan la voluntad para lograrlo, y la interpretación correcta de la lucha en este sentido, señaló, en declaraciones reproducidas, el 4 de abril, por el diario La Estrella de Panamá.
Respecto al primer componente, dijo que “las mujeres no venimos buscando compasión, lastima, o que se nos dé gratis lo que queremos” sino que “hemos luchado por adquirir todo lo que queremos, y lo que hemos logrado hasta este momento en cuanto a nuestros derechos y hemos sido aliadas unas de otras para lograr esto”.
“Cuando tenemos esa mirada, entendemos para qué estamos aquí”, de modo que, “esto, debemos seguirlo con el fin de alcanzar todos nuestros derechos”, subrayó.
Por otra parte, “los hombres deben entender que no somos una amenaza, y que esto que hacemos no es una declaratoria de guerra”, siguió exp0licando.
“De hecho, el machismo también les afecta a ellos, porque los hace convertirse en hombres represores y violentos, cuando no pueden aceptar su parte femenina”, reflexionó.
“Para lograr esa equidad y esa justicia social, nosotras necesitamos creer que podemos hacer el cambio y lograr ese derecho”, agregó, además de plantear que “una mirada a la consciencia de género logrará un mundo igualitario y sensible ante las demandas de la gente”.
La mayor participación femenina en el área de la política, depende de la neutralización de los obstáculos de género, de acuerdo con lo planteado por la activista de derechos humanos, cuya labor en este campo se ha centrado en la defensa de los sectores poblaciones mexicanos en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
El éxito en la lucha por la equidad de género en el ámbito político se asegura “derribando todas las barreras que se nos han impuesto”, señaló.
Ello incluye la visibilización de las diferentes variantes de agresión machista que afecta a las mujeres.
“Es necesario hablar de la violencia que vivimos, al igual que los rezagos que se dan a partir de este sistema”, porque, “precisamente, por no tener una perspectiva de género, no se han sentado las bases para que no existan esos techos de cristal o esas limitantes a partir de diferentes escenarios”, precisó.
A manera de ejemplo, dijo que, “hoy, si una mujer quiere ser presidente de un país, tendría que pasar por diferentes limitantes”, porque lograr ese objetivo “no es tan sencillo como parece”.
La región de America Latina y el Caribe, ha tenido, desde el surgimiento de las repúblicas independientes, en el siglo 19, ocho presidentas surgidas de elección popular -además de presidentas interinas, quienes han desempeñado el cargo, principalmente, a causa de crisis políticas-.
Se trata de la nicaragüense Violeta Barrios (1990-1997), la guyanesa Janet Rosenberg Jagan (1992-1997), la panameña Mireya Moscoso (1999-2004), la chilena Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018), la argentina Cristina Fernández (2007-2011, 2011-2015) -actual vicepresidenta (2019-2023)-, la costarricense Laura Chinchilla (2010-2014), la brasileña Dilma Rousseff (2011-2016), la hondureña Xiomara Castro (2022-2026).
En opinión de Kempis, “gran parte de lograr ese empoderamiento que tanto queremos es saber que los espacios en los que nos desenvolvemos, o deseamos desenvolver, son espacios seguros para nosotras, donde habrá herramientas necesarias para salir adelante, y, sobre todo, para entender que no se nos da nada gratis”.
“Insisto en esto: hemos luchado por nuestros derechos, entonces, no estamos aquí nada más para ejercerlos, pero todas esas barreras las tenemos que ir eliminando para que las mujeres nos sintamos capaces y seguras”, subrayó, a manera de exhortación.
“Si no hay una perspectiva y una consciencia de género, siempre vamos a pensar que no es para nosotras, cuando, en realidad, siempre hemos estado preparadas para estar en este mundo, y ser parte de él como cualquier hombre a nuestro alrededor”, reflexionó.
Plantear esa metra, implica hacer frente al tenaz patriarcado cuyo machismo procura mantener, en materia de poder, el histórico y exclusivista estado de cosas, según lo expuesto por la legisladora.
“Hay una nueva realidad, ya que somos recientes en esta nueva página de los libros de historia en América Latina”, pero, al mismo tiempo, “hay cada vez más barreras, por parte de un mundo que ha sido de hombres, machos, y privilegiados”, advirtió.
“No a todo el mundo le gusta esta parte que venimos a contar, que es una nueva historia, donde las mujeres tenemos voz, voto, y estamos, poco a poco, ocupando cargos que anteriormente eran sólo de hombres”, planteó, para vaticinar que “estoy segura de que son las nuevas generaciones la garantía de que vamos a sobrevivir a esto y que el futuro es nuestro”.