Su arte ha transformado las calles de Kaboul. Shamsia Hassani, la artista callejera más conocida de Afganistán, retrata la realidad de muchas mujeres afganas al enfrentar la guerra, la opresión y la violencia.

El 9 de agosto, día en que los talibanes tomaron el poder de gran parte de Afganistán, Shamsia publicó en su Instagram la imagen “Pesadilla”. En ella, se observa a una mujer afgana aferrarse a un instrumento musical mientras que, en el fondo, los talibanes le dirigen la mirada.

Shamsia nació en Irán en 1988, en una familia afgana que había emigrado por efecto de la guerra. A pesar de que desde pequeña sentía gran interés por la pintura, debido a su condición migratoria no podía estudiar en Irán, pero al llegar a Afganistán en el 2005 ingresó a la Universidad de Kabul a estudiar arte, donde poco más adelante sería profesora. Hasta la fecha ha expuesto su trabajo en varios países como Irán, India, Alemania e Italia.

«Pesadilla» (Nightmare). Tomada de la cuenta de Instagram de Shamsia

Fue en el 2010 cuando comenzó a interesarse en el graffiti y en el arte urbano, usando los muros de Kabul como lienzos para plasmar mensajes sobre la guerra y la opresión. Normalmente no dura más de quince minutos realizando un mural o un graffiti, ya que trata de evitar el hostigamiento y las miradas juiciosas.

La obra de la artista es un vivo reflejo de los duros tratos que enfrentan las mujeres en Afganistán. Como ella misma lo afirmó a DW en 2018, el arte es la voz de las mujeres afganas, los instrumentos musicales en su obra son el símbolo de la voz: “Los uso [instrumentos musicales] como símbolo para que las mujeres toquen su voz con ellos. Pueden usar instrumentos musicales para hablar con la gente, para hablar más alto y [llamar] más la atención, ya que no tienen boca. Pero este instrumento musical les da poder para hablar en sociedad”.

Sin embargo, tras el pasado 9 de agosto, se avecinan nuevas amenazas. Al igual que Shamsia, que se mantiene activa pero muy precavida en sus redes sociales, muchas mujeres afganas intentan aferrarse a su derecho a la educación y al arte. En medio de la precaria situación que afrontan actualmente las mujeres y las niñas en la sociedad afgana, el arte de Hassani y de muchas otras se enfrenta al riesgo de ser silenciado.